Puigdemont cree que el PSOE no tiene mucha prisa en resolver su situación personal

Puigdemont cree que el PSOE no tiene mucha prisa en resolver su situación personalEFE

El laberinto catalán

Puigdemont teme que Sánchez maniobre para que el Tribunal Constitucional no le amnistíe

Desde el PSOE no tienen demasiados incentivos para acelerar la resolución de la situación penal del expresidente

Carles Puigdemont ha presentado un recurso de apelación a la sala penal del Supremo contra la no aplicación de la amnistía a su persona al considerar el Alto Tribunal que la malversación no es amnistiable. Este paso es la antesala al que Puigdemont considera el momento de la verdad, que no es otro que presentar recurso ante el Tribunal Constitucional (TC).

El expresidente de la Generalitat considera que ahí Pedro Sánchez no tiene escapatoria, debido a que los miembros del tribunal han sido nombrados por él y, en consecuencia, el Constitucional debería dar luz verde a la amnistía y permitirle volver a España.

El hecho de que la presentación del recurso ante el Supremo llegue a la vez que el anuncio, vía X, de que Junts va a tumbar por segunda vez el techo de gasto y, por tanto, no va a apoyar los presupuestos generales del Estado, no es casual, sino que forma parte de la hoja de ruta de Junts.

El grupo parlamentario dirigido por Puigdemont, a distancia desde Bruselas, con Miriam Nogueras como fiel portavoz en el Congreso, no va a tomar una decisión definitiva sobre su relación con el PSOE hasta que el Constitucional se haya manifestado sobre la situación de Puigdemont.

El plan de Junts

En Junts dan por sentado que el recurso en el Supremo será rechazado, y ya están trabajando en el texto a presentar ante el Constitucional. El condenado por colaboración con ETA y abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, no las tiene todas consigo, y teme que las inhibiciones de algunos de los miembros del TC nombrados a instancia del PSOE, como el exministro Juan Carlos Campo, hagan peligrar la mayoría que resolvería la situación de Puigdemont.

Es más, algunas fuentes de Junts creen que es la Moncloa la que incita a dichas inhibiciones para que Puigdemont se vea obligado a recurrir a la justicia europea, y eso dilate sine die su situación de prófugo de la justicia.

La dirección socialista considera que mientras el futuro personal de Puigdemont dependa en alguna medida de ellos, aún hay esperanzas de que Junts apoye algunas votaciones en el Congreso y por ese motivo nadie tiene prisa por resolver el horizonte penal del líder de Junts.

A la espera que el juez Llarena resuelva el recurso y el tema salte al Tribunal Constitucional, desde Junts no se va a formalizar la ruptura definitiva con el PSOE, sino que se va a seguir la estrategia de las últimas semanas de ir tumbando las votaciones una a una.

Al Gobierno le inquieta mucho más la ruptura de puentes con Junts –que le deja sin capacidad de prever el resultado de las votaciones en el congreso– que el hecho en sí del abandono de Junts de la antes denominada «mayoría progresista».

Sánchez, molesto

A Sánchez le molestó mucho que esta semana tuviera de salir de la Moncloa a toda velocidad para desplazarse al Congreso para a la postre perder la votación de la regulación de los alquileres por culpa de Junts. Desde la Moncloa y Ferraz hace días que han dejado de referirse a Junts como fuerza progresista para denominarla como «derecha independentista».

En el PSOE hay muchos motivos para desear que todo este proceso se dilate en el tiempo. No hay prisa por que Llarena falle sobre el recurso ni tampoco porque el Constitucional se manifieste. Su prioridad ahora es que Illa saque adelante su presupuesto en Cataluña y anunciar la condonación de la deuda a las comunidades cuando termine la ronda de Sánchez con los presidentes autonómicos.

Una vez el Constitucional se manifieste, tanto si es para amnistiar a Puigdemont como para ratificar la posición del Supremo, Junts dará su próximo paso. En la cúpula del partido neoconvergente no son partidarios de escenificar una ruptura definitiva, dado que eso haría que cualquier concesión que Sánchez hiciera a Cataluña fuera atribuible a las negociaciones entre ERC y el PSOE.

Puigdemont, a punto de ser elegido presidente de su partido en el congreso que Junts celebrará en pocas semanas, apuesta por seguir presionando a PSOE y seguir sometiéndole a un vía crucis parlamentario.

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