La Generalitat cree que Boric y Petro apoyarán una futura declaración unilateral de independencia
Con esta nueva delegación son seis las pseudo embajadas que la Generalitat de Cataluña ha abierto en lo que va de año
La llamada mesa de diálogo entre el gobierno central y la Generalitat y la concesión de Pedro Sánchez según la cual el Ejecutivo no recurrirá ninguna acción, ley o decreto impulsado por la Generalitat por anticonstitucional que esta sea ha dado alas al gobierno catalán. El martes el presidente autonómico, el republicano Pere Aragonès, exigió que el delito de sedición debía quedar derogado antes de Navidad y recordó que el referéndum de independencia es irrenunciable.
El miércoles Silvia Alsina, la consejera catalana de Exteriores, materia en la que la Generalitat no tiene competencias, anunció la apertura de una nueva «embajada», en este caso en Brasil. Con esta delegación, que tendrá su sede en Brasilia, son seis las pseudo embajadas que la Generalitat de Cataluña ha abierto en lo que va de año. En la América hispana es la tercera tras las de México y Argentina. Alsina, al presentar la nueva delegación de la Generalitat, destacó que bajo su mandato la Generalitat ha pasado de tener representación en 44 países a 63.
Un movimiento táctico
La elección de Brasil no es casualidad, el giro político hacia la izquierda radical de América Latina es una magnífica noticia para el independentismo catalán dado que, desde Caracas, Nicolás Maduro siempre ha mostrado su apoyo al secesionismo catalán y en el pasado el cocalero Evo Morales desde Bolivia también.
Gustavo Petro asistió como observador al falso referéndum del 1 de octubre de 2017 invitado por su íntimo amigo Xavier Vendrell, hoy investigado por corrupción
Las victorias de Gabriel Boric, hijo de madre catalana y padre croata –no obstante, se apellida Font– en las elecciones presidenciales de Chile y de Gustavo Petro en Colombia han sido recibidas con alborozo en Barcelona, donde se cree que, en caso de una nueva declaración unilateral de independencia, tanto Chile como Colombia reconocerían la Republica catalana y eso arrastraría a otros países como Nicaragua, Venezuela o Cuba.
Boric Font no solo mostró en su toma de posesión hostilidad hacia Felipe VI, al que acusó falsamente de ser el responsable del retraso en su toma de posesión, sino que durante el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 tuiteó mensajes críticos con la policía y favorables a los manifestantes, como por ejemplo «más democracia, menos represión» o «las imágenes de la violencia policial en Catalunya son impactantes. Un abrazo desde Chile al pueblo catalán».
Gustavo Petro, nuevo presidente de Colombia, también tiene relaciones estrechas con el independentismo catalán, dado que asistió como observador al falso referéndum del 1 de octubre de 2017 invitado por su íntimo amigo Xavier Vendrell, hoy investigado por corrupción en el caso Volhov y exconsejero de ERC en el Gobierno de Pasqual Maragall. El vínculo de Vendrell con Colombia viene dado porque Vendrell, ex miembro del grupo terrorista Moviment de Defensa de la Terra (MDT), fue presidente de la Cámara de Comercio Cataluña-Colombia. Petro durante su estancia en Cataluña también mostro su complicidad con el independentismo. Durante su estancia en Barcelona tildó a España de dictadura en referencia a la que el consideraba violencia policial durante el referéndum ilegal del 1 de octubre. El hoy presidente colombiano se explayó en las redes durante su visita a Barcelona: «Estoy en Cataluña como testigo de su refrendo por la independencia. Detenciones, allanamientos. Gobierno español reprime el refrendo».
Asimismo, tras su victoria electoral recibió vía redes sociales felicitaciones entusiastas de líderes separatistas como el prófugo expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, o la expresidenta del Parlament, forzada a dimitir por estar investigada por un caso de corrupción, Laura Borras.
La apertura de una nueva delegación en Brasil es un movimiento táctico de la Generalitat frente a la posible victoria de Lula en el gigante carioca y la influencia y liderazgo que podría ejercer sobre el resto de dirigentes de izquierdas de América Latina.