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Cataluña

A los jóvenes no les atrae dar clases de catalán

No llega ni a 200 los alumnos matriculados, en todas las universidades catalanas, en Filología Catalana

Este curso solo 190 alumnos están cursando Filología Catalana en Cataluña (sin tener en cuenta cifras de la Universidad Oberta). Son datos de la Coordinadora de Estudios Universitarios de Filología Catalana, datos que pueden suponer un problema para la enseñanza de esta lengua, teniendo en cuenta que en los próximos años se jubilarán un buen número de profesores que empezaron a ejercer hace cuatro décadas, que fueron de los primeros graduados en estos estudios. Y a eso hay que añadir el descenso continuado del número de matriculaciones en los últimos años. La época dorada para la Filología Catalana se vivió en la década de los 80.

Son datos a los que ha tenido acceso al diario ABC, y que demuestran que, a pesar de las campañas y de los intentos de la Generalitat, la enseñanza del catalán no parece atraer a los jóvenes estudiantes. De hecho, solo se han conseguido 26 alumnos más respecto el curso anterior. Y eso que, para animar a los estudiantes, el Govern y la Red Vives de Universidades, lanzaron la campaña 'Agafa la paraula. Tria Filologia Catalana' (Toma la palabra. Elige Filología Catalana), en marzo de este año, en el marco del Salón de la Enseñanza. Aunque lo cierto es que de las 22 universidades de habla catalana, solo ofrecen estos estudios 10 de ellas: la de Alicante, Autónoma de Barcelona, la Universidad de Barcelona, la de Gerona, Islas Baleares, Lérida, Oberta de Catalunya, Rovira i Virgili, Valencia y Perpiñán Via Domitia.

Los promotores de esta campaña ponían especial énfasis en el hecho de que «la empleabilidad del grado es del 100%», así como la «multiplicidad de salidas profesionales». Y se insistía desde el Govern en que había una alta demanda, y cada vez mayor, de graduados en Filología Catalana para trabajar como profesores de secundaria, docentes para adultos, en la gestión editorial o en el asesoramiento lingüístico a los medios de comunicación, por poner solo unos ejemplos.

En esta misma línea, la UAB ya intentó en el curso 2020-2021 que estos estudios remontaran el vuelo. Para ello se anunció que se iba a impartir el grado en Filología Catalana: Estudios de Literatura y de Lingüística, con el que se iba a sustituir el grado en Estudios de Lengua y Literatura Catalana. De esta forma, aseguraba la universidad, se pretendía «potenciar la internacionalización y la inserción profesional de los titulados».

Pero también destacaba que así se pretendía dar respuesta a «la necesidad de profesionales formados en filología catalana en el ámbito de la enseñanza secundaria, así como combatir la percepción errónea de que estos estudios dificultan la inserción laboral, cuando es justamente al revés». Se aseguraba, además, que se iba a potenciar la especialización de los estudiantes a través de menciones de título. En concreto, habría dos: mención en literatura catalana y tradición europea y mención en lengua catalana y lingüística. Sin embargo, en la UAB cursan estos estudios 28 alumnos, frente a los 26 del curso anterior.

¿Y a qué se debe esta situación? Hay sindicatos de profesores, como USTEC, los más alineados con el Govern y con su política lingüística, que consideran que no se ha hecho lo suficiente y que se tiene que trabajar por «prestigiar» el catalán, lo que pasa a su vez por incrementar su uso social de esta lengua. Otras plataformas de profesores, como Docentes Libres, considera que ese desapego al catalán tiene como origen la imposición lingüística, y el hecho de que esta lengua se haya vuelto «antipática» porque desde el Departamento de Educación se ha potenciado la política de la delación y de la presión hacia profesores y alumnos.

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