«Crear a 'Pepilla' fue el mejor tratamiento para superar el cáncer»

«La flamencura todo lo cura» es, más que un lema para Marta Flores Esquivias, una realidad que ella misma pudo experimentar hace un año y medio, cuando empezó a crear lo que más tarde sería una colección de muñecas que representan a la perfección esta dualidad que es Sevilla y se manifiesta, entre otras cosas, en la Semana Santa y en la Feria.

Porque los inicios de 'Pepilla' –así es como se llama– fueron en pleno proceso de tratamiento para superar el cáncer de mama que padecía y que afrontó convencida de que su mejor medicina era dar forma a los volantes y lunares que ella no podría lucir ese año por la Feria, pero sí sus pequeñas muñecas.

–El punto de partida de Pepilla es cuando te diagnostican cáncer de mama, podría decirse que forma parte de tu tratamiento de recuperación. ¿Cómo se te ocurrió ponerte en marcha con esta idea?

–Todo empezó con una colaboración benéfica, me pidieron que vistiera a un par de muñecas para una tómbola que organizaba una Hermandad de Sevilla. Al principio fue todo un reto para mí, porque con el tratamiento perdí sensibilidad en las manos y coser no era nada fácil, pero me fui animando y terminé vistiéndolas de flamenca –la temática era libre, pero me hizo ilusión diseñar para ellas los trajes que a mí me habría gustado lucir ese año-. Fue todo un éxito y, a partir de ahí, mis amigas me animaron a hacerlo para Navidad y después llegarían los primeros pedidos –incluso desde Londres– para hacer regalos de Primeras Comuniones, por Feria… ¡hasta en verano! Sin duda fue mi mejor terapia porque me ayudó a superarme, a mantener mi cabeza ocupada, pensando en cosas bonitas.

–Recordando tu Feria del año pasado en la que estuviste ingresada, has llevado a cabo una iniciativa muy especial: llevarles muñecas a los niños que están ingresados en Oncología del Hospital Macarena. ¿Qué crees que aporta 'Pepilla' allí?

–Ha sido una experiencia maravillosa. Gracias a la colaboración de la Fundación La Caixa, la Banda Tres Caídas de Triana y Pepe Pinreles hemos llevado un trocito de Feria al Hospital. Los niños estaban maravillados; por ejemplo, recuerdo el caso de una niña que cuando llegamos estaba llorando porque le toca tratamiento y terminó yéndose feliz con su 'Pepilla' bajo el brazo. Queríamos hacer una campaña solidaria más allá de Navidad, que es cuando este tipo de acciones son más comunes, y transmitir fuerza y esperanza a esos niños y a sus familias, y también a todos los profesionales sanitarios que los atienden día a día.

–¿Cómo ha ido evolucionando tu idea inicial a lo que es hoy?

–En los inicios me ayudó mi madre y me empecé a dar a conocer por redes sociales, hasta llegar a asociarme con la marca Pepe Pinreles y llegar a lo que es hoy. 'Pepilla' es tradición, valores familiares, es la muñeca que nos vestían nuestras abuelas, la que nos hace conocer mejor nuestras raíces y amarlas. Entre los avances que hemos hecho tras asociarme con Pepe Pinreles, destacaría la caja, en concreto la de Feria, que es una auténtica caseta e incluye –entre otras cosas– un talonario de los míticos vales con los que los niños pueden jugar y vivir la Feria todo el año. Además, este año hemos participado en SIMOF y nuestro stand fue el que más apareció en redes sociales, el más compartido, hicimos una edición especial de la muñeca y nos quedamos sin pepillas, ¡fue un éxito rotundo!

–Eres una mujer emprendedora, has creado puestos de trabajo y no te pones límites. ¿Cuántas personas forman el equipo de 'Pepilla'? ¿Qué camino te gustaría seguir con tu marca cuando miras al futuro?

–Ahora tengo un equipo maravilloso porque, literalmente, siento que el proyecto se nos va de las manos y eso es maravilloso. Hemos crecido mucho haciendo un trabajo totalmente artesanal, especialmente en los últimos tres meses. Nos apoyan mucho desde Pepe Pinreles, a los que me asocié tras presentarles mi idea y ellos me han orientado muchísimo desde el primer momento en todo en lo que se refiere a distribución y dar a conocer la marca. Yo cuento en mi equipo con María y con Nieves, con las que trabajo mano a mano cada día, y Lola en el taller, que le da forma a nuestros diseños. Creo mucho en el proyecto, le estamos poniendo mucho corazón y eso se nota. Dentro de diez años me imagino muy sana, creando una gran familia de pepillas, que cuenten con un armario inmenso de diseños muy sevillanos.

–El año pasado, como hemos comentado anteriormente, viviste la Feria ingresada. Háblame de la ilusión con la que esperas tu regreso a la Feria, qué sentimientos te despierta la idea de atravesar la Portada.

Yo siempre me reservaba para el primer día de Feria, nunca iba al Pescaíto, pero este año tenía demasiadas ganas y disfruté muchísimo de la preferia. Estreno traje porque, después de las operaciones y del tratamiento, no me cabía ningún traje y me he hecho uno nuevo. Estoy muy contenta, muy ilusionada, tengo muchas ganas de disfrutar de mi ciudad engalanada, de ver a gente guapa paseándose por el Real, ese despliegue que hace Sevilla para llevar al mundo nuestra alegría… La luz de la Feria es diferente, allí todo es magia.

–Qué consejo le darías a quien está pasando por lo mismo que tú pasaste, con qué mensaje de esperanza acabarías esta entrevista.

Esta enfermedad te cambia la vida, te quita muchas cosas, pero también te aporta. Es como si tuvieras una nube, una sombra, que te va persiguiendo y te quita la alegría, pero si le pones corazón y ánimo puedes transformar tu realidad. Tiene unas consecuencias físicas que son muy duras de asumir y hay días y días, pero aparte del proceso es importante cuidarte, dedicar tu tiempo a cosas que te gustan para hacerlo todo más llevadero. Hay que ponerle ilusión a la vida también en los momentos duros, porque te va a ayudar a superarlos.

Si las dos fiestas más representativas de la ciudad fueran muñecas, sin duda, serían 'Pepilla'. Las túnicas de varias hermandades y los trajes de flamenca diseñados por Marta son el complemento ideal para una muñeca que nació con el propósito de curar a quien la ideó y lo ha conseguido. Próximo objetivo: hacerse un hueco en la casa de todos los niños sevillanos, haciendo sentir a sus pequeños dueños en plena carrera oficial o en la Feria durante todo el año.