Historias de Cataluña
La «Mulán valenciana» que combatió vestida de hombre durante la tercera guerra carlista en Cataluña
Inspirada por las historias de su padre, combatió por siete meses en tierras catalanas en el bando carlista
Nacida el 4 de octubre de 1857, Francisca Guarch Folch es conocida como la «heroína de Castellfort», en honor al pueblo de Castellón donde nació. Deslumbrada por los relatos de su padre –un tejedor veterano de las dos primeras guerras carlistas–, en cuanto estalló la III Guerra Carlista, en diciembre de 1872, Francisca salió de su casa en busca de acción.
Caminó 400 kilómetros hasta llegar a San Esteban de Llémena (Gerona), donde se incorporó a una partida carlista. Vestida de hombre, luchó durante siete meses: la conocían como «el valencianet». En el pueblo gerundense de Amer cortó el árbol de la libertad, fusiló a un criminal y cortejó a la mayorazga del cafetero y a una casada.
Según se explica, Francisca tenía muy buenas condiciones para ser soldado: era valiente, sufrida y esforzada. En febrero de 1873 quedó descolgada de su partida y la alcanzó una patrulla de caballería enemiga. Se ocultó detrás de unos matorrales. Sin pensárselo dos veces atacó a aquellos soldados, hiriendo a uno e hizo prisionero al otro. Montó en uno de los caballos y llegó al campamento con los dos prisioneros.
La carta de Francisca
Para que en su casa no sufrieran, les envió una carta desde Santa Pau, el 20 de julio de 1873. Su padre salió en su busca y la encontró en Prats de Llusanés. El infante Alfonso Carlos de Borbón la condecoró, en Borredá, por su valentía y osadía, con la Cruz del Mérito Militar de Plata de Primera Clase al atacar un convoy enemigo en Berga. Además estuvo en las batallas de Oristá, Alpens e Igualada.
El documento de la concesión de la Cruz decía lo siguiente: «Dios, Patria y Rey. Comandancia militar de Cataluña. En atención a los servicios y méritos de D. Francisco Guarch, voluntario, y en particular a los contraídos en la acción librada en Puigreig el 23 y 24 de septiembre de 1873 se le concede la Cruz. del Mérito Militar de Plata (roja) de la clase»
Con respecto a la llegada del padre al Cuartel General del Ejército Carlista en Mieres (La Garrotxa) en busca de la heroína de Castellfort, escribe María de las Nieves de Braganza en sus memorias esto:
(...) La chica no indicaba con qué fuerzas iba. (…) Alfonso dijo a aquel hombre que mandaría formar la fuerza, y que entonces [el padre] podía pasar la revista, y si encontraba allí a la chica, llevársela con él. Así se hizo, y vio el feliz padre a su Francisca convertida en voluntario carlista. (…) Estaba desconsolada, porque ahora, ¡adiós filas! ¡Adiós batirse por la Religión! Único motivo por el que dejo su casa.
(…) Tenía una fuerza extraordinaria para su edad. En un combate llevó durante horas a un herido a hombros. Se distinguió siempre por su buen comportamiento y su gran valor… ¡Pobre Francisca! ¡Qué dolor el abandonar su uniforme! Antes del triste momento de despojarse de él prendí en su pecho la Cruz del Mérito Militar, que acababa Alfonso de concederle. (…) El quedar en España era demasiado expuesto para Francisca y así que la mandamos a Francia, a Perpiñán»
Marchó a Perpiñán después de dejar el ejército carlista. En el año 1885 murió su hermana Engracia y fue a vivía a Sabadell. Entró a trabajar en la casa del sacerdote Terrellas, el cual por sus ideas carlistas fue encarcelado con motivo de un movimiento carlista ocurrido en Badalona en 1900. Murió en Castellfort el 30 de diciembre de 1903. En su última carta escribió: