La deriva de Exteriores con Sánchez: de la retirada de embajadores al desaire del Gobierno al Rey en Argentina
Pedro Sánchez estuvo acompañado por 14 ministros en la presentación de su nuevo libro, Tierra Firme. Esa imagen contrasta con la toma de posesión de Javier Milei como presidente de Argentina un día antes, a la que no acudió ningún miembro del Gobierno a pesar de que las autoridades del país hispanoamericano otorgaron al Rey Felipe VI un sitio destacado, a la derecha del nuevo líder del Ejecutivo argentino. Así, Sánchez mandó a Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica, el Caribe y el Español en el Mundo, para acompañar al Monarca.
De hecho, según la agenda del Gobierno del pasado domingo 10 de diciembre, día de la jura de Milei, solo tres de los miembros del Ejecutivo tuvieron actos oficiales, Teresa Ribera, titular para la Transición Ecológica, Margarita Robles, ministra de Defensa y Luis Planas, que encabeza el departamento de Agricultura. Por su parte, en la jornada del sábado la agenda oficial estaba vacía excepto para Sánchez y Ribera, por lo que la gran mayoría de los ministros podrían haberse desplazado junto a don Felipe a Buenos Aires.
El ministro de jornada
La Constitución dictamina que «los actos del Rey estarán siempre refrendados» por «el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes» ya que «la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad». Estos preceptos de la Carta Magna se interpretaban en su literalidad, con la histórica figura del ministro de jornada que acompaña a la Corona, hasta que en 2016 una reforma de la Ley del Gobierno recogió que «el Secretariado del Gobierno» también puede tramitar «los actos y disposiciones del Rey cuyo refrendo corresponde al Presidente del Gobierno».
De hecho, el letrado de las Cortes Generales y Catedrático de Derecho Público en la Universidad Complutense, Fabio Pascua, explicaba en un artículo científico de 2004 que «no pueden delegarse» a los secretarios de Estado «las competencias directamente atribuidas al Ministro por la Constitución (p. ej., el refrendo de los actos del Rey en los términos del art. 64 CE)».
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Además, la toma de posesión de Milei no es la primera vez que Sánchez designa a un secretario de Estado para refrendar un acto del Monarca. Durante el mundial de fútbol del año pasado, disputado en Catar, Felipe VI acudió al primer partido de la selección española junto al entonces secretario de Estado y presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Franco, en vez de con el exministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta.
La retirada de embajadores
En mayo de 2021 el Gobierno de Sánchez permitió la entrada en España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario –movimiento de liberación del Sáhara que apoya Argelia y enfrentado con Marruecos– para que fuera hospitalizado. En ese momento el país alauí retiró a su embajadora en España, que fue llamada a consultas por Rabat. Menos de un año después, tras la crisis generada en el seno del Ejecutivo por el caso Pegasus, Sánchez realizó un giro copernicano respecto a la política de Exteriores en el Magreb y pasó a defender que el Sáhara sea una región autónoma dentro del Reino de Marruecos.
El cambio de postura en relación con el que fuera territorio español hasta 1975 provocó la reacción de la otra parte, y el Gobierno argelino llamó en marzo de 2022 a consultas a su embajador en Madrid al verse «sorprendido por este brusco giro de la posición» española.
La última crisis diplomática provocada por el Ejecutivo de coalición se produjo a raíz de unas declaraciones en TVE de Sánchez, donde expresó que «con las imágenes que estamos viendo y con el número creciente de victimas, sobre todo de niños y niñas (sic) que están muriendo, tengo francas dudas de que (Israel) esté cumpliendo con el derecho internacional humanitario». Tras ello, Israel decidió retirar a su embajadora en España, que todavía sigue en el país de oriente próximo.
Asimismo, lejos de intentar calmar la crisis, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ratificó en las palabras del presidente del Ejecutivo y equiparó a Israel con Hamás, lo que pone de manifiesto la deriva que ha tomado la política exterior española bajo el mandato de Sánchez.