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Cataluña necesita más de 19.000 enfermeras extra para alcanzar la media de la Unión Europea

Faltan enfermeras, y las que se incorporan, cada vez más, proceden del resto de España. Pero se mantienen el requisito lingüístico

En Cataluña faltan 19.180 enfermeras para alcanzar la media de la Unión Europea. Así lo dice el último informe Situación de la profesión enfermera 2023, que ha elaborado el Consejo General de Enfermería. De hecho, se situaría en el top 3, en segunda posición, concretamente, de falta de estas profesionales dentro del ranquin español. Haría falta contratar unas 11.000 enfermeras más en la provincia de Barcelona, unas 3.300 en la de Gerona, 3.100 en Tarragona y 1.400 en Lérida.

Hay que tener en cuenta que la ratio europea se sitúa en 883 enfermeras por cada cien mil habitantes. Y queda muy lejos la media de Cataluña, que cuenta con 644 profesionales. Además, y según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, prácticamente el 35 % de las enfermeras tenía entre 45 y 64 años e incluso casi el 12% ya había cumplido los 65.

Aun así, no es en Barcelona donde la situación es más complicada, ni mucho menos. De hecho, es la única provincia catalana que supera la media nacional y ocupa la posición número 24 en la lista. La falta de enfermeras es mucho más evidente en Gerona, que tiene una ratio de 473 y se encuentra prácticamente a la cola, en la posición número 49. Tarragona es la segunda provincia catalana con peores datos: su ratio es de 515 y se encuentra en 45ª posición. Lérida tiene una ratio de 572 y ocupa el 38º lugar de la lista.

Y las profesionales advierten que la situación puede ir a peor por las jubilaciones que se prevén en un corto plazo de tiempo, según explica Lluïsa Garcia, decana del Colegio de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña. Ya lo decíamos un poco más arriba, casi el 12% de las enfermeras catalanas, a 1 de enero de 2024, había cumplido los 65 años. Para hacer frente a esta situación, se ha aumentado la oferta de plazas universitarias del Grado en Enfermería ya desde este curso (9.577). Y, de hecho, la catalana es la comunidad autónoma con más matrículas, 7.516. Y también se ha incrementado el número de plazas de Formación Sanitaria Especializada, precisa Garcia.

Pero las enfermeras advierten que hay que tomar medidas para evitar que estas profesionales se vayan a trabajar a otra comunidad autónoma o al extranjero, o que abandonen la profesión. Para ello, además de incrementar el número de profesionales, pide una mejora de las condiciones laborales: más contratos fijos; la promoción del reconocimiento de la profesión; la equiparación de contrato de las enfermeras con el resto de graduados universitarios y el desarrollo de un plan de carrera profesional adaptado a la experiencia, la competencia y la responsabilidad de las y los profesionales.

Lo cierto es que el año pasado, casi 200 enfermeras colegiadas solicitaron en Cataluña el certificado emitido por el Consejo General de Enfermería, que permite trabajar en otro país. Eso supone un incremento del más del 200 %. En 2022 lo hicieron 90. Ante esta situación, y la denuncia de una gran carga de trabajo y bajos salarios, las enfermeras catalanas fueron a la huelga a finales del año pasado. Para intentar desactivarla, el Departamento de Salud se comprometió a aumentar su sueldo en unos 400 euros mensuales. Pero las profesionales insisten en que no es solo un problema de dinero, económico. Faltan manos.

Y como pasa también con los médicos, muchos de ellos llegan de fuera de Cataluña. En los últimos años, se han contratado enfermeras de otros puntos de España, principalmente de Andalucía, para cubrir contratos temporales. De hecho, según datos del Colegio Oficial de Enfermeras de Barcelona, de las 1.600 que se colegiaron en 2022 en la provincia, un 18% venían de fuera de Cataluña.

El requisito lingüístico

Faltan profesionales y llama la atención la insistencia de los gobiernos de la Generalitat en imponer un requisito lingüístico. Recordemos el caso de la enfermera de Cádiz, que trabajaba en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, y a la que no renovaron su contrato por criticar que tuviera que disponer de un nivel C1 de catalán para opositar en Cataluña. Y todo ello, en medio de enormes presiones por parte de determinados colectivos y asociaciones que señalan a los profesionales sanitarios que se expresan en castellano.

Desde entidades como Convivencia Cívica Catalana denuncian que el nivel de catalán que se exige es «desproporcionado» y está «injustificado». El presidente de CCC, Ángel Escolano, recuerda que el español es lengua oficial, también en Cataluña, y, por lo tanto, estos profesionales pueden atender en esta lengua perfectamente, y sin que para ello sean coaccionados. Por este motivo, deja claro que, si algún miembro de Plataforma per la Llengua, inicia una campaña de acoso, como ha ocurrido recientemente con una psicóloga de Reus, o con un médico de la Clínica Dexeus, debería presentar una denuncia.

Un sindicato de médicos catalanes, el Simecat, también ha pedido a la Generalitat que deje de lado la cuestión lingüística y se prime una «atención sanitaria de calidad». Así lo ha defendido en un comunicado, en el que lamenta las «imposiciones» a los trabajadores sanitarios y «el linchamiento» a aquellos facultativos que utilizan el castellano. De hecho, considera un «despropósito» que se «intimide con amenazas y exigencias disparatadas sobre el uso del catalán». Teniendo en cuenta, además, que el castellano es «lengua propia y legal».

Por este motivo, pide que se retire el documento que presentó el Govern en agosto del año pasado, el «Plan para garantizar el conocimiento y uso del catalán en el sistema público de salud de Cataluña 2023-2024». En él, por ejemplo, se contempla la creación de comisiones en los hospitales para controlar en qué lengua habla el personal en horario laboral.

Para el Simecat, esto supone una «limitación de la libertad, del profesional y del paciente». Y no solo eso, sino que considera que las exigencias de atender en catalán, va a suponer una «barrera para el acceso de médicos de otras regiones» al sistema de salud catalán que ya, de por sí, advierten, es «deficitario» en cuanto a personal sanitario. Y, en cualquier caso, consideran que el conocimiento del catalán se tiene que considerar como un mérito y no como un requisito.

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