Entrevista
Francisco Camps: «Una cosa son los dirigentes y otra el partido. Los militantes del PP están encantados con mi vuelta»
El expresidente valenciano también ha indicado que «el silencio de Sánchez ante el juez del caso Begoña asusta a cualquier demócrata»
«En un momento se me cruzó por medio el PSOE, que no ha cejado de intentar apartarme de política»
Francisco Enrique Camps Ortiz (Valencia, 28 de agosto de 1962) es un político del Partido Popular que ostentó la presidencia de la Generalitat Valenciana desde 2003 hasta 2011, cuando presentó su dimisión. El pasado mes de noviembre se publicó el libro Paco Camps, reenfocando España (Libros Libres), en el que se relatan los 15 años de calvario judicial que sufrió —de los que ha salido indemne— y su deseo de volver a la primera línea política. Atiende a El Debate por teléfono.
— En el libro se dice que su historia se define como «auge y caída de los dioses». ¿Se considera una especie de ave fénix de la política?
— No. Me considero una persona normal que se dedicó a la política con toda la pasión, la vocación y visión del mundo, y en un momento determinado se me cruzó por medio el Partido Socialista, que no ha cejado en su empeño de intentar apartarme de la vida política y de la vida pública. Tuve que dimitir en el año 2011. Pero mi objetivo principal ha sido siempre demostrarles a los valencianos que soy una persona honorable y honesta, y que habían acertado eligiéndome a mí como presidente. Y en segundo lugar, que pudiese volver a la primera línea. Mi ilusión es volver para demostrar que no se pueden utilizar ese tipo de acciones contra las personas para derribar al adversario político.
—La obra también recoge que Rubalcaba llamó a Cospedal para decirle que «los temas judiciales de Camps no tenían mucho recorrido» pero que «le iban a hacer daño, que se trataba de trajes y tickets».
— Tengo clarísimo que todo ha sido una operación contra mi persona y contra mi partido. En cuanto supe lo que estaba ocurriendo hablé con Mariano Rajoy y con María Dolores de Cospedal y les dije que esto no tenía ningún tipo de sentido si no era una operación para acabar con nosotros, y que aquí no había pasado absolutamente nada. Eso es un poco lo que viene a corroborar esta llamada que me hizo Cospedal —creo que un sábado por la noche— que acababa de hablar con Rubalcaba y que me decía que era una cosa de tickets y de trajes. Al final todo era falso; ni trajes, ni tickets.
— Y tras 15 años de calvario judicial, ¿qué opina de los juicios paralelos y mediáticos en España?
— Es un horror, la verdad. Los juicios paralelos son un horror. Lo digo desde mi punto de vista, desde mi experiencia personal. Multiplica por mucho la sensación de desamparo y de inquietud. Si uno tiene que ir a los juzgados a defender su honorabilidad, su inocencia, es algo ya de por sí trabajoso y complejo. Entre otras cosas porque son procesos que se alargan en el tiempo. Pero si encima te encuentras todos los días con noticias —mañana, tarde y noche en papel escrito en la radio, la televisión o las redes sociales— todo el volumen de persecución alcanza unos niveles realmente dañinos para la persona.
— Usted ya ha anunciado públicamente su intención de volver a la política. ¿Ha recibido algún tipo de respuesta por parte de Feijóo o Mazón?
— Hablé con los dos y a los dos les pareció bien. Con Mazón —justo antes de que comenzar la campaña electoral de las elecciones autonómicas— estuvimos reunidos en el partido y me dijo ‘pues perfecto’, le parecía muy bien. Me dijo que ya cuando llegase el momento lo valoraríamos todo.
Con Feijóo, justo el día de la absolución, le llamé por teléfono. Estuvimos hablando y me expresó que ya quedaríamos tranquilamente para hablar. También he hablado con Tellado —hace un año, que entonces era el coordinador del partido— y exactamente igual.
— ¿Ha habido algún tipo de avance a este respecto? Porque parece que en su partido tampoco tienen una especial ilusión porque vuelva…
— Una cosa es el partido y otra cosa son los dirigentes en un momento determinado, o el sitio. El partido sí, porque el partido es la gente. Yo soy del partido. Y del partido recibo constante y permanentemente llamadas y apoyos. De hecho, no paro. Prácticamente todas las semanas, una o dos veces, tengo reunión con gente del partido.
Otra cosa es cuándo venga el momento. Es verdad que los momentos en la política están muy tasados, son los momentos electorales. Hasta ese momento difícilmente se puede plantear cualquier cosa. Pero el partido en sí, los militantes y la gente que conozco del partido, están encantados con mi ilusión de que vuelva otra vez a la primera línea política.
