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Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, ayer en Waterloo

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, ayer en WaterlooEFE

El prófugo habla hoy

Puigdemont no afloja y da febrero de plazo a Sánchez para reunirse cara a cara

Entre el martes y el jueves, los socialistas se asomaron al abismo y no les gustó lo que vieron: la ruptura con Junts. Vienen semanas de intensas negociaciones

En un arranque de originalidad, durante la reunión de la Mesa del Congreso, Francina Armengol esgrimió ayer un argumento que nadie esperaba. La presidenta de la Cámara Baja vino a decir que todos salían ganando con el aplazamiento de la calificación de la iniciativa de Junts instando a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza. También el PP. Armengol sostuvo que había que pensarse muy bien la decisión, porque sentará un precedente. ¿Y si un día gobierna el PP y algún grupo parlamentario intenta a través de una proposición no de ley activar un mecanismo que solo le corresponde activar al presidente del Gobierno?, planteó Armengol, según fuentes parlamentarias.

La realidad es más sencilla que eso, como reconoció después de la reunión el secretario primero de la Mesa, Gerardo Pisarello. «Es importante proteger la mayoría de investidura, es importante encontrar un cauce para seguir negociando», señaló.

La decisión que este jueves tomaron el PSOE y Sumar en la Mesa del Congreso de no calificar la proposición no de ley de Junts por segunda vez no tiene que ver con proteger la legalidad, puesto que ya en diciembre los letrados de la Cámara Baja no pusieron pegas a su admisión a trámite. Es puramente políticamente, y va de la necesidad de Pedro Sánchez de reconducir la relación con Carles Puigdemont.

Puigdemont ya no se conforma con tener a Sánchez en sus manos: quiere tenerlo delante

Desde que a mediados de diciembre el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, viajó a Suiza por última vez, nada ha ido a mejor. El prófugo ya no se conforma con tener a Sánchez en sus manos: quiere tenerlo delante. Puigdemont quiere que el presidente del Gobierno vaya a verlo, y le da como fecha tope finales de febrero. Desde el partido de Yolanda Díaz tratar de presionar al PSOE para que esa fotografía se produzca ya, porque consideran que es necesario dar a Puigdemont ese reconocimiento como interlocutor político, aunque siga sin beneficiarse de la amnistía.

La cuestión es que, en solo 48 horas, las que transcurrieron entre el martes y el jueves, los socialistas pasaron de anunciar que vetarían la iniciativa de Junts por «extemporánea» a retractarse y darse más tiempo para negociar con los independentistas. Se asomaron al abismo y no les gustó lo que vieron: la ruptura de las negociaciones de los Presupuestos con un socio necesario en cualquier votación. Y en el Gobierno tienen algo claro, aunque no lo admitan en público: si no hay Presupuestos en 2025, menos aún en 2026, más cerca de las elecciones. Es o este año o ninguno. Les va la legislatura en ello.

«Es muy revelador que el presidente esté huyendo de que el Congreso pueda votar una cuestión de confianza. Está claro que el Gobierno, en este momento, no tiene una mayoría suficiente para acreditar un paquete legislativo o un paquete presupuestario y estamos ante una legislatura ingobernable», señaló Alberto Núñez Feijóo.

A la espera de Puigdemont

Falta la reacción de Junts. El partido guardó este jueves silencio y se reserva para este viernes, cuando Puigdemont ha convocado una reunión de su cúpula. El aplazamiento de la proposición no de ley no contenta a Junts, que quería que fuera admitida a trámite sin más dilación. Pero es evidente que es un gesto del PSOE en son de paz. No obstante, es de prever que Puigdemont comparezca crecido y con su habitual tono amenazante.

Los socialistas no podían parar el reloj, pero lo que hicieron es lo más parecido. De momento no hay convocada una próxima reunión de la Mesa del Congreso, y se prevé que la siguiente no se celebre hasta la primera semana de febrero. No en vano, el primer Pleno ordinario a la vuelta de las navidades será la segunda semana de febrero. Pero, en realidad, el margen del PSOE es mayor. Es hasta finales de febrero, porque hasta la última semana del próximo mes Junts no tiene cupo asignado para que se debata una iniciativa suya en el Pleno del Congreso.

La pretensión de los socialistas es llegar a un acuerdo con Junts antes y que el grupo de Míriam Nogueras retire la iniciativa. O dejarla ahí durmiendo el sueño de los justos. La pretensión de Puigdemont es esa foto que Sánchez le prometió —a su manera— en su comparecencia de fin de año. «A veces los tiempos marcan las negociaciones de una forma curiosísima. Tú tienes un deadline y antes no había prisa, pero cuando ves que se acerca el límite…», señalaron ayer desde Sumar, donde no ocultan su nerviosismo ante la posibilidad —la enésima— de que la mayoría de investidura se rompa.

Por lo pronto, la foto que se produjo este jueves fue la del reencuentro entre Puigdemont y el líder de ERC, Oriol Junqueras, en el domicilio del primero en Waterloo. Ambos acordaron iniciar una «nueva etapa» entre los dos partidos independentistas, ambos en la oposición a Salvador Illa en Cataluña.

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