Entrevista a Santiago Abascal «Para combatir el golpe hay que tomar decisiones valientes y arriesgadas. Oponerse a Sánchez en todo»
Abascal insta al PP a no tramitar la amnistía en el Senado, aun a costa de desencadenar un conflicto institucional. Y garantiza que cumplirá su acuerdo con la presidenta balear, de la que espera lo mismo
Recién reelegido presidente de Vox, Santiago Abascal recibe a El Debate en la sede del partido para diseccionar un momento que él define de «una gravedad extraordinaria». Vox ha cumplido una década y su líder le augura aún larga vida. De momento, su reto más inmediato es obtener representación en el Parlamento gallego.
–¿Qué debe hacer el PP si el informe que ha solicitado a los letrados del Senado dice que no se puede inadmitir la proposición de ley de Amnistía?
–Lo que el PP debe preguntar a los letrados del Senado es si la ley de amnistía es constitucional o inconstitucional. Si es inconstitucional, la Mesa del Senado debería no tramitarla en caso de que se apruebe en el Congreso, que todavía está por ver.
Es momento de actuar de manera valiente, arriesgarse y tomar decisiones difíciles. Quién nos iba a decir que íbamos a afrontar un golpe a la Constitución cometido por parte del Gobierno con los que habían intentado dar un golpe de Estado separatista en el año 2017. Ante situaciones excepcionales hay que tomar medidas excepcionales. Y creo que la posición que defiende Vox de que el Senado no tramite la ley de amnistía es la correcta.
–¿Pero se puede combatir una presunta ilegalidad desde fuera de la ley?
–Yo creo que es más fácil: no se puede tramitar una ilegalidad manifiesta. Y en todo caso hay un conflicto institucional de primer orden. Hemos visto al Gobierno y a todos sus socios atacando a los jueces de manera brutal durante el último pleno en el Congreso. ¿Va a haber un conflicto institucional gravísimo por que el Senado no tramite una ley aprobada por el Congreso, que los letrados dicen que es inconstitucional? Poco conflicto me parece.
–Esta semana le ha pedido al PP que apoye su propuesta de promover un referéndum sobre la reforma del artículo 49 de la Constitución. ¿Cree que se ha entendido la posición de Vox votando en contra de esta reforma?
–Sí, creo que se ha entendido muy bien. De hecho, lo que no se entendió fue la abstención inicial, que fue un gesto ante las asociaciones de personas con discapacidad, que insistían en que deberíamos haber apoyado esta reforma. Hubo personas que interpretaron aquella abstención como una posición de debilidad, de falta de firmeza, y agradecieron que finalmente el voto fuera un voto rotundo en contra.
Nosotros no podemos apoyar una reforma constitucional que de algún modo ataca el artículo 14 de la Constitución, que dice que no puede haber ningún tipo de discriminación por ninguna razón, entre ellas por razones de sexo. Y eso se consagra en el artículo 49, reformado por el PP y por el PSOE, con el agravante de que esta reforma es un balón de oxígeno del PP al PSOE. ¿Qué hace el señor Feijóo llamando a la gente a ocupar las calles en manifestaciones constantes, diciendo que hay un golpe a la Constitución, y al día siguiente va a reformar la Constitución de la mano de Sánchez? Ya que lo han hecho, al menos que no hurten a los españoles la posibilidad de decidirlo en referéndum. 33 diputados lo han solicitado, hacen falta dos más.
–Cuando usted habla de «no colaborar con el golpe», ¿se refiere a no votar a favor ni abstenerse en ninguna iniciativa del PSOE, sino votar siempre en contra?
–Antes he dicho que para combatir el golpe hay que tomar decisiones valientes y arriesgadas, y eso significa que hay que oponerse con claridad a todo lo que pretende hacer Pedro Sánchez. No se le puede apoyar absolutamente en nada. Nuestro voto no puede servir nunca, ni con el sí ni con la abstención, para facilitar un día más de Gobierno de Sánchez. Cualquier cosa que Sánchez apruebe hoy es nociva, porque le permite un día, una semana, un mes más en el poder.
La situación es de una gravedad extraordinaria. No tiene parangón en nuestra historia reciente ni en los países de nuestro entorno, y por lo tanto tenemos que tomar medidas excepcionales. La de oponernos al Gobierno en todo es una medida excepcional que probablemente muchas personas no entienden, pero creo que ejercemos nuestra responsabilidad más profunda tomando esa decisión.
