La 'yihad de la palabra', la gran arma de los terroristas contra la que lucha la Guardia Civil
Esta forma de terrorismo es la menos visible y, por tanto, la más complicada de combatir
El pasado 28 de noviembre, durante el juicio contra Karim B., el conocido como el profesor del Corán, la fiscal señaló que «el acusado inculcó ideas terroristas a unas personas manipulables porque su personalidad no estaba formada» a través de la denominada «yihad de la palabra, una de las estrategias más importantes de Daesh».
Quizá por el hecho de referirse a la palabra, este tipo de actividad ha pasado más desapercibida pero los expertos de la Jefatura de Información de la Guardia Civil consideran la ‘Yihad de la palabra’ como una forma más del terrorismo internacional, quizá la más moderna y cuyo control es fundamental para evitar atentados posteriores por parte de los lobos solitarios.
De hecho, la ‘Operación Almuasasa’ desarrollada en varios países al mismo tiempo y en la que la parte española supuso la detención de 9 personas es la operación más importante de los últimos años en España. Y eso que, en la citada operación, que llevó dos años de investigación, no se encontró ni un gramo de explosivos ni tampoco un solo arma. «No sabemos cuántos atentados hemos evitado, no se puede saber cuántos atentados se evitan, pero se evitan».
Los atentados a través de células terroristas enviadas desde los territorios de Siria o Afganistán se mantienen, como se pudo comprobar el pasado mes de marzo en el teatro Crocus City Hall de Moscú y las células que a lo largo de los últimos meses se han desactivado en Alemania o Austria.
Coste cero y gran alarma social
Pero los expertos policiales están poniendo el foco, además, en otro tipo de terrorismo «que tiene un coste cero, genera gran alarma social y es de difícil detección por la simpleza de sus acciones, porque les basta con tener un cuchillo de cocina que tenemos todos en casa», afirman los investigadores. Se trata de los llamado lobos solitarios.
Y los lobos solitarios no necesitan estructura, ni tan siquiera contacto con Daesh. Basta con que se auto adoctrinen con el consumo de material de corte terrorista que se encuentra en internet. «No hace falta adentrarse en la ‘dark web’. Esos materiales se encuentran en zonas restringidas pero del internet abierto. Los jóvenes de ahora son nativos digitales, saben buscar», confirman los investigadores.
Daesh y Al Qaeda lo saben. Y se aprovechan de ello. Les basta con aportar el contenido que quieren y el mensaje llega a los usuarios de ese material terrorista. «Dentro de todo el panel de usuarios que llega a ese material, los menores y las personas con trastornos mentales son más vulnerables a los procesos de radicalización. Una vez que empiezan a consumir este tipo de materiales les cuesta más darse cuenta de que están siendo adoctrinando. No tienen la personalidad formada por lo que son más fácilmente radicalizados», aseguran los investigadores. «Y por un trastorno hablamos tranquilamente de un momento de bajón o una depresión», explican desde la Guardia Civil.
Las principales características de este material son que se difunden a través de múltiples entidades mediáticas; utilizan un estilo visual sofisticado inspirado en el cine y en los videojuegos; dan una visión distorsionada del Islam; y, además, emplean un mensaje adaptado a la audiencia a la que quieren llegar. Y para ello, se traducen a distintos idiomas.
Los objetivos son «motivar a los simpatizantes apelando a sus emociones y crear una falta mitología que convierte a los terroristas en héroes para que tenga un especial impacto entre jóvenes y adolescentes».
'Operación Almuasasa'
De ahí la importancia de la 'Operación Almuasasa', la que desmanteló «la mayor estructura online de difusión de propaganda de la organización terrorista Estado Islámico», en palabras del Ministerio del Interior.
La labor de años de investigación por parte de la Guardia Civil que dio con esta operación tiene sus antecedentes en 2010 cuando se clausuró el primer foro yihadista Ansar al Mujahidin y lo declaró organización terrorista en sí mismo. En 2017, se desmanteló la agencia de noticias 'Amaq', considerada la oficial del Estado Islámico y que funcionaba a través de una aplicación. Esta agencia funcionaba a través de unos servidores ubicados en Panamá, donde se obtuvo información de todos los individuos relacionados con esta agencia, más de 52.000 personas de 133 países.
Estas operaciones desbarataban la labor de adoctrinamiento y obligaba a los difusores de propaganda terrorista a buscar otros medios de llegar a los usuarios. De ahí que en 2019 la Guardia Civil se desmanteló toda la estructura que se comunicaba a través de Telegram. Así que, finalmente, en la ‘operación Almuasasa’ se pudo dar con los creadores y traductores de todos esos contenidos.
La investigación se inició en España en el año 2022, tras detectarse la traducción al español de contenidos terroristas vinculados a Daesh en la entidad mediática Fundación I’lam. La principal característica de la Fundación I’lam es su capacidad para facilitar el acceso a dichos contenidos en una gran variedad de idiomas, más de 30 en la actualidad. Esto le permite hacer llegar las consignas y directrices del Estado Islámico con una difusión exponencial a una audiencia de alcance global.
La relevancia de la estructura investigada radica no solamente en la ingente cantidad de material terrorista al que daban acceso, si no que destaca el diseño de la misma, conformada por una compleja estructura de servidores específicamente configurada para ser resiliente.
La Guardia Civil ha podido constatar en numerosas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años tanto en España como a nivel global, que los accesos a estas webs son el denominador común de la mayoría de los individuos investigados por delitos de terrorismo. Por este motivo existe una relación directa entre la radicalización de dichas personas y el acceso al contenido terrorista facilitado por la infraestructura web investigada.