Grupo de independentistas catalanes

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Cataluña

Una Diada a medio gas y con divisiones entre el independentismo

La manifestación convocada por la ANC es uno de los actos más destacados

Este domingo se celebrada la Diada, que, hasta hace no hace mucho, servía al independentismo para unir filas en torno a sus reivindicaciones. Pero a estas alturas, los independentistas andan desorientados, divididos, y parece que eso se puede trasladar a las calles, con una movilización a la baja, tras años mostrando su fuerza en este tipo de citas.

Este año la ANC, entidad que convoca la gran movilización independentista, quiere denunciar «el colonialismo de España», y lo hará con un recorrido que empezará a las 17:14 en la avenida Paralelo de Barcelona, pasará por el Moll de la Fusta, el paseo de Isabel II y acabará ante la Estación de Francia, donde se montará un escenario para los parlamentos y el fin de fiesta. La manifestación lleva por lema: «11-S i 1-O: Tornem-hi per vèncer: Independència» («11-S y 1-O: Volvamos para vencer: Independencia»).

En definitiva, se quiere que nuevamente la sociedad civil sea la que tire del carro, una sociedad civil que parece algo agotada, teniendo en cuenta, por ejemplo, lo que reflejan las últimas encuestas del Centre d'Estudis d'Opinió, el CEO, una especie de CIS catalán. Este sondeo sitúa el apoyo a la independencia en un 41 %, tres puntos menos que en el anterior barómetro, que se publicó a principios de abril. Un porcentaje que se sitúa en el nivel más bajo de la serie, algo que no se daba desde junio de 2017, cuanto también fue del 41 %. Y no sólo baja el apoyo a la independencia, sino que sube el porcentaje de personas que la rechazan. Concretamente, y según esto último barómetro, son un 52 % de los encuestados, un 4 % más que en la última ola, que fue del 48 %.

Desde la ANC, al menos algunos de sus dirigentes, reconocen que la gente está desmovilizada. De ahí que en los últimos días se hayan llevado a cabo varias acciones por parte de la entidad. Esta semana desplegó una gran estelada en la plaza Sant Jaume y el lunes desplegó un cartel en el Paseo Colón, emulando al del presidente del Barça, Joan Laporta, frente al estadio Santiago Bernabéu, en el que se podía leer: «Ganas de vernos».

En cualquier caso, parece difícil que se puedan recuperar las cifras de participación del momento álgido del procés. Recordemos que en 2012 llegaron a participar un millón y medio de personas en la manifestación independentista. Un año después se llevó a cabo una cadena humana que cruzó Cataluña de norte a sur que congregó a 1.600.000 personas. El momento cumbre fue en 2014, unos meses antes de que se celebrara el simulacro de consulta del 9-N. Aquel año la Diada contó con la participación de 1.800.000 personas. Y a partir de ahí, las cifras de asistencia han ido a la baja. En 2017, por ejemplo, se situó en torno al millón de personas y el año pasado, si bien marcado aún por la pandemia, en unas 400.000.

Pero no es solo que el independentismo presente síntomas de agotamiento, sino que, además, se presenta dividido por la guerra abierta entre la entidad organizadora, la ANC, y ERC. De hecho, ni el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ni los consejeros republicanos del Govern van a asistir a la manifestación. Consideran que la ANC es la que divide precisamente al independentismo por poner el foco en los partidos separatistas y no en el Estado. Y la entidad no ha dudado en dejar claro que el problema es que Aragonès «no está implicado con la independencia» y no entiende que el president «se haga fotos con el Gobierno y no lo haga con cientos de miles de catalanes».

Después está Òmnium Cultural, que también participa en la convocatoria de la manifestación, aunque en un segundo plano. Sí ha hecho un llamamiento a la participación con un vídeo en el que eso sí, se desmarca del discurso de la ANC. También tiene previsto celebrar un acto político al mediodía, en el paseo Lluís Companys de Barcelona. A este acto sí acudirá el presidente de la Generalitat.

Y mientras tanto, Junts per Catalunya intenta obtener rédito de este clima de división, y especialmente si con ello puede erosionar a sus socios de gobierno, con los que las relaciones son tensas. Para empezar, irán todos los miembros del Govern de Junts. Y les dicen a sus socios que tienen que estar dispuestos a escuchar críticas y silbidos. Y a todo esto hay que añadir, aunque fuera propiamente del ámbito de la Diada, que el exsecretario general de Junts, Jordi Sánchez, acusó al líder de ERC, Oriol Junqueras, de ser un «indocumentado» o una «persona que miente». Todo ello, a raíz de que el líder de ERC acusara a Junts de incumplir el pacto de Govern con la mesa de diálogo, y en concreto que sus representantes formaran parte del Ejecutivo catalán.

Por lo demás, el pistoletazo de salida de la Diada lo abre la «marcha de antorchas en conmemoración de los defensores de Barcelona», una marcha que acaba en el Fossar de les Moreres. A partir de las 9 se celebra en el monumento a Rafael Casanovas en Barcelona la tradicional ofrenda floral al que fuera conseller en cap. Y en Sant Boi hay otra ofrenda, a la que, por cierto, también asistirá Pere Aragonès.

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