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Teresa Ribera, en el Consejo Europeo

La vicepresidenta tercera, Teresa RiberaAFP

El PSOE no lo tiene hecho

La DANA añade incertidumbre a la votación de Teresa Ribera como comisaria europea

La candidata de Sánchez se examinará el próximo martes en la Eurocámara. Los socialistas confían en esquivar las polémicas de última hora y lograr su designación. Si no a la primera, a la segunda

La DANA ha añadido incertidumbre a la elección de Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva de la Comisión Europea, que debe decidirse el próximo martes en el Parlamento Europeo. Hasta allí ha llegado la riada política provocada por la tragedia y, si ya antes la candidata de Pedro Sánchez no las tenía todas consigo, ahora menos. No en vano, la gestión del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en general, y la de la Confederación Hidrográfica del Júcar en particular, tienen ciertos agujeros negros.

Los socialistas confían en esquivar las polémicas de última hora y lograr su designación. Si no en primera vuelta, a la segunda, con los votos de los socialdemócratas, los liberales, los verdes y parte del PP europeo, por aquello del tú me apoyas al mío, yo te apoyo al tuyo. Pero los caminos de la Eurocámara son inescrutables, y sus cambalaches políticos más aún.

De momento, el PSOE ha tratado de blindar a Ribera de toda polémica en torno a la catástrofe, desaparecida mientras el PP le apunta directamente. Según su portavoz en materia de Medio Ambiente, Joaquín Melgarejo, por «no haber iniciado las obras de prevención prioritarias en los planes de riesgo de inundaciones del Ministerio y no haber limpiado los barrancos». Solo hizo una breve aparición el viernes pasado, cuando acompañó al presidente en una visita a la sede de la AEMET en Madrid.

«Nosotros decimos ‘no’, y no tenemos claro que vaya a salir», sostienen desde la delegación del PP español en Bruselas. Los populares ya anunciaron hace un mes su oposición al nombramiento de Ribera, como hicieron los socialistas españoles con Miguel Arias Cañete en 2014, con el argumento de que «una mala ministra para España no puede ser una buena comisaria». En realidad, más que comisaria: aspira a ser ocupar una de las seis vicepresidencias ejecutivas de la Comisión Europea de Ursula von der Leyen.

Los aspirantes a formar la nueva Comisión Europea

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El martes, el examen

El martes 12 es el día. A las 18.30 horas, la todavía vicepresidenta tercera del Gobierno de España se enfrentará a su examen oral en el Parlamento Europeo, ante los miembros de tres comisiones: las de Medio Ambiente, Economía e Industria y Energía. Este recibe el nombre de audiencia y dura unas tres horas. Primero Ribera tendrá 15 minutos para hacer una exposición inicial y, después, los eurodiputados presentes podrán hacerle hasta 25 preguntas.

En el temario caerá la DANA con toda seguridad. El Debate publicó el martes que la Confederación Hidrográfica del Júcar solo ha invertido el 2% de su presupuesto anual en la construcción de edificaciones para evitar desbordamientos. En concreto, 1,1 millones de euros de un total de 58,2 millones. El presidente de la CHJ y por tanto encargado de los ríos valencianos, Miguel Polo Cebellán, es un afiliado del PSOE que, desde que llegó al cargo —en febrero de 2021—, solo ha finalizado dos proyectos contra los desbordamientos.

Tras la audiencia, los coordinadores (el equivalente a portavoz) de los grupos políticos en las comisiones implicadas se reúnen y votan. Para salir elegida a la primera, Ribera necesitaría mayoría de dos tercios. Si no convence, los grupos pueden pedir a Ribera más información por escrito. Después se celebraría una segunda votación. Si ahí tampoco obtiene los dos tercios, le quedaría una última baza: una nueva audiencia y una tercera votación, que salvaría por mayoría simple.

Hasta el momento, de todos los candidatos examinados por el Parlamento Europeo el único que no ha pasado el examen oral es el húngaro Olivér Várhelyi, que aspira a ser comisario europeo de Salud y Seguridad Animal. Los parlamentarios le han pedido más información por escrito. En 2019, la Eurocámara vetó a dos candidatos: los propuestos por los gobiernos de Rumanía y Hungría, ambos por conflicto de intereses. Así que los dos ejecutivos tuvieron que proponer nombres nuevos: hay un puesto por país, y es el gobierno de cada país el que postula a un candidato.

El PSOE no contempla seriamente la posibilidad de que Teresa Ribera se quede por el camino. O no quiere contemplarla, al menos. Sería un enorme varapalo para Sánchez y para el grupo parlamentario de los socialdemócratas, que tiene dos gobiernos de referencia. Uno es el del alemán Olaf Scholz, que el miércoles saltó por los aires al destituir este a su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner. Y otro es el español.

Sánchez ha estado posponiendo la salida de Ribera del Consejo de Ministros hasta que se constituya formalmente la nueva Comisión Europea, entre finales de noviembre y mediados de diciembre (dependerá de cómo vayan los exámenes a los postulantes que quedan). Esta vez, el presidente del Gobierno barrunta una remodelación no precisamente quirúrgica como cuando salió Nadia Calviño, sino de mayor alcance.

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