–Ya hemos entrado en la campaña gallega. ¿Qué sería más doloroso para Vox, no tener representación o que la izquierda desbanque al PP de la Xunta?
–Vox defiende cosas distintas al PP. Lo verdaderamente serio es que personas que han votado a Vox no tengan representación. En Galicia nos votaron 116.000 gallegos. El PP de Génova 13 y el PP gallego tienen secuestrados a muchos votantes con el voto del miedo. Pero aplicando políticas de izquierda en el terreno moral, con leyes de género, leyes de igualdad y leyes de LGTB. O en lo que tiene que ver con el derecho a acceder a la administración en español o a escolarizar a los hijos en español.
Si el PP no tiene una mayoría absoluta será como consecuencia del desgaste que ha sufrido durante el gobierno. Vox ya se presentó en las anteriores, no tuvo representación y el PP obtuvo mayoría absoluta. Si el PP pierde esa mayoría no será porque se presenta Vox, será porque ha gobernado mal.
–Habla del PP gallego como del partido alfa en Galicia, como lo que supone el PNV en el País Vasco. ¿Son comparables?
–Yo no lo llamaría alfa, en todo caso lo llamaría beta. Porque cuando uno aplica las políticas de los demás no se caracteriza precisamente por una política decisiva y contundente, sino por una política acobardada y acomplejada. Ellos se vanaglorian de que el nacionalismo en Galicia está «topado». Topado no: está ocupado por el PP de Galicia. Si para que el nacionalismo no crezca hay que hacerse nacionalista, no sé qué tipo de negocio es ése. Con nosotros que no cuenten para semejante experimento.
El PP se vanagloria de que el nacionalismo en Galicia está topado. Topado no: está ocupado por el PP de Galicia
–La semana pasada terminó con la Asamblea General que le encumbró a usted de nuevo como líder del partido y ésta empezó con un motín en Baleares. ¿Cómo explicaría a los votantes de Vox lo ocurrido allí?
–Es inexplicable, no se les puede explicar de ninguna manera. Lo que puedo decir es que Vox tiene un acuerdo de gobierno con el PP en Baleares, que nosotros vamos a respetar y vamos a pedir al PP que respete. Son otros los que tendrán que explicar a los ciudadanos cuando salgan a la calle qué es lo que están haciendo con la representación que los ciudadanos han dado a unas siglas y a unos líderes del partido que conocían.
–El problema es que sus dos votos no le son suficientes a la presidenta Marga Prohens, que necesita cinco para la mayoría absoluta. Y cinco son los díscolos. ¿Qué camino tomará la presidenta balear?
–Eso se lo tendrá que preguntar ella. Nosotros vamos a cumplir con nuestro compromiso. Espero que la señora Prohens también cumpla con su compromiso.
–¿Entiende que el PP pueda tener miedo de que esta inestabilidad se extienda a otros gobiernos regionales?
–Le podría pasar incluso el PP. Es más, al PP le puede pasar de manera más habitual porque es un partido menos nacional, con un discurso más equívoco. Dicen una cosa en una región y una distinta en otra. Vox defiende el mismo discurso en todos lados, tiene una dirección nacional que marca las pautas y a veces pasan cosas de éstas. Y van a seguir pasando. Sí puedo decir que nosotros jamás vamos a negociar absolutamente nada con quien actúa de manera desleal y no respetando el mandato de los electores.
–Esta semana acusó a Alberto Núñez Feijóo de ser una oposición «a tiempo parcial». ¿Qué queda del acuerdo de investidura entre ambos?
–Aquel acuerdo terminó el mismo día de la investidura, porque únicamente consistía en darle el apoyo para un intento de investidura que sabíamos que era un brindis al sol. Le dimos el respaldo a cambio de un compromiso de no demonizar a Vox, que verbalmente se cumplió durante esos días.
Confiábamos en que el PP nos acompañara en una oposición total al Gobierno y no está siendo así. El PP de Génova 13 está estafando a los electores, les está mintiendo. Les dice que hay un golpe a la Constitución, les saca a la calle en movilizaciones masivas, pero después no actúa en consecuencia. Después nos somete a todos a la foto de la vergüenza en Bruselas con un señor del PP, con (Félix) Bolaños y con un comisario haciendo de mediador. No se puede admitir en estos momentos ningún tipo de diálogo ni de componenda con quien está en pactos con Puigdemont y con Otegi. Nos sentimos solos en la oposición y nos gustaría sentirnos acompañados.
