Ceuta, el grito de auxilio de una ciudad al borde del colapso por las avalanchas de inmigrantes
Tanto el centro de extranjeros como el centro de menores se encuentran colapsados tras las últimas entradas masivas de inmigrantes
«El colapso de nuestra capacidad de acogida es manifiesto, es evidente, es incuestionable. Por tanto, también es necesario reiterar esa petición de auxilio y de socorro», afirmaba el presidente de la ciudad autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas, el pasado lunes tras el intento de entrada de 1.500 personas, según datos de la Delegación del Gobierno.
Este mismo viernes, cinco días después de la avalancha, todavía se apostaba una decena de personas frente a la Comisaría de la Policía Nacional de Ceuta bien para filiarse bien para entregar la solicitud de asilo que les permita quedarse en la ciudad autónoma sin ser devueltos a Marruecos.
A día de hoy, más de 500 menores se encuentran en el centro de menores no acompañados y otros tantos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y eso que alrededor de 400 extranjeros ya han sido trasladados a la Península en lo que llevamos de agosto. Se llegaron a acumular más de 800 inmigrantes. El propio Vivas lo decía: «Este mes ya hemos consumido el dinero previsto para la atención de menores para todo el año».
Y ahí radica uno de los principales problemas. Porque esos inmigrantes deben seguir siendo atendidos y para ello se recurre a otras partidas presupuestarias.
Delincuencia
«El problema no es tanto delincuencial», afirma un agente de la Policía Nacional a El Debate. De hecho, tras la última gran crisis migratoria, que en ese caso tenía muchos tintes políticos, de 2021 cuando entraron de golpe más de 10.000 marroquíes, la delincuencia en Ceuta no aumentó, incluso descendió ligeramente, de 1.829 infracciones registradas en el segundo trimestre de 2021, cuando se produjo la invasión, a 1.823 en el segundo trimestre de 2022 y a 1.812 en el segundo trimestre de 2023, según datos del Ministerio del Interior.
El problema es más asistencial. Y es que a día 15 de agosto, es decir, antes de que se produjera la última crisis migratoria, habían entrado a Ceuta por tierra, como se denomina a los que entran a nado, un 173,4 % más inmigrantes que en el mismo periodo de 2023, 1.605 de este año frente a los 587 inmigrantes del año pasado.
Calcula el periódico local Ceuta Ahora que, tras la última oleada de inmigrantes, el coste diario solo en Ceuta asciende a «unos 72.000 euros/día para el caso del mantenimiento y asistencia a los adultos y unos 35.000 euros / día para los menores no acompañados». Esta cifra multiplicada por los 30 días del mes y los 12 meses del año, da una cantidad de 39 millones de euros para una ciudad de poco más de 80.000 habitantes.
De ahí que, cada vez con más frecuencia, y normalmente los sábados, el Gobierno de Pedro Sánchez, esté trasladando grupos de inmigrantes hacia la Península. Más de 400 han sido a lo largo de este mes de agosto. Y esto provoca un tensionamiento también en los centros peninsulares.
Al mismo tiempo, estos traslados también producen un efecto llamada. Los marroquíes que entran en Ceuta no quieren quedarse en Ceuta. Su sueño es ser trasladados a la Península y quedarse ahí o continuar el viaje hacia Francia. Muchos de estos trasladados, comparten su periplo a través de las redes sociales y este paso a la Península no deja de ser un triunfo para los inmigrantes. De ahí que otros jóvenes y menores que aguardan en Castillejos, se animen a intentar cruzar el Tarajal.
La seguridad en la frontera
Con estas cifras, El Debate acudió a las fronteras de Ceuta con Marruecos para comprobar el grado de permeabilidad. El miércoles, la frontera en la parte marroquí, entre el puesto fronterizo y la localidad de Castillejos, tres kilómetros más allá, era infranqueable. Todo el recinto se encontraba vallado con una furgoneta y operarios de la policía auxiliar cada 200 metros, además de patrulleras en el mar.
Este operativo no se activó hasta el martes y, desde entonces, tan solo 7 menores a bordo de una barquichuela hinchable intentó cruzar la frontera la primera noche y de madrugada.
En la parte española, el operativo era bastante más reducido. Apenas presencia policial en los espigones de Tarajal, al sur, y de Benzú, al norte, con patrullas recorriendo la costa de Ceuta y observando con prismáticos además de patrulleras en el mar.
También es cierto que muchos de los inmigrantes que son recogidos en el interior de Ceuta no pueden ser devueltos a Marruecos ya que este país solo acepta a los suyos, a los nacionales, que los demás también hayan pasado a Ceuta desde el mismo Marruecos.
«Una ciudad maravillosa»
Aunque la inmigración irregular por supuesto que supone un motivo de preocupación para los vecinos de Ceuta, no son pocos los que se quejan también de que la ciudad autónoma solo salga en los medios de comunicación nacionales por noticias negativas.
«Más tendríais que hablar de la ciudad tan bonita que tenemos», afirma un vecino la céntrica plaza Menahem Gabizón a este reportero que no puede hacer sino darle la razón.
«Aquí llevamos siglos conviviendo musulmanes y cristianos, personas llegadas de uno y de otro lado. No en vano, la gran repoblación de la ciudad vino con los Regulares», recuerda.