La portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, en una rueda de prensa

La portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, en una rueda de prensa el pasado noviembreEuropa Press

Cataluña

El Govern dice que es «casi imposible» que Cataluña evite la entrada en estado de emergencia por sequía

Los embalses que dependen del sistema Ter-Llobregat ya se encuentran al 17 % de su capacidad

La situación en Cataluña es «crítica». Así lo asegura la portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja, quien ha advertido que es «casi imposible» evitar, a estas alturas, que se entre en estado de emergencia por sequía. Podrá llover, asegura Plaja, pero sólo retrasaría algo su entrada en vigor. No hay que perder de vista que los embalses que dependen del sistema Ter-Llobregat se encuentran al 17 % de su capacidad. La emergencia se decretaría cuando ese porcentaje baje al 16 %.

«Hay que ser conscientes de dónde estamos y dónde estaremos», ha advertido Plaja, quien ha reclamado también al conjunto de grupos parlamentarios «trabajar juntos» porque la sequía es un problema «de país». De hecho, ha agradecido el esfuerzo que está haciendo la ciudadanía para ahorrar agua, pero también que medidas «anticipadas», como las potabilizadoras o las desalinizadoras, han contribuido a aliviar la situación para que ahora no fuera «catastrófica».

Aun así, no son pocas las voces que reprochan al Ejecutivo catalán que haya actuado tarde y mal. Y no sólo el actual, sino desde la anterior sequía en 2008, cuando también se llegó a una situación límite. Entonces llovió, y con la lluvia también se paralizaron muchas de las inversiones en infraestructuras hídricas previstas. Sin ir más lejos, en 2022 sólo se ejecutó un 35 % de lo previsto para esta cuestión.

Pero hay otro dato que refleja la magnitud del problema, sobre todo de mantenimiento de la red de distribución: Cataluña pierde una cuarta parte de su agua potable por culpa de las fugas de agua en la red. Sólo el año pasado se perdieron 134.300 millones de litros, 134 hectómetros cúbicos.

¿Y qué dicen desde la Agencia Catalana del Agua? Su director, Samuel Reyes, traslada buena parte de la responsabilidad a los ayuntamientos y a la ciudadanía. En una entrevista a la Agencia Catalana de Noticias llegó a lamentar que la alerta por sequía no hubiera calado en las ciudades hasta que se ha hablado de cortar las duchas en los gimnasios en los campos de fútbol y que eso pudiera afectar al Barça.

Pero la ciudad de Barcelona no es precisamente la que más agua consume. De hecho, se encuentra por debajo del límite que fija la fase I de emergencia, que es de 200 litros por persona y día. El consumo doméstico, por ejemplo, se sitúa en algo menos de cien litros por persona y día. Si se suman otros usos, como el industrial, el del comercio o el de los servicios municipales, la cifra sufre a 173 litros.

Pocas inversiones

El problema, aseguran algunas entidades y también partidos de la oposición, es que no se ha hecho nada. Es lo que considera Xavier Latorre, presidente de la Asociación catalana de Amigos del Agua. Recordaba que la directiva europea obliga a las demarcaciones hidrográficas, al ACA en este caso, a hacer cada seis años, un plan de gestión que, tiene como añadido un plan de medidas. La primera edición del plan abarcaba 2009-2015. De este plan de inversiones, se ejecutó el 42 %. Del segundo plan, de 2015 a 2021, se ejecutó el 47 %. Es decir, más de la mitad de las cosas que se tenían que haber hecho no se han llevado a cabo.

Y ahora, añade, «lo que tendría que ser el plan actual lleva un retraso de un año y medio y representa una inversión de 2.300 millones de euros. Mi deseo sería que hagan los deberes y cumplan todo lo que contenía, pero si ya con la tramitación burocrática te comes el 25 % del tiempo, las cosas pintan mal».

Y en el horizonte está la posibilidad de traer agua en barcos al Puerto de Barcelona. El director del ACA asegura que, si no llueve nada en primavera o llueve muy poco, «si estamos en una situación muy crítica, después de la primavera, traeremos barcos, prioritariamente de Tarragona, porque está más cerca», aunque Samuel Reyes no descartaba traer agua de otras ciudades como Marsella. De momento, ya se están haciendo los trabajos de adecuación necesarios. Por cierto, Xavier Latorre recuerda que ya se intentó esta opción en 2008 y resultó un fracaso, porque el agua «se tuvo que tirar al mar» al despotabilizarse.

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