
Detalle del Retrato de don Francisco de Arobe y sus hijos, caciques de Esmeraldas (1599)
'Blancos, pardos y morenos', la exposición de Toledo sin complejos sobre la Hispanidad y el mestizaje
En la muestra del Museo del Ejército se ofrecen a la vista testimonios y objetos impresionantes en medio de la pantalla del mestizaje biológico y cultural
El Retrato de don Francisco de Arobe y sus hijos, caciques de Esmeraldas, de 1599, es propiedad del Museo del Prado, peros se encuentra estos días (hasta el 25 de mayo) en la exposición temporal del Museo del Ejército, en Toledo, Blancos, pardos y morenos: cinco siglos de americanos de España en el Ejército.
Francisco de Arobe y sus hijos representan en este cuadro el sometimiento de su cacicazgo en Ecuador a la Corona Española, que no distinguía de razas entre sus notables. Blancos, pardos y morenos a buen seguro pueda parecer un título ofensivo para algunas mentes biempensantes del XXI, pero la gama de colores de la raza es una realidad que aquí muestran sin complejos los historiadores.
«Traslatio imperii»
Blancos, pardos y morenos para mostrar «el espíritu progresivo de las instituciones españolas». Las escuelas, las universidades o las iglesias a la que se refirió Charles Lummis, el periodista e hispanista estadounidense, defensor de los derechos de los indios americanos, que reconoció el valor de la acción de los conquistadores.
En la muestra se ofrecen a la vista testimonios y objetos impresionantes en medio la pantalla del mestizaje biológico y cultural con luces y sombras para todos, con los que fueron aliados de los recién llegados porque vieron un futuro mejor a su lado y con los que los rechazaron.
Hacha ceremonial Inca
Aparece la idea de «traslatio imperii», la transferencia de un imperio de forma natural, como el del romano al bizantino o, como es el caso, el mestizaje querido y buscado que reconocía la nobleza incaica del mismo modo que la nobleza castellana. Dijo el historiador británico Hugh Thomas, y así reza un letrero en la exposición, que «El mestizaje fue la mayor obra de arte lograda por los españoles en el Nuevo Mundo».

Busto de Malinche
Toda una respuesta contra la perversa y falaz «leyenda negra» que sostiene el actual Gobierno en el Ministerio de Cultura. También, entre espadas, simples botones de casacas de soldados, pendones, hachas ceremoniales incas y mapas antiguos de América y las regiones conquistadas, como lienzos respetuosos en sus trazos y con su objeto, con la tierra y sus habitantes, se hace referencia a las leyes de Indias, desconocido principio de los Derechos Humanos actuales.
O aquellas instrucciones de los Reyes Católicos de 1503, apenas una década después de la llegada a América: «Que cristianos se casen con algunas mujeres indias, y las mujeres cristianas con algunos indios (qué lección de igualdad de hace cinco siglos), porque los unos y los otros se comuniquen y enseñen, para ser doctrinados en las cosas de nuestra Santa Fe Católica».
Miguel Caldera, el capitán mestizo
Aparecen personajes históricos como Miguel Caldera, el capitán mestizo, hijo del capitán castellano Pedro Caldera y de María, una mujer chichimeca. El soldado que usó la diplomacia para someter a los rebeldes de su media raza, pacificador de California, fundador de San Luis Potosí, en Bolivia. O Josefa Saenz del Campo, española nacida en Colombia, la heroína de Mocha, realista sable en mano contra los rebeldes que subió al campanario de la ciudad para repicar por su triunfo.
Se habla de las mujeres a las que llamaban «rabonas» porque iban a la cola de los regimientos acompañando a sus maridos para cuidarlos en las campañas. Entre objetos y testimonios y cuadros de Ferrer-Dalmau, una buena medida de la Hispanidad entre textos para ser recordados frente a quienes pretenden confundir, como el de Bernardo de Gálvez, el dieciochesco (la exposición va avanzando a través de los siglos) héroe de Pensacola:
«Qué importa al soberano que sea blanco o negro el que le sirve?, he visto una bandera más bien defendida en las manos negras de un mulato que en poder de otras más blancas». O desde la proclama de la Junta de Gobierno del Río de la Plata en 1810: «por su clase y expresas declaraciones de su Majestad, en lo sucesivo no debe haber diferencia entre el militar español y el militar indio, porque desde el principio del descubrimiento quisieron los Reyes Católicos que sus habitantes gozaran los mismos privilegios que los habitantes de Castilla».

Detalle de La noche triste de Cortés de Manuel Ramírez Ibáñez
Se llega hasta los milicianos guaraníes que combatieron como brigadistas internacionales en la Guerra Civil española, para quienes el poeta paraguayo Vicente Lamas compuso su Canción del miliciano guaraní, gran demostración de amor y reconocimiento a España:
«...Miliciano guaraní, miliciano de la raza, has saldado tú la deuda que debíamos a España; don Quijote no está solo en los campos de La Mancha». El recorrido breve, pero intenso, que termina con «las tres almas españolas», que mencionó el actual Rey Don Felipe: «Europea, mediterránea e iberoamericana».