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María Gámez junto al ministro Fernando Grande-Marlaska en una imagen de archivo

El ministro Marlaska en los actos conmemorativos del 175 aniversario de la BeneméritaEl Debate

Así es la estrategia del 'gota a gota' de Marlaska contra la Guardia Civil

Su misión consiste en hacer pasar desapercibido desde el desmantelamiento de la Benemerita hasta el acercamiento de los presos etarras

Cuando el 22 de junio de 2018, 15 días después de tomar posesión de su cargo, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, reunió a todas las asociaciones de víctimas del terrorismo, les pidió que confiaran en él, que no habría acercamiento generalizado de presos etarras y que cualquier acercamiento que se produjera se haría de forma individualizada.

Las víctimas se habían visto sorprendidas por el acercamiento a cárceles vascas de dos etarras, Olga Sanz y Javier Moreno. Dos terroristas que se habían mostrado públicamente arrepentidos de su pasado terrorista.

Entonces, el ministro contabilizada 233 presos etarras en las cárceles, de los que solo dos estaban en el País Vasco y 203 se encontraban en primer grado. En junio de 2023, cinco años después, apenas queda un centenar de presos, todos ellos en las cárceles vascas o la navarra, y de los que buena parte se encuentran en tercer grado y, por supuesto, ninguno se mantiene en primer grado.

Tal y como prometió en 2018, no ha habido un acercamiento generalizado, masivo, más bien han sido cinco años en los que se ha producido un continuo goteo, viernes a viernes, de acercamientos y excarcelaciones que han dado la impresión de ser algo individualizado, pero que ha tenido el mismo efecto que si hubieran sido todos de golpe.

'Gota china'

Esta misma 'gota china' o 'tortura del gota a gota' es la estrategia que el Ministerio del Interior está aplicando al desmantelamiento de la Guardia Civil. Un «desmantelamos esto por aquí, cedemos eso por allí, suprimimos aquello más allá» y, sin que se den cuenta, la Benemérita está a punto de desaparecer en parte de España.

Estos días, policías y guardias civiles se están movilizando por la cesión de la inmigración a Cataluña. Pero esto no deja de ser una gota más en el vaso del desmantelamiento del Instituto Armado que comenzó con dificultar su acceso a las salas del 112 para que puedan colaborar en los sucesos.

Posteriormente, sin que nos diéramos cuenta, se produjo una reestructuración de los grupos de montaña que dejó a regiones como Cataluña o Navarra en manos de los bomberos autonómicos.

Algo similar está sucediendo con el Seprona. En Navarra, por ejemplo, las competencias de Medio Ambiente son ya autonómicas, si bien, la Guardia Civil, con décadas de experiencia, colabora con la Policía Foral sobre el terreno, pero las competencias son navarras.

En 2022, Mossos y Ertzaintza se hicieron con las competencias de precursores de explosivos, otra función en la que ya sobraba la Guardia Civil. Y en materia de costas, parecido. En agosto de 2022, la policía autonómica catalana desplegaba sus primeras unidades de la Unidad de Policía Marítima. En la Copa América de Vela de 2024, la seguridad en las aguas correspondían ya en su totalidad a los Mossos.

Y ya, finalmente, cuando el goteo ha cumplido su misión, llega el chorrotón de agua en forma de cesión sin tapujos de las competencias de puertos y aeropuertos en País Vasco y Cataluña y de Tráfico a Navarra.

Mientras se mantiene el gota a gota en otras regiones como está sucediendo ya en Galicia o Canarias.

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