Entrevista
Juan García-Gallardo: «Con el PP hemos tenido una generosidad infinita, una lealtad sin límites, no siempre correspondida»
El exvicepresidente de Castilla y León cree que Begoña Gómez, al negarse a declarar ante el juez por segunda vez, «le está echando un pulso al poder judicial y se está burlando de los españoles»
Han pasado dos años y medio desde que Juan García-Gallardo fue elegido para encabezar la candidatura de Vox en Castilla y León. Tras las elecciones del 13 de febrero de 2022, no solo logró su irrupción con trece escaños en las Cortes, sino que dio algo más a la formación de Santiago Abascal: la entrada en su primer gobierno. Ahora cierra una etapa y pasa a la oposición.
Una semana después de que se hiciera oficial la salida de Vox de los ejecutivos regionales, visita la redacción de El Debate para hacer balance y explicar el por qué de la decisión. Reconoce que estos últimos días están siendo complicados, de conversación con los cargos del partido y de «esfuerzo didáctico» para responder al y ahora qué. Aunque asegura que lo ve con ilusión. «Ahora nos toca navegar nuevos mares y procuraremos hacerlo de la mejor manera posible», afirma.
–En su caso, ¿dimitir fue una decisión personal? Antes de que se celebrase la reunión del Comité Ejecutivo Nacional dijo que comunicaría su decisión después por respeto al partido. ¿Lo tenía pensado desde tiempo antes cuando estaba sobre la mesa este debate?
–Bueno, yo había sufrido algunas decepciones con el socio, algunas que afectaban gravemente a mi posición y a mis convicciones personales, como fue cuando quebraron el pacto para ofrecer más información y alternativas a las mujeres embarazadas que se estaban planteando abortar. Eso fue un palo duro, pero entendimos que había que hacer un esfuerzo de entendimiento y, al fin y al cabo, estábamos gobernando sobre otras muchas cuestiones.
Pero en este caso, yo había comparecido voluntariamente el martes, había sido muy claro sobre cuál eran las prioridades de nuestro partido. Pedimos una oposición política y jurídica a los asuntos que se sometían al orden del día de la Conferencia Sectorial de Tenerife y el PP decidió no atender esa petición. La dirección nacional del PP no nos dejó otra opción. Cuando vi cuál fue el resultado de esa conferencia, hablé con mi mujer, con mi familia, y con serenidad, pero con firmeza y determinación, decidí que yo no podía continuar como vicepresidente de la Junta.
–¿Había hablado de ese tema con Alfonso Fernández Mañueco? Desde Vox acusan directamente a Alberto Núñez Feijóo como culpable de haber obligado a los presidentes autonómicos a un cambio de opinión. ¿En el caso del presidente de Castilla y León lo hubo?
–Hablé con él directamente el miércoles por la tarde. Hasta entonces quienes habían hablado eran nuestros equipos. Viendo que se precipitaban los acontecimientos, decidí llamarle directamente y pedirle una rectificación, porque ya habían dejado entrever que ellos iban a hacer seguidismo de la política migratoria del PSOE. Le pedí una reflexión, que pensara en lo buena y fructífera que estaba siendo, con carácter general, nuestra relación de gobierno y que tuviera ese acto, no sé si de generosidad, pero sí de confianza en que esto va a ser bueno para Castilla y León.
Pedimos una oposición política y jurídica, y el PP decidió no atender esa petición. Su dirección nacional no nos dejó otra opción
El argumento que está utilizando el PP de que esto es solidario con Canarias es muy cortoplacista, es un poco ciego ese acto. Siguen llegando pateras a Canarias y van a venir cada vez más, sobre todo si nadie corta de raíz el efecto llamada. Y para cortarlo hay que intentar aplicar la ley en sus propios términos. El artículo 35 de la Ley de Extranjería prevé la repatriación de los menores. No se han explorado las posibilidades que da para que esos menores, cuando lo son, vuelvan a su país, sanos y salvos, con sus padres. Le hice esa petición, él me dijo que lo iba a hablar con la consejera de Familia, me consta que lo hizo, pero la instrucción de la dirección nacional del PP fue clara y así lo vimos con el resto de consejeros del Gobierno de Murcia, Valencia, Aragón...
–¿Cree que los electores han entendido esa salida?
–Bueno, yo tengo una visión muy parcial de la realidad, que es lo que leo en los periódicos, en las redes sociales, lo que me dice la gente que me para por la calle. He visto opiniones para todos los gustos. Me ha sorprendido muy gratamente que lo ha entendido más gente de la que me esperaba, porque sí que es verdad que todo ha sucedido muy rápido. Ahora es responsabilidad nuestra explicar por qué esta es una decisión responsable.