El PP de Génova 13 está estafando a los electores. Les dice que hay un golpe a la Constitución pero no actúa en consecuencia
–¿Cree que los votantes entienden que no se pongan de acuerdo?
–Lo que tendrán que entender los votantes y tendremos que entender nosotros, los que dirigimos partidos, es en qué nos ponemos de acuerdo. ¿En hacer una oposición más débil o una oposición más dura? Ahí no hay acuerdo posible. Yo estoy encantado de ponerme de acuerdo en Castilla y León, la Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura, Aragón, Murcia, pero para hacer determinadas políticas. Ponerse de acuerdo para no hacer nada en la política nacional es algo que nadie nos puede pedir.
–¿Ha sentido su liderazgo cuestionado durante estos últimos años?
–No. Si estoy aquí, en esta sede, viajo por España, estoy con los militantes de Vox, salgo a la calle, no. Si leo los periódicos pensaría que sí. Pero es ciencia ficción. Los periódicos han publicado durante estos días un manifiesto anónimo de supuestos militantes de Vox no firmado por nadie. Y cuando se han convocado unas elecciones internas no ha habido absolutamente nadie que haya hecho el más mínimo intento de presentar una candidatura alternativa.
No ha habido una sola persona que públicamente se haya opuesto ni a los principios que defiende Vox, ni a las estrategias, ni a las tácticas. Es un debate ficticio en los medios de comunicación, que quieren acabar con Vox como acabaron con otros partidos poderes muy poderosos. A nosotros no nos ha montado el Ibex ni nos va a desmontar el Ibex. Nosotros respondemos a una movilización subterránea de la sociedad española que de repente apareció en un momento dado. Había mucha gente que no se sentía representada y hoy se siente representada a través de Vox. Eso no se hunde de la noche a la mañana con mentiras e insidias.
–¿Cómo debemos interpretar la entrada de los líderes regionales en la Ejecutiva? ¿A partir de ahora Vox va a ser un partido de baronías, más coral, menos presidencialista?
–Eso de que Vox va a ser un partido de baronías no ocurrirá jamás. Vox es un partido nacional y lo seguirá siendo, con una dirección nacional firme. Ahora bien, nos parece importante que las personas que forman parte de los gobiernos regionales estén en estos momentos en la dirección nacional. Es algo natural, comprensible, pero en Vox no hay equilibrios territoriales ni cuotas de sexo.
Vox jamás va a ser un partido de baronías. Es un partido nacional con una dirección nacional firme
–¿Qué han ganado los ciudadanos de las comunidades donde gobiernan con el PP?
–En primer lugar, que muchos se sientan bien representados. Había muchas personas que pensaban como Vox cuando Vox no existía. En el terreno concreto, hemos visto cómo se deroga la Ley de Memoria Democrática en Aragón. En Castilla y León se han eliminado todas las referencias a la Agenda 2030 en el ámbito de la Educación. Se ha reducido la financiación de los sindicatos, se han hecho esfuerzos por recuperar el derecho a escolarizar a los hijos en español.
Son menos cosas de las que nos gustarían, pero empiezan a ser cosas importantes. La influencia de Vox es significativa. Somos ambiciosos, pero prudentes. Nuestra representación es menor que la del otro partido, y nosotros no somos unos cuatreros de la política ni unos chantajistas. No intentamos que se aplique nuestro programa en mayor medida que el del otro si el otro tiene una representación mayor.
–En las últimas campañas han incidido en que plantear una alternativa no es solo desbancar a la izquierda, sino también las políticas de izquierda del Gobierno. ¿Qué es para usted ser de derechas?
–Yo huyo bastante de todo tipo de etiquetas ideológicas porque ya nos las ponen nuestros enemigos. Nos llaman fascistas, ultraderechistas, de todo. Nosotros defendemos cosas muy claras: la unidad nacional y la ilegalización de los separatismos, planteamos un Estado unitario que corrija el desastre de las autonomías, el control de las fronteras y la expulsión de los ilegales. Defendemos la seguridad en las calles, la igualdad verdadera del hombre y de la mujer... ¿Eso es ser de derechas? No lo sé, no nos importa mucho. Vox es sobre todo un partido de sentido común, de extrema necesidad para España. Además, creo que está con los tiempos modernos, con los grandes movimientos que en estos momentos están fortaleciéndose en Europa y en América.