
Vistas del Campo de Montiel, en Ciudad Real, desde el castillo de Alhambra
Wolframio sí, pero ¿por qué no las tierras raras de Ciudad Real, que pueden ser otra mina de oro moderna?
La solicitud de investigación de la empresa Quantum Minería, presentada en 2022, sigue a la espera en medio de la oposición radical de los ecologistas y el silencio de la administración
El tan traído y necesario y bienvenido consenso entre administraciones y municipios españoles e instituciones europeas que ha hecho posible la declaración de la Comisión de la Unión como proyecto estratégico de la mina de oro y wolframio de Abenójar, en Ciudad Real, tiene en el contexto minero un reverso tenebroso como en La Guerra de las Galaxias, en este caso La Guerra de los Minerales.
Mineral Wars, por relajar un poco un tema serio, tiene en el lado oscuro, si se va a suponer que «el bueno» es el de quienes están a favor de ni siquiera (aún) la explotación, sino de la investigación para ver qué hay y qué y cómo se puede sacar, a los ecologistas. Es el caso de las tierras raras de Ciudad real, donde se busca la monacita, mineral contenedor del neodimio, un metal fundamental para la tecnología. Con mayor e importante concreción: la monacita gris, cuyo contenido radiactivo es casi nulo.
Quienes están enfrente de su posible extracción (quienes dicen que es un material radiactivo, frente a los que sí saben y quieren diferenciar casi burlándose, sin risas, de semejante afirmación) son los ecologistas de la Plataforma Sí a la Tierra Viva, quienes parecen tener el mando de la situación desde hace años. El propio Emiliano García-Page, quien hoy se felicita, con razón, de la próxima explotación ciudadrealeña, desautorizó este caso en 2021 y hoy la solicitud de investigación de la empresa Quantum Minería, presentada en 2022, sigue a la espera en medio de la oposición radical de los ecologistas y el silencio de la administración.
¿A qué es debido ese silencio y la ausencia de un consenso como por el que se felicitaba el miércoles Page respecto a la próxima puesta en marcha (en 2027) del proyecto de El Moto en Abenójar, también en Ciudad Real? Fuentes consultadas del Gobierno regional reconocen que el caso de las tierras raras está en «trámites ambientales» y hacen referencia al «mucho mayor apoyo social» en la comarca de Abenójar que en la de Campo de Montiel, donde se ubican las tierras raras (no son tierras, en realidad, sino elementos químicos dentro de minerales [antiguamente, en química, a los óxidos se les llamaba tierras]), cuyos yacimientos en España, en la zona, podrían convertirla en una potencia mundial que no tendría que depender mayormente de China.¿Rechazo ideológico?
«Trámites ambientales» y «apoyo social». ¿Control de los ecologistas y de los vecinos, respectivamente? Esta es precisamente la carretera cortada en la que se encuentra desde hace años Quantum Minería para sacar adelante su «Proyecto Neodimio», pese a los constantes informes positivos, mayor y especialmente medioambientales que certifican la inocuidad de la extracción para los seres vivos y la naturaleza frente al apocalipsis que presentan, con sus propios informes, debidamente contestados por la otra parte, Sí a la Tierra Viva y otras asociaciones ecologistas.
Este rechazo parece tener un perfil ideológico, puesto que ni siquiera se permite la exploración de los posibles recursos, que es lo único que se ha pedido. «Negacionismo» en toda regla al que acompaña el silencio de una administración encantada con el wolframio y no tanto con la monacita (la gris), aunque aseguran que «no han participado» en la decisión de la UE, y que los criterios en que esta se ha basado deberá explicarlos el comisario.
Quantum asegura que las posibilidades del yacimiento de monacita en Campo de Montiel son «únicas en Europa y excepcionales a nivel mundial», en el cálculo de que el mineral ciudadrealeño contiene un porcentaje de neodimio sustancialmente mayor que el de las minas en activo más importantes del mundo. También afirman ser conscientes de la necesidad de ser ejemplares «en el control de los impactos ambientales», y apostillan que estos «por otra parte, son mínimos».
Hay un «tesoro en la tierra» (dicen en Quantum y no solo en Quantum) del Campo de Montiel y hay un empeño de una parte de la sociedad por no sacarlo y aprovecharlo. Todo parecen ser facilidades e informes viables y de gran proyección por el lado del Proyecto Neodimio (tan similar en expectativas al de El Moto y su wolframio) y todo parece ser negación taxativa por parte de quienes lo rechazan y de momento vencen. Taxativa porque ni siquiera permiten explorar para ver qué hay y qué se puede hacer: una cerrazón ideológica que goza del extraño acompañamiento silencioso de la administración.