Malestar en la cúpula de Maduro por el silencio de Zapatero tras las elecciones
El expresidente español se ha excusado con el régimen alegando que apoyar los resultados cuestionaría sus credenciales como demócrata, lo que ha enojado al chavismo, pues hasta ahora siempre había ayudado a blanquear sus fraudes
El enigmático silencio que guarda José Luis Rodríguez Zapatero sobre las elecciones de Venezuela, celebradas hace ya más de un mes, el pasado 28 de julio, no solo ha generado controversia en España. Según ha podido saber El Debate en fuentes venezolanas, el régimen de Nicolás Maduro está muy molesto con el expresidente español, al que reprochan que esta vez no ha salido a respaldarles, como había hecho en todos los comicios anteriores desde 2015.
Zapatero, de 64 años, que presidió España entre 2004 y 2011, viene participando desde 2015 como observador en todos los comicios electorales que organiza la dictadura venezolana. Su labor ha supuesto siempre un respaldo al régimen, ayudándolo a blanquear sus fraudes en las urnas. Por ejemplo, en las elecciones de 2018, cuando el grueso de la oposición boicoteó los comicios por la falta de garantías, Zapatero rompió una lanza a favor de Maduro y declaró contra toda evidencia: «No tengo ninguna duda de que los venezolanos van a votar libremente». Además subrayó que «el sistema electoral venezolano ofrece todas las garantías básicas».
Zapatero se presenta desde hace años como mediador entre la dictadura de Maduro y la oposición democrática. Pero es despreciado y criticado por los opositores por su apoyo práctico al dictador, al que ha visitado reiteradamente en el palacio presidencial de Miraflores. También mantiene una estrecha relación con la vicepresidenta Delcy Rodríguez, protagonista de la polémica visita a Barajas donde fue recibida por el ministro Ábalos, y con su hermano Jorge Rodríguez, ambos personas de peso del régimen.
Este año, una vez más, Zapatero acudió a los comicios del pasado julio como supuesto observador, ahora en nombre del Grupo de Puebla que conforma la extrema izquierda iberoamericana. En víspera de los comicios, posó sonriente en una foto junto a otros tres observadores: el expresidente dominicano Leonel Fernández, el exministro brasileño Celso Amorín y uno de los fundadores del Grupo de Puebla, el chileno Marco Enríquez. Desde aquella imagen en días previos a los comicios no se ha vuelto a ver a Zapatero, ni tampoco ha realizado una sola declaración, cuando en los últimos tiempos se había convertido en una presencia mediática omnipresente en España y en uno de los más activos y locuaces defensores de Pedro Sánchez.
El silencio de Zapatero ha resultado estruendoso en el mundo democrático, porque el pucherazo de Maduro del 28 de julio ha resultado tan burdo que hasta ha llevado a aliados suyos de la izquierda populista, como el presidente brasileño Lula o el colombiano Petro, han demandado la publicación de las actas electorales. El mandatario izquierdista chileno Boric incluso ha ido más lejos y ha denunciado reiteradamente el fraude electoral y la persecución a la oposición, con más de 2.000 detenidos.
Pero Zapatero no solo ha desconcertado y molestado con su silencio a los defensores de la democracia y el juego limpio, también ha generado malestar en la cúpula de la dictadura venezolana. Según ha podido saber este periódico, tras los comicios mantuvo una reunión con mandatarios de la cúpula del régimen, en el que le pidieron algún gesto o declaración en apoyo del amaño electoral. No era una demanda insólita, pues le solicitaban lo que ya había hecho en todas las elecciones previas. Pero esta vez Zapatero se negó, alegando ante sus interlocutores que no estaba dispuesto a comprometer su prestigio democrático. La dictadura venezolana ha interpretado ese silencio como un gesto de ingratitud, una traición, y el enojo con el político español es enorme.
Zapatero ha mantenido una presencia constante en Venezuela. En 2019, él mismo reconoció que desde el año 2015 había viajado 37 veces al país. En su primera etapa solía hospedarse en las lujosas instalaciones del Country Club, cerca de la Embajada Española, y últimamente suele hospedarse en el Meliá de Caracas, donde el Gobierno venezolano reserva algunas habitaciones de lujo para invitados de fuste.
El dirigente socialista ha hecho lobby ante Bruselas para oponerse a las sanciones a la dictadura y ha sido crítico con la oposición venezolana. Fue también contrario a Juan Guaidó en su etapa como presidente interino.
El posicionamiento de Zapatero como blanqueador de la dictadura ha suscitado reiteradas especulaciones sobre cuál era el pago que recibía a cambio. Hugo Carvajal, apodado El Pollo, general chavista en su día y que llegó a ser el jefe de la inteligencia militar del régimen, manifestó cuando estuvo detenido en Madrid que Zapatero poseía «una mina de oro» en Venezuela. «Me parece surrealista, una locura total», respondió Zapatero al ser preguntado al respecto. Sin embargo, no anunció acción judicial alguna en defensa de su honor. El Pollo Carvajal está encarcelado actualmente en Estados Unidos por blanqueo de capitales y narcotráfico. En su día acusó también a varios exministros socialistas españoles de haber cobrado comisiones en Venezuela de modo irregular.
Por su parte, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha evitado en días pasados calificar al régimen venezolano de dictatorial y preguntado por el rol allí de Zapatero se limitó a elogiar su labor para la liberación de algunos presos políticos.