La trampa del gasto oculto en Defensa: era un plan perfecto hasta que ha hecho agua
El Gobierno necesita 'blanquear' el aumento millonario que ha venido haciendo por la puerta de atrás, mientras sus socios miraban para otro lado. El problema: «Sería reconocer que nos ha mentido»

Pedro Sánchez durante su comparecencia del jueves en la Moncloa
En el juego de la Jenga, los participantes van quitando bloques de la torre con sumo cuidado, intentando que la estructura se mantenga en pie. Al principio parece fácil, porque la torre es capaz de seguir erguida aunque le vayan faltando piezas, pero llega un momento en el que se desploma. Antes o después, eso depende de la pericia de los jugadores. A veces se ve venir la tragedia y, otras, la construcción cae con el movimiento más inesperado. La ley de la gravedad es tan tozuda como implacable.
Esta legislatura se parece a una de esas torres de la Jenga, cimentada sobre lo único que tiene en común toda la mayoría de investidura: su oposición a Vox y la pretensión de exprimir a Pedro Sánchez todo lo posible. Cada controversia a la que el presidente se enfrenta con sus socios es un bloque que la torre pierde. Parece que no pasa nada porque la construcción sigue alzada, pero pasa: no tiene la misma estabilidad que al principio.
La polémica en torno al aumento del gasto en Defensa sugiere una pregunta: ¿Es ésta la pieza que provocará el colapso de la legislatura, por más que el presidente garantice a sus aliados que no va a recortar «ni un céntimo de euro» en políticas sociales? Aunque probablemente no llegue a tanto, es prematuro para descartarlo del todo. Sobre todo, teniendo en cuenta que el presidente se ha dado de margen hasta la cumbre de la OTAN en La Haya de finales de junio para detallar los plazos anuales hasta llegar a ese compromiso del 2 %. Lo que le permitirá ganar tiempo mientras la Comisión Europea precisa cuántos recursos saldrán de los fondos y la deuda común y cuánto tendrán que poner los países miembros.
«Los Presupuestos son los padres»
No obstante, la postura entusiasta de Sánchez ante el rearme de Europa ha soliviantado a sus izquierdas, desde Sumar a Podemos, pasando por ERC, Bildu y el BNG. Pero no seamos ingenuos. En los últimos años, especialmente desde la cumbre de la OTAN de junio de 2022 en Madrid, el Gobierno ha ido aumentando el gasto en Defensa a la chita callando, al margen de los Presupuestos y del Parlamento. A través de: programas especiales, transferencias de otros ministerios, el famoso fondo de contingencia, fondos Next Generation... el abanico es amplio.Los socios de Sánchez lo sabían, aunque el presidente jamás se lo haya reconocido (no ha hecho falta). ¿Cómo no lo iba a saber Ione Belarra, por ejemplo, si la pasada legislatura estaba sentada en el Consejo de Ministros? Pero como no era gasto oficial, miraban para otro lado. En otras palabras, era una trampa hipócrita en la que participaban todos. «Los Presupuestos son los padres», ironiza un alto cargo de uno de los partidos aliados del presidente. «Tú puedes hacer tantas cosas al margen de los Presupuestos… el Estado tiene tantos recovecos… El año pasado, el Gobierno modificó el Presupuesto prorrogado de 2023 en 90.000 millones de euros», asegura.
Sin embargo, el plan era perfecto hasta que ha dejado de serlo. Porque ahora el Gobierno no solo tiene que aumentar la inversión en Defensa, sino que también tiene que notarse que la aumenta para ir acercándose a ese 2 %. La paradoja es que el Ejecutivo necesita aflorar el gasto militar extra que hizo por la puerta de atrás en 2024 -año de récord- para que compute en la estadística oficial de la OTAN de ese año, que aún está en elaboración. Así demostraría que el porcentaje real de aportación de España ya está más cerca del 2 % de lo que muestran las cifras oficiales (el de 2023 fue el 1,28 %). Pero hay un pero: «Eso sería reconocer que nos han mentido», continúa este socio.
El jueves, la líder de Podemos compareció en la Moncloa tras su reunión con Sánchez y advirtió: «Este régimen de guerra va a suponer que el Gobierno cave su propia tumba (…). La legislatura está en un punto crítico». También avisó al PSOE de que el incremento del gasto en Defensa -en seguridad, lo llaman ahora los socialistas- «marca profundamente el rumbo de la legislatura y va a incidir en otras negociaciones».

Pedro Sánchez y Ione Belarra, el jueves en la Moncloa
Una periodista preguntó a Ione Belarra hasta dónde está Podemos dispuesto a llegar. Ahí, la líder morada fue lo suficientemente cauta como para no volar todos los puentes: «Cada vez es más difícil cerrar acuerdos con un Gobierno con el que tenemos una discrepancia tan estratégica y profunda». Y en parecidos términos se pronunció el único diputado del BNG, Néstor Rego, quien auguró que el compromiso del 2 % va a «condicionar» otras negociaciones que discurren en paralelo. Un día antes, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, había hecho un llamamiento a todos los partidos de izquierdas en la Cámara Baja para «consensuar un discurso común».
La mayoría que tendría y no quiere
Claro que Sánchez tendría una mayoría parlamentaria que respaldara el aumento de la inversión militar si la buscara, en vez de andar jugando al gato y al ratón con el poder legislativo. El problema es que no es la mayoría que él quiere, sino una mayoría de derechas. Y retratarse con las derechas no le gusta. El presidente del PNV, Aitor Esteban, respondió así con total naturalidad cuando le preguntaron si se sentiría cómodo en un hipotético acuerdo que incluyera al PP, pero no a los socios habituales de Sánchez: «A mí me parecería un Parlamento raro si no hubiera un acuerdo de ese tipo. En los grandes acuerdos, yo recuerdo que estaban el PP, el PSOE, PNV y CiU. En un momento de peligro para Europa, lo que me parecería extraño es que no se produjera ese acuerdo. Es más. Probablemente no me veo votando una propuesta con Podemos o con Bildu», argumentó.
El martes llegarán al Pleno las dos primeras iniciativas de los grupos sobre el gasto en Defensa
La mala noticia para Sánchez es que, quiera o no, el Congreso se va a pronunciar sobre sus compromisos con la OTAN y la UE. Y esta misma semana que empieza, justo antes del Consejo Europeo del jueves y viernes en Bruselas. En el Pleno del martes, los grupos debatirán dos iniciativas en direcciones opuestas. Por un lado, una proposición no de ley del PP que insta al Gobierno a «reafirmar el compromiso de España con la integridad territorial y la soberanía plena de Ucrania» y a «cumplir los compromisos adquiridos por España con la OTAN relativos a la inversión en Defensa (ese 2 % del PIB) a la mayor brevedad posible». Por el otro, una moción del BNG que pide al Ejecutivo que rechace los planes de la Comisión Europea para movilizar 800.000 millones de euros con los que financiar el rearme europeo. También, que Sánchez se abstenga de «cualquier aumento del gasto militar» porque «redundaría en una reducción de los recursos disponibles para destinarlos a políticas sociales o inversiones públicas necesarias».
Ambas serán las primeras iniciativas de una lista que seguro no acaba ahí, y se votarán el jueves. Aunque sea cual sea el resultado no son vinculantes para el Gobierno, sí obligarán a cada partido a posicionarse, incluido Sumar. Y a Sánchez se le verá el cartón.