Creo que la responsabilidad en política es anticiparse a los problemas, no lamentarse cuando estos ya no tienen solución. Hay que concienciar a las personas de que o empezamos a vigilar muy bien quién entra a nuestra casa, a nuestra patria, o igual dentro de unos años nos lamentaremos, como se están lamentando en muchos sitios en el resto de Europa y ya en otros puntos de España.
–¿Ve posible que salga adelante la reforma de esa Ley de Extranjería?
–Realmente en su redacción actual no está mal del todo, el problema es que no se aplica, está derogado tácitamente por inaplicación. Si la propuesta del PSOE es relajar aún más los controles para evitar la repatriación de estos supuestos menores, por supuesto para mí sería una pésima noticia. Lo que pasa es que el PP ya no nos va a sorprender si sigue haciendo seguidismo de la política migratoria del PSOE, porque es lo que viene haciendo en los últimos años.
–¿Cómo se ha tomado que algunos consejeros hayan decidido no aceptar la decisión del partido y seguir en su cargo?
–Yo expresé mi deseo el día que me despedí y presenté mi dimisión públicamente de que ellos dimitieran, porque al fin y al cabo eran cargos políticos que habían sido seleccionados por Vox, algunos afiliados. Pero tampoco quiero hacer juicios de valor sobre una decisión tan personal que para ellos ha sido tan repentina. En muchos casos no la han comprendido. Y lo que tengo que reivindicar es el muy buen trabajo que han hecho los funcionarios, los directores generales, los secretarios generales.
Realmente se han hecho muchas cosas positivas para Castilla y León. Cada uno se hace responsable de sus propias decisiones y cada palo que aguante su vela. Considero que tengo un compromiso con el partido que me ha otorgado la confianza y si decide que debes dejar el puesto político que ocupas en ese momento, hay que aceptarlo con dignidad, con un puntito de resignación, pero entendiendo que formas parte de un proyecto colectivo.
–El suyo fue el primer gobierno de coalición en el que estuvo Vox. ¿Qué balance hace de estos dos años y cuál cree que ha sido el mayor legado que deja en él?
–Me cuesta sintetizar cuál es el legado que hemos dejado en este gobierno. Creo que escogimos personas muy preparadas. Cada director general que escogimos eran personas con muchísima experiencia en el ámbito de gestión. Hemos dado una administración muy cercana, en particular en Castilla y León, que tiene una importancia especial y, en comparación con otros territorios, muy cercana al medio rural.
Mi valoración es, en términos generales, positiva. Hemos hecho muchas cosas en positivo para nuestra tierra, en el ámbito de la cultura, el turismo, el deporte, la industria, el empleo, el comercio, la agricultura, la ganadería, para las víctimas del terrorismo, reduciendo impuestos y burocracia...Hemos dejado una semilla y algunos resultados se han empezado a ver, otros lo cosecharán, el actual gobierno en solitario del PP o los que estén por venir.
Pero también este ejercicio de política real, de política de gestión y de gobierno nos ha demostrado que cuando uno es socio minoritario tiene que tragar mucho y nosotros no sé si hemos tragado demasiado con el PP. Hemos tenido una generosidad infinita, una lealtad sin límites, no siempre correspondida en muchos temas.
–¿Y en qué cree que se va a notar ahora la ausencia de Vox ?
–Bueno, en muchas cuestiones hemos sido un estímulo de la mejor versión del PP. Hemos sido su piedra en el zapato. El PP llevaba gobernando Castilla y León décadas. Estaban en una cierta siesta política, una cierta tendencia amodorrada en muchas cuestiones, muy complaciente y muy servil en algunas cuestiones con la izquierda y con los sindicatos y nosotros habíamos iniciado un cambio de rumbo.
En algunas cuestiones que habíamos empezado a hacer, como no avanzar en esa industria de género que lo ha colonizado absolutamente todo, en detener las políticas derivadas de la Agenda 2030..., sospecho que ahora que están en solitario y que pueden tener más facilidad para llegar a acuerdos con el PSOE, puede que adopten el camino incorrecto. Ahí estaremos nosotros en la oposición para vigilar y señalar todas las contradicciones e incongruencias y para sacar la mejor versión del Gobierno, porque de su éxito político depende el futuro de mucha gente.
Sospecho que el PP en algunas materias va a hacer seguidismo de la política de la izquierda. Nosotros estaremos en la oposición para vigilar
–¿Qué es lo que más lamenta no haber podido terminar?
–Me cuesta señalar solo una cuestión. En política dos años no son nada. Muchas cuestiones que habíamos empezado a realizar, como, por ejemplo, la restauración del patrimonio cultural, el inmenso patrimonio que tenemos en Castilla y León de monasterios, conventos, iglesias, monumentos de todo tipo...habíamos incrementado exponencialmente el presupuesto destinado a esta partida. Me hubiera gustado ver avanzar ese proyecto.
