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Pedro Sánchez, este jueves en Sao Paulo

Pedro Sánchez, este jueves en Sao PauloEFE

Cesión tras cesión

Junts y ERC aprovechan la debilidad de Sánchez para acelerar el nuevo «procés»

Crecidos por la aprobación de la amnistía en comisión, no esperaron para mencionar la soga en casa del ahorcado. «Tenemos la amnistía. Ahora vamos a por la autodeterminación», afirmó Turull

La portavoz del PSOE, Esther Peña, prometió el lunes en Ferraz que el artículo 2 de la proposición de ley orgánica de amnistía, el que excluía parcialmente el terrorismo, no se iba a tocar. «El PSOE ha tomado una posición firme y clara sobre ese asunto y así va a seguir siendo», afirmó. Solo 72 horas después, este jueves, la Comisión de Justicia aprobó un texto definitivo que cambia sustancialmente no solo el artículo 2, sino también el 1, el 7 y el preámbulo.

La enésima claudicación de Pedro Sánchez ante el independentismo se ha producido en un momento crítico para el presidente del Gobierno, en medio de la mayor crisis política que azota el PSOE desde que él accedió a la Secretaría General por segunda vez. Por un lado, la espada del caso Koldo. Por el otro, la pared de la flaqueza orgánica y territorial del partido, de la que ya dio sobradas muestras en las elecciones gallegas y, antes, en las autonómicas y municipales de mayo de 2023.

La debilidad de Sánchez le ha servido a Carles Puigdemont para diseñar su propia amnistía y la de los suyos; y les servirá a Junts y a ERC para acelerar el procés hacia otra consulta de autodeterminación, el objetivo final que nunca han dejado de perseguir.

No por casualidad, ambos partidos aprovecharon el día de ayer para mencionar la soga en la casa del ahorcado. «Para nada la amnistía es el punto y final. Es el punto de partida para una segunda fase», señaló la portavoz adjunta de ERC, Teresa Jordà, antes de la votación que despejó el camino a la ley de amnistía en el Congreso (que no en el Senado), y en alusión al referéndum. «Tenemos la amnistía. Ahora vamos a por la autodeterminación», proclamó el secretario general de Junts, Jordi Turull, desde Barcelona. Ya a última hora de la tarde, Puigdemont escribió en sus redes: «Tenemos todo el derecho a continuar con el proceso de independencia, a hacer política y a ejercer nuestros derechos sin ser violentados por las estructuras de Estado».

Tenemos la amnistía. Ahora vamos a por la autodeterminaciónJordi TurullSecretario general de Junts

Nadie del Gobierno ni del PSOE entró a valorar tales declaraciones. De hecho, es de prever que en los próximos días los socialistas reiteren que el referéndum no tiene encaje posible en la Constitución, como hasta antes de las elecciones de julio decían de la amnistía. El propio Sánchez así lo aseguró en una de sus últimas entrevistas, a la radio catalana RAC1: «El referéndum desde el punto de vista material en la Constitución no cabe, no resuelve el problema político».

Las últimas cesiones del presidente con los delitos de terrorismo, traición y malversación han ahondado en su problema de falta de credibilidad. Y el independentismo lo aprovechará. De hecho ya lo está haciendo. «También había una línea roja hacia la amnistía y hoy es una realidad», dice de Sánchez el presidente catalán, Pere Aragonès.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés (i) y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d)

Pedro Sánchez y Pere Aragonès

Los acuerdos de investidura

En los acuerdos de investidura del PSOE con ERC y Junts ya figuraba de una u otra forma la consulta a los catalanes. En el que suscribieron los socialistas con Esquerra, ambos partidos se comprometían a que su mesa de diálogo sirviera para «abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán».

Y en el que firmaron con Junts, los de Puigdemont anticipaban que su propuesta pasa por «la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya amparado en el artículo 92 de la Constitución». Es decir, acordado con el Gobierno y convocado por el presidente, para rizar el rizo.

Cabe recordar que, durante este último proceso de negociación de la amnistía, Junts dejó claro al PSOE quién tiene la sartén por el mango al admitir a trámite en el Parlamento de Cataluña –en contra del criterio de los letrados de la Cámara– una iniciativa legislativa popular que solicita la tramitación de una ley para la declaración unilateral de independencia de Cataluña, como contó El Debate. Su texto sostiene que Cataluña de nación ocupada, que el referéndum ilegal del 1 de octubre fue válido y que los catalanes ya votaron a favor de su separación de España.

Según los cálculos del partido de Puigdemont, esta iniciativa podría debatirse y votarse allá por octubre, probablemente en precampaña electoral de las elecciones catalanas. Las urnas son, precisamente, un gran acicate para que Junts y ERC aceleren la marcha en busca de otra consulta.

El miércoles, día en que se cerró el acuerdo, Sánchez ofreció una rueda de prensa conjunta desde Brasilia con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Casualidad o no, durante la misma resaltó la «libertad de los pueblos a decidir su futuro». Lo hizo en respuesta a una pregunta sobre Ucrania. Pero, dada la ambigüedad a la que acostumbra, tal vez fuera el primer esbozo de un argumentario futuro, a medio plazo.

En su debate de investidura, allá por el mes de noviembre, los portavoz de Junts y ERC dejaron claro a Sánchez en manos de quién está. «Con nosotros no pruebe a tentar a la suerte. No le funcionará», le recomendó Míriam Nogueras. «Mire este hemiciclo. ¿Ve aquí alguna alternativa a nosotros y nosotras?, ¿ve aquí a Albert Rivera, a Inés Arrimadas? No se la juegue, no se la juegue», añadió Gabriel Rufián. Y en ésas siguen.

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