El tiroteo en la Mina evidencia el «fácil acceso» a las armas de fuego de los clanes de la droga en Cataluña

El enésimo tiroteo en el barrio de la Mina de la ciudad barcelonesa de Sant Adrià de Besòs ha vuelto a poner sobre la mesa la impunidad aparente con la que actúan las mafias dedicadas al narcotráfico en algunas zonas del territorio catalán, así como el «fácil acceso» de estas a las armas de fuego.

Esta última expresión es la que ha usado la alcaldesa de Sant Adrià, la socialista Filo Cañete, en una entrevista este viernes en Catalunya Ràdio, en la que ha atribuido el intercambio de unos 150 disparos el martes por la noche –una disputa entre clanes que se saldó con una mujer herida leve por una bala perdida– a miembros de «una generación, que por lo que sea, tiene facilidad de acceso a dinero y facilidad de acceso a la compra de armas».

Un «por lo que sea» que los Mossos d’Esquadra y otros cuerpos policiales vinculan directamente al tráfico de drogas y al cultivo de marihuana en Cataluña, ya que las armas de fuego se utilizan tanto para cometer los llamados 'narcoasaltos' –cuando un grupo de criminales trata de robar la droga o el botín de otro– como para protegerse de ellos, además de en conflictos entre clanes como el ocurrido en la Mina o el doble asesinato en el barrio de la Font de la Pólvora en Gerona el pasado verano.

De un tiempo a esta parte, la policía catalana alerta de que los delitos cometidos con pistolas y otras armas de fuego están creciendo en Cataluña, recoge El Periódico. Según informan los Mossos, durante los seis primeros meses de 2024 –último periodo del que se han publicado datos– se intervinieron 4.545 armas blancas y 562 armas de fuego.

De estas, la mayoría –330, un 57,7%– fueron armas largas, una categoría que incluye escopetas y carabinas, pero también armas de guerra o automáticas, como subfusiles o fusiles de asalto, una tipología de arma más peligrosa que está ganando presencia entre los criminales catalanes. En 2023, según datos de los Mossos, se requisaron 1.171 armas de fuego, de las que el 64% fueron armas largas.

Cañete pide «contundencia»

Por todo ello, la alcaldesa de Sant Adrià pide actuaciones «más contundentes» en cuanto a identificaciones y registros. Un ruego que se ha convertido en el primer examen del año para un Salvador Illa que se refiere a las políticas de seguridad como una de sus prioridades. «Nada de impunidad y políticas para ir al fondo del asunto», prometió este jueves en la Mina, que visitó junto a la consellera de Interior, Núria Parlon.

Por el momento –a la espera de que se celebre la anunciada Junta Local de Seguridad extraordinaria para abordar la situación del barrio, uno de los más peligrosos de España–, los Mossos d’Esquadra ya han incrementado su presencia en la Mina, trayendo a efectivos de sus unidades antidisturbios, la BRIMO, y de sus unidades de emergencia, el ARRO.

Una presencia extraordinaria de agentes que se mantendrá, asegura Parlon, «el tiempo que haga falta». Lo ha dicho en una entrevista con Catalunya Ràdio en la que también ha reconocido que la situación en la Mina «se ha cronificado». Todo ello en un ambiente en el que, como destaca Cañete, «los jóvenes han perdido también ese respeto por los patriarcas de las familias de cultura gitana, y por tanto esta falta de respeto hace que ahora las mediaciones también sean mucho más complicadas».