O la protección que estábamos haciendo de los intereses del campo en Bruselas. Yo mismo he ido en muchas ocasiones a reunirme con el Comisario europeo de Agricultura. O la defensa férrea que hemos hecho de los intereses de los trabajadores de la industria del automóvil en Europa. Sospecho que el PP en esas materias va a ser mucho más complaciente y va a hacer seguidismo de la política de la izquierda y en particular del PSOE.
–Hay dos leyes que están pendientes, la de Concordia y la ley contra la violencia Intrafamiliar. ¿Qué va a pasar con ellas?
–Bueno, habrá que ver cuál es la conducta del PP a partir de ahora. Respecto a la Ley de concordia, es un texto consensuado, negociado con mucho tiempo, mucha generosidad y mucha paciencia, por los dos grupos políticos. Evidentemente en la negociación uno siempre se deja cosas y no es la ley que más satisface los intereses políticos de Vox ni los del PP, pero consideramos que era algo positivo para la comunidad. Ahora el PP tendrá que responder de sus propios actos. Si ese texto le pareció bien hace unos meses, ¿por qué le parece mal ahora? Tendremos que tener ese debate y tendrán que pronunciarse.
Y respecto de la otra ley, a lo que hemos aspirado siempre es a que todas las víctimas de violencia doméstica estén atendidas, que ninguna sufra ningún tipo de desamparo y que sean tratadas con igualdad. Nosotros sabemos dónde estábamos antes y sabemos dónde estamos ahora. Antes estábamos atados por el pacto de gobierno y ahora tendremos que ir negociando individualmente cada una de las leyes y de las iniciativas parlamentarias y los presupuestos que se sometan a la aprobación de las Cortes.
–¿Ve posible un escenario electoral en la región?
–He convivido con esta incertidumbre desde que se constituyó el Gobierno, porque los rumores han sido constantes. El botón rojo lo tiene el señor Fernández Mañueco. Confiamos en que nuestros electores van a saber valorar la defensa de los principios que hemos hecho y cómo les hemos defendido desde el Gobierno y cómo les vamos a defender desde la oposición, y lo que tenga que ser, será.
–De cara al futuro, ¿cuáles serían las principales exigencias a la hora de negociar unos presupuestos y aprobar ciertas medidas, o ante la posibilidad de reeditar un gobierno?
–Podríamos decir muchas, pero es evidente que el escenario actual a lo que nos lleva es a hacer una defensa total de la necesidad de cortar el efecto llamada. El efecto llamada es el responsable de que estén muriendo muchas personas en el Mediterráneo y en el Atlántico, y los responsables políticos que están decidiendo mantenerlo, por ejemplo, entre otras muchas cuestiones, con el reparto de los supuestos menores o con las subvenciones a las entidades que son necesarias para el éxito del tráfico ilegal de seres humanos,...tendrán que reaccionar.
Si el PP quiere que les apoyemos en futuros presupuestos y en futuras iniciativas, tendrá que cortar de raíz el efecto llamada. No podrá haber subvenciones a entidades que colaboran con las mafias del tráfico ilegal de personas, no podrá obviarse la aplicación de las leyes de extranjería. Y si lo siguen haciendo, tendrán que buscar los socios en otro sitio.
Begoña Gómez no da explicaciones en el juzgado. Sánchez no responde en el Congreso. No tenemos otra alternativa que pedir al juez que le cite como testigo
–¿Qué le parece que Begoña Gómez no declarara ayer por segunda vez y que el Gobierno hable de persecución contra Pedro Sánchez?
–Me parece, por un lado, que le está echando un pulso al poder judicial. También, que se está burlando de los españoles, que esperan y merecen una explicación, y que pagan un dispositivo cada vez que la mujer del presidente va a declarar. Y, por último, cuanto menos es extraño que un letrado recomiende a una persona inocente no declarar. Desde luego, yo como abogado nunca lo he hecho.
–Vox, como acusación popular, va a pedir que se cite al presidente del Gobierno como testigo, ¿Cree que será suficiente para que den explicaciones?
–La mujer del presidente no da explicaciones en el juzgado. Sánchez no responde en el Congreso cuando le ha preguntado nuestro presidente, Santiago Abascal. No tenemos otra alternativa que pedir al juez que le cite como testigo, porque Sánchez ha estado en Moncloa en alguna reunión de negocios de su mujer. Si no hay nada que esconder, que venga y dé explicaciones. Que responda a las preguntas de Vox. Nosotros vamos a llegar hasta el final. No nos van a amedrantar con amenazas, ni van a conseguir despistarnos.