(Foto de ARCHIVO)
Cientos de personas visitan las paradas durante el día de Sant Jordi 2024, a 23 de abril de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Barcelona acoge como cada año la festividad de Sant Jordi y engalana la ciudad de rosas rojas. Además, la actividad principal del día es que centenares de escritores firman sus libros en 425 puestos por el Día Internacional del Libro. Este año, la festividad se extiende desde la Rambla hasta el distrito de Gràcia.

Lorena Sopêna / Europa Press
23 ABRIL 2024;SANTO JORDI;LIBROS;DIA DEL LIBRO;
23/4/2024

La Rambla, abarrotada el día de Sant Jordi de 2024Europa Press

Rutas por Barcelona

Los secretos de la Rambla de Barcelona, la calle icónica en la que conviven palacios, dragones y poetas

Un recorrido Rambla abajo para descubrir la historia centenaria de una vía singular

La Rambla es hoy una de las principales arterias de la ciudad, una vía emblemática por la que pasean turistas y barceloneses… pero no siempre ha sido así. En su origen era un torrente, y en el siglo XIII se convirtió en camino exterior de la muralla. No fue hasta el siglo XVIII cuando se convirtió en paseo público.

Aunque se la conoce como La Rambla, en realidad está formada por varios tramos completamente diferentes entre sí: Canaletas, Estudios, San José, Capuchinos y Santa Mónica. Las Ramblas une la nueva Barcelona del siglo XIX, la del Eixample, con el mar. De la Plaza de Cataluña hasta el monumento a Colón, cientos de historias han pasado, pasan y pasarán, y en esta ruta vamos a descubrir algunas de ellas.

La fuente de Canaletas

Empezamos nuestro viaje por la Rambla de Canaletas, llamada así por la fuente de Canaletas. Para conocer su origen nos tenemos que remontar al siglo XVI. En el mismo lugar ya existía una fuente, de la cual manaban unos canalillos que llenaban un abrevadero. Al derrumbarse las antiguas murallas, en el siglo XIX, fue sustituida por una más moderna, la actual.

Un hombre bebiendo en la fuente de Canaletas, en Barcelona

Un hombre bebiendo en la fuente de Canaletas, en BarcelonaWikimedia

Sus cuatro grifos simbolizan la primitiva fuente, que era usada por los comerciantes que venían a la ciudad para vender sus productos. Con el tiempo se transformó esta costumbre y, hoy en día, es un punto de reunión. Dice la leyenda que aquel que beba su agua volverá a Barcelona.

'Can Pistolas' y Belén

Rambla abajo, a derecha e izquierda, están el Teatro Poliorama y el cine-teatro Capitol. Antaño este cine se conocía como «Can Pistolas», porque se proyectaban películas del Oeste, o westerns. En la fachada del Teatro Poliorama uno puede saber la hora exacta, pues es también la sede de la Real Academia de Artes y Ciencias.

Continuamos nuestra ruta y llegamos a la iglesia de Belén. Esta parte se conoce como la Rambla de los Estudios, porque en el siglo XVI aquí estaba la universidad, que dependía de los jesuitas. Felipe V la cerró y convirtió el edificio en un cuartel militar. Con los años el edificio se fue remodelando y transformando. Durante muchos años fue propiedad de Tabacos de Filipinas, y hoy es un hotel.

La Iglesia de Belén sufrió un primer incendio en 1671. La actual empezó a construirse en 1680 y es obra de José Juli. De estilo gótico catalán, antes de 1936 estaba decorada con marqueterías de mármoles de colores y estucados italianos bruñidos al fuego. Todo fue destruido en julio de 1936. Al terminar la guerra se reconstruyó.

Un palacio con dos nombres

Al otro lado encontramos el Palacio Moya, o Palacio Comillas. Pedro de Cartellá y su esposa María Luisa de Copons, marqueses de Moya de la Torre, decidieron construir ese palacio sobre lo que había sido la torre y muralla de Portaferrissa. Le pidieron al arquitecto José Mas su construcción, y se inauguró en 1794 para celebrar la boda de la hija mayor de los marqueses.

Ésta, Josefa de Sarriera y de Copons, falleció en 1865 sin descendencia. En 1870, Antonio López y López, marqués de Comillas, compró el palacio y, desde 1875, fue su residencia oficial. En los años 1876 a 1891 mosén Jacinto Verdaguer, que era limosnero del marqués, vivió en la segunda planta y allí escribió el poema épico La Atlántida.

