Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo

Carles Puigdemont, en el Parlamento EuropeoEFE

Las bases del Consell de la República se rebelan contra Puigdemont y votarán si se debe bloquear la investidura

Tiene carácter consultivo, pero puede suponer un contratiempo para el expresidente de la Generalitat

¿El Consell de la República debe promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas catalanes? Esta es la pregunta que tendrán que responder las bases del Consell de la República (CdRep), el chiringuito del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que dirige desde Waterloo. La consulta se celebrará entre el 17 y el 23 de octubre.

No se trata de una consulta que se haya impulsado desde el propio Consell, desde la ejecutiva, ni mucho menos, sino que se hará a petición de un miembro registrado que presentó a finales de julio la propuesta, y que ha logrado los avales necesarios para sacarla adelante. Por este motivo, se someterá a votación de los afiliados, que deberán decidir si los partidos independentistas catalanes deben promover el bloqueo de la investidura de Pedro Sánchez. Aun así la votación no tiene carácter vinculante, es sólo consultiva.

No hay que perder de vista que una parte de las bases de este organismo han mostrado públicamente sus críticas por la decisión de Puigdemont de reorganizar el CdRep, un movimiento que se ha hecho, creen, para eliminar el debate interno en un momento en que se está negociando con el PSOE las condiciones para que las formaciones independentistas puedan apoyar la investidura.

De hecho, el Consell, que es una entidad privada, está formado por el propio Gobierno del Consejo, que encabeza Puigdemont y una decena de personas afines, entre ellas el exconsejero Toni Comin, también huido a Bélgica. Y la segunda pata es la Asamblea de Representantes, que aspira a ser una suerte de «parlamento paralelo», para impulsar la acción política. Pues bien, el expresidente de la Generalitat ha decidido suspender temporalmente las funciones de la Asamblea con el pretexto de una reorganización para ganar en eficiencia. Pero a la práctica, este movimiento supondrá que este organismo tenga menos poderes, y en cambio, se refuerce aún más a la ejecutiva que preside Puigdemont.

Forma «española» de actuar

De ahí que un grupo de miembros del Consell hiciera público un comunicado, que se titulaba «¿Por qué tanta prisa?», en el que denunciaban «esta manera prepotente y española de hacer es propia de las cúpulas de partidos políticos con poca o nula democracia interna y es contraria a los valores de la república en la que pretendemos vivir». También calificaban la decisión «unilateral» como «bonapartista» o como un «ejercicio de autoritarismo».

Este sector cree que, con estos movimientos, Puigdemont pretendía evitar críticas o debates internos sobre las negociaciones, que pudieran ser molestos. En cualquier caso, desde Junts aseguran que el resultado de esta votación no tendrá una traducción en el posicionamiento final del partido. Al menos, es lo que aseguran en público. En privado, hay dirigentes que temen que lo que se decida influya en Carles Puigdemont, que, al fin y al cabo, es quien sigue dirigiendo a Junts en la sombra.

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