Esto sí es memoria democrática
Rafael Ardid era nieto del coronel de Ingenieros Tomás Ardid Rey, que durante toda la guerra civil sirvió en el Ejército Popular
En la sección de hace 50 años de algunos periódicos se ha recogido que, el 14 de marzo de 1974, en la capilla del Palacio de El Pardo, residencia del Jefe del Estado, Rafael Ardid Villoslada contrajo matrimonio con Mariola Martínez-Bordiú Franco, nieta de Francisco Franco. A esa ceremonia en la que Franco apadrinó a su nieta, en tanto que el novio tuvo de madrina a su madre, Pilar Villoslada, asistieron, los Príncipes de España, Juan Carlos y Sofía, Carmen Polo de Franco, los duques de Cádiz (Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú Franco) y todo el Gobierno y, además, el presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, firmó como testigo, por parte del novio.
Cualquiera que haya leído hasta aquí pensará que todo lo anterior forma parte de un relato de la crónica rosa, pero nada más lejos de eso, porque Rafael Ardid era nieto del coronel de Ingenieros Tomás Ardid Rey, que durante toda la guerra civil sirvió en el Ejército Popular, del que llegó a ser Comandante General de Ingenieros del Ejército del Centro y más tarde Inspector General de Ingenieros y, en enero de 1940, fue condenado a muerte por un consejo de guerra formado por generales. Unas semanas después, el 12 de febrero, Franco le conmutó la pena capital, que le fue sustituida por la de cadena perpetua, equivalente a treinta años, pero obtuvo la libertad condicional en 1943, tras ser reducida su condena, el 18 de mayo de ese año, a veinte años y un día. El 7 de marzo de 1946, Tomás Ardid fue indultado.
Medio siglo después de esa ceremonia nupcial, Rafael Ardid y Mariola Martínez-Bordiú han creado una familia y siguen juntos. Su vida ha estado presidida por la discreción y es el único matrimonio de los siete nietos de Franco que ha perdurado. Y, el 24 de octubre de 2019, dos de sus hijos, biznietos de Tomás Ardid Rey y del que fue Jefe del Estado, llevaron a hombros el féretro que contenía los restos de Francisco Franco cuando fueron exhumados del Valle de los Caídos.
Ahora, en estos tiempos en los que tanto se habla de Memoria Histórica, de Memoria Democrática, y de la represión franquista contra los que perdieron la guerra, conviene recordar este hecho que es un claro ejemplo de la reconciliación que ya se había conseguido entre los españoles de ambos bandos mucho antes de que en 1975 llegara la Monarquía.