Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, ayer en Waterloo

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en WaterlooEFE

Análisis

ERC adelanta a Junts en su pulso por arrancar cesiones de Sánchez mientras cunde el desánimo hacia Puigdemont

Las concesiones a ERC no son una victoria definitiva de los republicanos, sólo el preámbulo de nuevas concesiones a Junts

Carles Puigdemont argumentaba este lunes —a través de Jordi Turull— que no se fía del PSOE, pero sí del mediador, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo. De él afirma que se ha hecho merecedor de su confianza tras ver su proceder en las 12 reuniones que Junts y el PSOE han mantenido, en secreto, en Ginebra (Suiza) en las que se ha puesto encima de la mesa el futuro de España.

La decisión de retirar la moción de confianza, que se debería haber debatido en el Congreso esta semana, la tomó Carles Puigdemont junto con su sanedrín más próximo: Jordi Turull, Jami Matamala, Gonzalo Boye y Miriam Nogueras. Lo hizo el pasado fin de semana, y para evitar las críticas optaron por ser ellos mismos quienes filtraran la noticia con el fin de poder controlar el relato.

La Agencia Catalana de Noticias (ACN), agencia oficial de la Generalitat de Cataluña, dio la información el domingo y simultáneamente se convocaba una reunión de la dirección de Junts para colectivizar la decisión tomada por la cúpula. A la vez que la ACN daba la noticia, los miembros de la dirección del partido recibían un mensaje indicando, de forma taxativa, que se abstuvieran de hacer declaraciones a título individual sobre la decisión.

A lo largo del lunes la dirección de Junts realizó ímprobos esfuerzos en intentar explicar que la retirada es a cambio de, esta vez sí que sí, la transferencia de las políticas integrales de inmigración incluida la expedición del NIE y el control de fronteras.

Entre las muchas acciones llevadas a cabo durante el lunes por Junts, se celebró una comida del secretario general del partido, Turull, con un grupo de empresarios en un céntrico restaurante de Barcelona. El encuentro, no obstante, sembró más dudas que certezas entre los comensales del número dos de Puigdemont.

Desánimo hacia Junts

La realidad es que esta transferencia, de difícil encaje constitucional al parecer del mismísimo ministro del interior, ya estaba contemplada en el acuerdo de investidura, Puigdemont garantizó a posteriori que se materializaría antes del 31 de diciembre de 2024, pero el PSOE consigue, una vez tras otra, que Junts ceda a cambio de una promesa que no llega nunca a hacerse realidad.

No son pocos en Cataluña los colectivos que han dejado de lado sus remilgos para peregrinar a Waterloo a pedir a Puigdemont que interceda por sus intereses ante el Gobierno, pero ahora estos colectivos empiezan a tomar conciencia de que los únicos intereses que defiende el expresidente de la Generalitat con toda seguridad son los suyos.

En especial, cunde el desánimo ante la posibilidad de que Junts no sea un freno a que el proyecto de ley de reducción de la jornada laboral vea la luz, dado que los diversos grupos sociales y de presión acostumbrados, en el pasado, a la eficaz intercesión de CiU ahora intuyen que Junts cederá ante Sánchez y Yolanda Díaz a cambio de alguna vaga promesa o del compromiso de acelerar el proceso de amnistía a base de presionar desde la Moncloa al Tribunal Constitucional.

El gran día de ERC

Mientras, el fin de semana y el lunes fueron el gran día de ERC. El consejero de presidencia de la Generalitat de Cataluña, Albert Dalmau (PSC), y el ministro de Política Territorial, Ángel Torres, encabezaron las delegaciones que tomaron parte de la reunión de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat a la que ha seguido la reunión de la comisión de transferencias.

La reunión es la primera que se celebraba en dos años y ha sido calificada por ambas partes como «una nueva etapa». El PSC y ERC se lanzaron, durante el día, a una competición indisimulada para anunciar y capitalizar los acuerdos y atribuirse el mérito de las nuevas concesiones del estado al gobierno autonómico. Fue Junqueras, en persona, el que anunciaba la condonación de 17.104 millones de deuda, el 22 % del total de la deuda de la Generalitat con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).

En cambio, es el gobierno catalán el que se adelantó a informar del pacto para incrementar la plantilla de los Mossos d'Esquadra hasta 25.000 efectivos en los próximos cinco años. La cifra supone contratar a 3,4 mossos al día, una cifra inviable. También acordaron la transferencia de las becas a Cataluña en fecha 1 de enero de 2026 y la creación de 60 nuevas plazas judiciales que complementen las 855 actuales.

En la eterna lucha por ver quién arranca más trozos de la túnica de Cristo en la que se ha convertido España desde que Sánchez es presidente del Gobierno las concesiones de este lunes a ERC no son una victoria definitiva de los republicanos frente a Junts, sólo el preámbulo de nuevas concesiones a Puigdemont para mantener el eterno empate… quizás hasta que no quede nada de España.

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