Jaén
El secreto de la mona que se encuentra escondida en la fachada de la Catedral de Jaén
La Mesa de Salomón, el Santo Rostro y la mona de Jaén son algunas de las leyendas que viven en esta catedral
Jaén es una ciudad con muchos atractivos y ofrece cientos de actividades a sus visitantes. Sin duda, uno de sus monumentos más emblemáticos es la Catedral de la Asunción. Ubicada entre la Plaza de Santa María y la Plaza de San Francisco, viven en ella honda historia y abundante patrimonio artístico. Asimismo, también muchas leyendas y curiosidades. Es el caso de la maldición de la mona de Jaén.
La Catedral de Jaén
Esta catedral fue planeada en el siglo XVI para que suplantara al predecesor templo gótico del siglo XV. Como es natural, las obras se prolongaron durante varios siglos. Sus arquitectos fueron Andrés de Vandelvira, Juan de Aranda Salazar y Eufrasio López Rojas, que incluyeron elementos renacentistas y barrocos en toda la extensión del templo.
La Catedral se ha convertido en una de las obras más importantes del renacimiento español, y su fachada en una de las obras principales del barroco español. Así, en 2012 se incluyó en la lista (junto con el conjunto monumental de Úbeda y Baeza) del Patrimonio de la Humanidad.
La leyenda de la mona de Jaén
En una de sus impresionantes fachadas, concretamente en el friso, se encuentra una figura tallada en piedra muy particular. Se le conoce con el nombre de Bafomet, una deidad a la cual los Caballeros Templarios fueron acusados de adorar en la Edad Media. A pesar de que esta fue la primera vez que se oyó este nombre, a lo largo de la historia se ha ido incorporando en diversas tradiciones ocultistas y esotéricas occidentales.
La leyenda de Bafomet, la mona de la Catedral de Jaén, se remonta a muchos siglos atrás y ha llegado hasta nuestros días. Cuenta esta que la mona es en realidad un ser vivo que fue petrificado por un hechizo. Antes de que esto ocurriera, la mona era una joven hermosa que vivía en la ciudad cuando gobernaban los Reyes Católicos. La joven era conocida por su belleza y amabilidad. Esto no le gustaba a algunos, y despertó la envidia de un mago que quería poseerla.
La leyenda continúa con su petrificación causada por el mago. Sin embargo, se dice que la mona, antes de ser alcanzada por el hechizo, pronunció una maldición que persigue a la ciudad de Jaén hasta el día de hoy.
Algunas historias más recientes cuentan que aquellos que desafían a la estatua, ya sea retándola o lanzándole cosas, sufren grandes pesares en su vida. Como un joven que supuestamente atacó a la escultura con una piedra, quitándole un trozo de nariz, y que poco después del acto falleció.
Se dice que la maldición de la mona no solo es sobre la ciudad, sino también sobre aquellos que la visitan. Asimismo, la maldición ocasiona desgracias en la vida de todo aquel que se atreve a mirar directamente a los ojos a la mona.
Muchos de los habitantes de la ciudad evitan hacer contacto visual con la mona cuando pasan por la Catedral. Al igual, que algunos recién casados cuidadosos, ya que se dice que la mona puede afectar la unión e interferir en la felicidad matrimonial.
Otra historia alrededor de esta enigmática figura es que se dice que en realidad se trata de un hombre origen judío o árabe, por el turbante que lleva en su cabeza. Asimismo, existe la creencia de que es en realidad una gárgola antijudía, que observaba atentamente a los conversos como recordatorio de que si querían alcanzar la salvación no debían judaizar.
La mona no solo se ha convertido en un ícono de la catedral, sino también de la ciudad de Jaén. Así, ahora es una parada obligatoria en los recorridos turísticos, al igual que otras curiosidades y leyendas de la Catedral, como por ejemplo la de la Mesa de Salomón y la del Santo Rostro.