Vista del palacio desde la Rambla

Vista del palacio desde la RamblaWikimedia

Durante la Guerra Civil fue sede de la CNT. Fue expoliado y saqueado. En 1969 lo declararon monumento de interés histórico y artístico. En 1981 la Generalitat de Cataluña compró el edificio y hoy es la sede de la Dirección General de Patrimonio Artístico y de la Dirección General del Patrimonio Escrito y Documental. Durante muchos años fue la sede de la Compañía Transatlántica, propiedad del marqués de Comillas.

En los jardines del palacio se construyó un edificio que aún puede verse. Allí, hasta 2002, estuvo el SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos). Era tradicional que en su torre, durante las fiestas navideñas, se instalara uno de los pajes de los Reyes Magos de Oriente.

El Palacio de la Virreina

Continuamos nuestro trayecto y llegamos a La Rambla de San José o de las Flores. Al viajero no le será difícil averiguar por qué se llama así. Aquí encontramos el Palacio de la Virreina. Lo mandó construir Manuel de Amat y de Junyent, virrey del Perú. Después de andar por el mundo y tener una amante, Micaela Villegas, conocida popularmente como ‘La Perricholi’ -personaje que inspiró a Merimée y Offenbach- regresó a Barcelona en 1773.

Tenía setenta años. En 1779 se casó con María Francisca Fiveller de Claquerí y de Bru. Pues bien, a principios de 1770 adquirió dos fincas: la casa Ametller y la del doctor Fontanet. Mandó derribarlas para construir el actual Palacio de la Virreina. La obra se le encargó al arquitecto José Ausich y de los escultores Carles Grau y Francesc Serra. El Palacio, de estilo rococó, fue finalizado en 1775. Manuel de Amat falleció en 1782. Actualmente es sede de los servicios de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y acoge exposiciones.

Junto al Palacio de la Virreina está la Casa Beethoven. Un lugar imprescindible para los amantes de la música. Su dueño, Jaume Doncos, puede llegar a encontrar la partitura más extraña. Vale la pena visitar este comercio tan singular.

La Boqueria

Siguiendo Rambla abajo encontramos el Mercado de San José o de la Boquería. Aquí se levantaba el convento de San José. El mercado se empezó a construir el 19 de marzo de 1840. Es obra de Josep Mas Vila. La tradición explica que en los alrededores ya se comercializaban productos desde el 1217. La cubierta metálica y la estructura de hierro son de 1914 y fueron realizadas por Miquel de Bergue.

Entrada al mercado de La Boqueria.

Entrada al mercado de La Boqueria.Wikimedia

Es imprescindible perderse por él. Oler el mercado, en sus distintas variedades, es un placer. Una curiosidad. Aquí se suicidó Ramón Cabau, uno de los inspiradores de la cocina catalana y fundador de ‘L’Agut d’Avinyó’ en 1962. En 1987 decidió poner fin a sus días con cicuta en el lugar que mejor conocía, que era el mercado de la Boquería.

El dragón del paraguas

Antes de llegar al Pla de la Boquería, a mano izquierda, está la Casa de Bruno Quadrados. Es fácil de distinguir, pues en su fachada hay un dragón con un paraguas. Este símbolo representa con qué se ganó la vida su propietario. Bruno Quadrados era un indiano que se hizo rico vendiendo paraguas. El edificio, premodernista, es obra de Josep Vilaseca. Destacan en su fachada los elementos orientales.

El primer piso está inspirado en el arte egipcio. En el interior de la tienda, hoy un banco, hay elementos ornamentales de inspiración japonesa en madera, vidrio y hierro. El edificio también se conoce como la Casa de los Paraguas. En el centro del Pla de la Boqueria el visitante puede gozar de una obra de Joan Miró insertada en el suelo de La Rambla.

La Rambla de los Capuchinos

Continuamos nuestra ruta y llegamos al Liceu. No nos extenderemos sobre el particular, pues lo trataremos en la Ruta musical. Aquí empieza La Rambla de los Capuchinos. Si seguimos llegamos a la calle Ferran y Nou de la Rambla. Aquí, en Ferran, como hemos apuntado, está la Plaza Real, mandada construir por este rey, al derribar el convento de los capuchinos de Santa Madrona.

Existe una antigua capilla dedicada a Santa Madrona en Montjuic que perteneció a los capuchinos desde 1575 a 1578. En 1619 se construyó un convento alrededor de la iglesia. Como consecuencia de la guerra de Sucesión, el convento quedó destruido. Se decidió aprovechar el antiguo huerto del Vidrio. El lugar era muy apreciado por las clases bajas barcelonesas porque los capuchinos repartían la ‘sopa boba’. El eje del rey Fernando VII acabó con él. En su lugar se erige la Plaza Real, donde destacan dos farolas realizadas por Antonio Gaudí.

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