Cataluña
Manuel Valls, el ave fénix de la política francesa, amigo de España y crítico con Sánchez
La de Valls es una biografía con altibajos que cuando parecía que ya había escrito su última página vuelve al primer plano de la política como ministro de Ultramar
Francois Bayrou, flamante primer ministro galo, ha nombrado un nuevo gobierno en Francia. Con el objetivo que sobreviva más que el anterior ha elegido algunos pesos pesados de la política francesa, con experiencia, con el fin de intentar sobrevivir en un contexto político de gran inestabilidad como el que vive Francia.
En el nuevo gabinete hay un viejo conocido de la política española. No es otro que el excandidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls. La de Valls es una biografía con altibajos que cuando parecía que ya había escrito su última página vuelve al primer plano de la política como ministro de Ultramar, responsable de todos los territorios franceses, allende de los mares.
Más allá de la débil mayoría con la cuenta Macron en la Asamblea Nacional el cargo de Valls no es fácil dado que deberá dirigir la reconstrucción de La Mayotte, un archipiélago francés en el Índico, asolado por un ciclón que ha dejado 35 víctimas mortales, casi 3.000 heridos y miles de propiedades e infraestructuras inutilizadas.
Valls fue candidato frustrado a la presidencia de Francia y primer ministro con Hollande. En 2018, aprovechando su condición de nacido en Barcelona e hijo del artista Xavier Valls, autor del himno del FC Barcelona, encabezó la lista del partido «Barcelona por el cambio» a la alcaldía de Barcelona. La aventura fue avalada por C’s y Albert Rivera. Valls se convirtió en el candidato anti independentista que llego a la Ciudad Condal con aureola de vencedor con el objetivo de desplazar a Ada Colau y evitar el acceso a la alcaldía del independentista Ernest Maragall. A la postre, Valls, con una campaña errática que fue de más a menos, se quedó con seis concejales y a los dos años abandonó el Ayuntamiento.
El paso de Valls por Barcelona no puede tacharse de fracaso absoluto ni en lo político ni en lo personal, dado que sus votos invistieron, como mal menor, a Ada Colau y evitaron que el ganador de la contienda electoral, el candidato de ERC, Ernest Maragall, fuera alcalde. Además, Valls encontró el amor y tiempo después se casó con Susana Gallardo. Hoy siguen formando una sólida y glamurosa pareja.
El nombramiento de Valls como ministro ha sido una sorpresa, dado que en las últimas elecciones legislativas francesas intento acceder a la Asamblea Nacional presentándose como candidato en la circunscripción exterior que agrupa a los franceses residentes en Andorra, Mónaco, Portugal y España. La aventura se cerró con un nuevo fracaso al no lograr ni el pase a la segunda vuelta, a pesar del apoyo del presidente de la República, Emmanuel Macron.
A día de hoy las relaciones hispano-francesas no viven su mejor momento. París lleva cuatro meses sin cubrir la vacante de su embajada en Madrid. Hay pendiente la ratificación por parte de España de un convenio bilateral y, sobre todo hay un conflicto abierto entre RENFE y la francesa SNCF sobre los precios que la compañía francesa aplica a la alta velocidad española, donde opera bajo la marca OUIGO, y sobre las trabas que Francia pone a que los trenes de RENFE circulen por Francia.
Valls, muy crítico con los independentistas catalanes, es un gran conocedor en primera persona de la política española. Las posiciones de Sánchez y su debilidad ante el independentismo pueden ser una nueva piedra en el difícil camino de las relaciones hispano-francesas.