Antoni Gaudí, durante la procesión de Corpus Christi, en 1924

Antoni Gaudí, durante la procesión de Corpus Christi, en 1924Wikimedia

Cataluña

La «ONG del catalán» intenta apropiarse de Gaudí como un mártir de la lengua

Plataforma per la Llengua invitó a participar en un mural para conmemorar los 100 años de la detención del arquitecto por querer entrar a una misa prohibida

La autodenominada «ONG del catalán», Plataforma per la Llengua, trató de apropiarse durante la Diada de la figura del célebre arquitecto Antoni Gaudí, transformándolo en un «mártir» del catalán. En concreto, la entidad instaló en el Fossar de les Moreres –escenario de las ofrendas florales al monumento de Rafael Casanova– durante la mañana del miércoles un mural colaborativo para conmemorar el centenario de la detención del autor de la Sagrada Familia por querer entrar a una misa prohibida.

«El protagonismo de esta Diada será para conmemorar una efeméride que cumple 100 años: la detención de Antoni Gaudí por haberse negado a hablar en castellano con unos policías», señalan en su página web, invitando a sus seguidores a participar en un mosaico «aportando su tesela para explicar alguna vulneración de los derechos lingüísticos, algún luchador referente o algún motivo para defender su lengua».

De esta manera, la Plataforma pretendía apropiarse de la figura de Gaudí, uno de los artistas catalanes más conocidos en todo el mundo, y reivindicarlo como ejemplo para aquellos «que nunca han callado por defender el catalán». «Episodios como este continúan pasando, porque la catalanofobia y la persecución de la lengua no han cesado», concluyen.

¿Qué pasó hace 100 años?

El 11 de septiembre de 1924 fue el primero que se celebraba en Cataluña durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En aquel momento, el gobierno del que había sido capitán general del Ejército en Barcelona prohibió la misa conmemorativa de la Diada que celebraba desde 1899 la Liga Espiritual de Nuestra Señora de Montserrat en la iglesia de los Santos Justo y Pastor.

A esta misa quiso acceder Gaudí, según quedó recogido en la revista Serra d’Or en su número 335. El arquitecto –hombre de profunda fe cristiana, reconocidas convicciones catalanistas y célebre por su carácter tozudo– se presentó en la puerta de la iglesia acompañado de un amigo suyo, un tal señor Valls. Allí fueron detenidos por un policía, con el que Gaudí, hablando en catalán, mantuvo el siguiente intercambio:

- ¿Dónde va usted?
- Vaig a missa. («voy a misa»)
- No se puede pasar.
- Doncs jo passaré. («pues yo pasaré»)
- ¡Usted no pasará!
- Per què m’agafa pel braç, vostè? (“¿por qué me coge el brazo?")

Valls intervino a favor de Gaudí y ambos hombres fueron arrestados y trasladados a la comisaría, donde el policía que los detuvo les acusó de haberle insultado. La detención, por tanto, no ocurrió por una mera cuestión lingüística, sino por insistir en acceder a un evento prohibido. No obstante –según recoge la revista de la época– esta sí aparece en el interrogatorio posterior, ya que un agente le dijo que su profesión de arquitecto le conminaba a hablar castellano.

«La profesión de arquitecto me obliga a pagar contribución y ya la pago, pero no a dejar de hablar mi lengua», respondió Gaudí, en pleno enfrentamiento verbal con los policías. Los policías amenazaron con golpear tanto a Gaudí como a Valls «si no fueran tan viejos», a lo que Valls, en castellano, les respondió: «Aquí no tendría ninguna gracia. En la calle mano a mano ya sería otra cosa».

Posteriormente, Gaudí fue retenido en la comisaría unas horas más, insistiendo en su reticencia a cambiar de idioma: «Tengo suficiente con mi lengua», dicen que dijo. Al día siguiente, ya libre, el señor Valls le preguntó cómo había acabado todo, y Gaudí contó cómo le habían cacheado y lo habían metido en un calabozo.

Allí dijo a sus compañeros de celda: «Miren, señores, me han detenido en el momento en que trataba de ir a misa. Mis armas son estas: el santo Cristo, los rosarios y el libro. Permítanme que haga mis oraciones y después estaré por ustedes». Salió tras pagar una multa de cincuenta pesetas, y aprovechó para pagar la multa de «cinco duros» a otro de los presos, detenido por vender fruta en la calle.

Cuando, ya en la calle, el preso le pidió a su rescatador el nombre y la dirección para devolverle las 25 pesetas, Gaudí le respondió: «La caridad no se devuelve; si un día os encontráis como yo hoy, en caso de poder hacer un acto de caridad, hacedlo pensando en las 25 pesetas que me querríais devolver».

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