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Cándido Conde-Pumpido y José María Macías en la toma de posesión del segundo en el TC

Cándido Conde-Pumpido y José María Macías en la toma de posesión del segundo en el TCPoder Judicial

Conde-Pumpido cuestionado

La abstención de Campo desata un tsunami en el TC: «Quieren echar a Macías para controlar los tiempos de la amnistía»

Las recusaciones de tres magistrados, dos izquierdistas y un conservador, han puesto a Cándido Conde-Pumpido en guardia. Cinco magistrados han afeado que él mismo participase en resolver la absención de Juan Carlos Campo

El primer recurso ante el Tribunal Constitucional (TC) contra la amnistía llegaba de la mano de la cuestión planteada por la Sala Segunda del Supremo (TS). Un asunto que, por el sistema de turnos ordinario de la Corte de Garantías recaía en manos del magistrado conservador José María Macías quien, desde entonces, se ha convertido en el principal objetivo de la pinza conformada por los separatistas catalanes, la Fiscalía y la Abogacía del Estado que, en casi una treintena de escritos de recusación, solicitan apartarle del asunto.

«Quieren echarle para controlar los tiempos» en la solución del TC a las impugnaciones presentadas, denuncian varias de las fuentes consultadas por El Debate.

De ahí, que en las últimas horas, un total de cinco magistrados hayan denunciado como una «irregularidad severa» que su propio presidente participase, también recusado, en algunas decisiones fundamentales para el desarrollo del procedimiento, como la ponencia del auto que admite la abstención de Juan Carlos Campo; y, su participación en el Pleno que decidía sobre la misma, en contra de las normas previstas para estos casos.

Un voto particular del magistrado Macías, contra dicha resolución, tras verse obligado a participar en el cónclave convocado para tratar el asunto en contra de su criterio, y el respaldo de sus compañeros Concepción Espejel, Enrique Arnaldo, Ricardo Enríquez y César Tolosa (estos dos últimos con reserva de voto) ponían blanco sobre negro cómo Conde-Pumpido estaba allanando el terreno para salvar su futura recusación.

Y es que si Macías, que fuera vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) hasta esta última renovación, continúa siendo el ponente de la consulta del TS sobre la aplicación de la norma a los delitos de desobediencia que siguen pesando sobre el ex presidente de la Generalitat y prófugo de la Justicia Carles Puigdemont –y el resto de cabecillas políticos condenados por el referendum ilegal del 1-O– será él quien «lidere la iniciativa» sobre las cuestiones previas comunes al resto de causas encima de la mesa pero, también, el que tenga la posibilidad de decidir cuándo quedan resueltas las dudas jurídicas.

Por esto, Macías se ha convertido, sin quererlo, en el enemigo público número uno de los que aspiran a blanquear la ley diseñada por el Gobierno a cambio de los siete votos de Junts para la investidura de Pedro Sánchez. Todos ellos son conscientes de la relevancia que tendrá, a futuro, encabezar los plazos de las impugnaciones registradas contra la polémica ley de borrado penal del procés y el hecho de que sea él, y no otro magistrado, el único capacitado para hacerlo.

«Si Macías tiene lista su ponencia en una semana y decide llevarla al Pleno» supondría un «severo inconveniente» para el presidente del TC, Cándido Conde-Pumpido, que trata de «pastorear» esta materia, en función de las necesidades que, «en cada momento», se presenten para el PSOE y sus socios de legislatura, señalan varias fuentes próximas a las actuales negociaciones políticas.

«Si conviene pisar el acelerador o si, por el contrario, lo más recomendable es ir dejando que pasen los meses antes de dar una respuesta» a las varias cuestiones y no menos recursos que apelan a anular parte del contenido de la ley de amnistía, y que definirán si Puigdemont puede volver sin ser detenido, mejor que «Conde -Pumpido esté al cargo».

Y la única manera de hacerlo será evitando que alguien como Macías que «no sólo no es de su cuerda» sino que supone un perfil demoledor para cualquier intento de maniobra en el seno del Constitucional, porque es «rápido, tiene carácter y no está dispuesto a dejarlo pasar», quede en un segundo plano. Se de la circunstancia de que, además, la magistrada llamada a ocupar la cabecera de las causas, inmediatamente detrás del ex vocal del CGPJ, es la ex alto cargo de Moncloa Laura Díez.

No se equivocaban quienes advertían, el pasado martes, que si el Pleno del Constitucional daba luz verde a la abstención del magistrado Juan Carlos Campo, en la consulta planteada por el Supremo sobre la ley de amnistía, de la que todavía sigue siendo ponente Macías, el bloque izquierdista buscaría la forma de compensar la pérdida de su voto, con alguna baja adicional en el sector conservador, reforzado con la reciente llegada del magistrado José María.

«Recusarán a Macías para que no participe, tampoco, en las causas» contra el borrado penal del procés, apuntaban a El Debate algunas fuentes próximas a la Corte de Garantías. Dicho y hecho. La operación para «neutralizar la reducción numérica» que ha supuesto admitir que Campo se aparte de la materia, está en marcha.

Cabe recordar que hoy por hoy, sin más ausencias en las deliberaciones que están por llegar, ante todos los escenarios posibles, «el voto determinante» sobre la constitucionalidad de la polémica norma «recaerá» sobre Conde-Pumpido menguado el marcador hasta un 6 a 5 entre las dos alas del cónclave, siendo el sexto voto el del veterano jurista gallego al frente del TC.

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