«Los insultos a los jueces marcan el tipo de Gobierno de Sánchez: de autócrata y de sátrapa»
— Yendo a su tierra, ¿cómo valora la gestión que ha hecho Mazón de la DANA?
— La gestión es del Gobierno de España en todos sus aspectos. De principio a fin. La Agencia de Meteorología es estatal. Las Confederaciones Hidrográficas son estatales. El Estado no pregunta ni el Estado negocia su acción cuando le corresponde.
La competencia absoluta de las cuestiones que tienen que ver cuando se produce la tragedia de la DANA son del Gobierno de España. Es una situación de emergencia nacional. Y la emergencia nacional corresponde al Estado. El Estado tendría que haber actuado. Todavía no entiendo porque no se ha decretado la emergencia nacional, porque todo aquel espacio está arrasado por el agua.
— Pero sobre el papel de Mazón, incluso él mismo ha reconocido que se han cometido errores…
— El Gobierno de la Generalitat y todos los gobiernos municipales tendrían que estar dentro de un gran proyecto liderado por el Gobierno de España. Aquí, el que tendría que estar reunido permanentemente es el Gobierno de España, y quien tendría que haber tomado la dirección por obligación —de oficio— es el Gobierno de España. Y sigue sin hacerlo. Siguen tomando decisiones de manera absolutamente yuxtapuesta.
— Aldama ha presentado en el Supremo una serie de pruebas que acreditan que diferentes ministros y políticos del PSOE se beneficiaron de la trama Ábalos. ¿Qué implicaciones tiene esto para el Ejecutivo?
— Desde el día que Sánchez destituyó a Ábalos y no dijo, comentó, ni explicó absolutamente nada, todos los españoles somos conscientes de que hay algo muy raro. Han seguido ocultando, y constantemente hemos ido viendo noticias que prácticamente se han superpuesto unas sobre otras.
El Gobierno de Sánchez lleva mucho tiempo agotado y acabado. Estamos ante un Gobierno que es una catástrofe en todos los sentidos. Además, está atado de pies y manos por los filoetarras, por los independentistas, y por la extrema y radical izquierda. Es un panorama realmente atroz.
— ¿Qué le parece que el PSOE hable de «frente judicial» por los casos de Begoña y del hermano de Sánchez?
— Independientemente de la circunstancia que pueda tener cada uno, lo que es increíble es la actitud del Ejecutivo en relación con los jueces. Yo fui a declarar a todos los juicios, como no puede ser de otra manera, y he contestado siempre a los jueces que me han llamado. Y a los fiscales anticorrupción. No he dejado de contestar a nadie. En cambio, el silencio constante y permanente —o el insulto al contrario y el insulto a los jueces por parte del Gobierno de Sánchez y del propio Sánchez— son un auténtico escándalo que marcan claramente el tipo de Gobierno que pretende y que está ejecutando Pedro Sánchez, de autócrata y de sátrapa.
El solo hecho de que el presidente del Gobierno no haya contestado al juez cuando fue a interrogarle a la Moncloa marca en sí mismo una soberbia y una prepotencia enorme de Sánchez respecto a los jueces. Al presidente del Gobierno podrá gustarle o no lo que el juez le pueda estar preguntando, pero tiene la obligación política —e incluso constitucional si se me permite— de contestar sí o sí a la pregunta de un juez cuando hay una investigación judicial en marcha. Y él guardó silencio.
Ese silencio ante el juez es tan escandaloso, tan clamoroso, que claramente marca —como elemento consustancial a lo que está pasando en España— una forma de hacer gobierno que tiene que asustar a cualquier demócrata.
El PSOE, clara y abiertamente, le ha dicho a los españoles que rompe con el modelo de convivencia que nos dimos con la Constitución
— Y usted, de hecho, se ha enfrentado y ha lidiado con diferentes etapas del PSOE. ¿Cómo ve ahora al PSOE de Pedro Sánchez?
— Se pueden marcar muchas fases. La primera es la victoria inopinada de Zapatero y la puesta en marcha de la agenda ideológica para justificar un triunfo que nadie esperaba que ocurriese en el 2004.
Luego hay una segunda etapa de este PSOE; un partido que pacta con la izquierda radical y se apoya en aquellos que no quieren la democracia o que no quieren a España.
Y la tercera fase comenzó el último domingo en Sevilla con el Congreso Federal. El PSOE, clara y abiertamente, le ha dicho a los españoles que rompe con el modelo de convivencia que nos dimos con la Constitución, que rompe con la Transición y que rompe con la concordia.