Vista aérea del Parque Natural de La Garrotxa

Vista aérea del Parque Natural de La GarrotxaTurisme Garrotxa

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El Parque Natural de La Garrotxa permite vivir una experiencia volcánica entre conos con miles de años de antigüedad

En la zona de los Pirineos Orientales, en la comarca gerundense de La Garrotxa, encontramos el Parque Natural de la Zona Volcánica. Es un lugar único dentro de la Península Ibérica para contemplar un paisaje volcánico: los conos que podemos contemplar estuvieron en activo en el Pleistoceno medio, hace 350.000 años y dejaron su actividad en el Holoceno, hace 8.300 años.

El Parque Natural está formado por 40 conos volcánicos, 10 cráteres, 23 conos bien conservados y 20 coladas de lava basáltica. En total, una superficie de 15.309 hectáreas, con 11 municipios y 28 reservas naturales. Forman parte de la Zona Volcánica los municipios de Castellfollit de la Roca, Mieras, Montagut y Oix, Olot, Les Planes d’Hostoles, Les Presas, Sant Aniol de Finestres, Sant Feliu de Pallerols, Sant Joan les Fonts, Santa Pau y Vall de Vianya.

Vista aérea de un cono volcánico en La Garrotxa

Vista aérea de un cono volcánico en La GarrotxaTurisme Garrotxa

En 1982 la zona comprendida entre los valles de los ríos Fluviá y Ter y la cabecera de los valles de Aiguavella y Sant Iscle fue declarada Paraje Natural de Interés Nacional, con áreas de Reservas Integrales de Interés Geobotánico. destinadas a proteger los conos volcánicos más importantes y la Fageda d’en Jordà. En 1985 la ley de espacios naturales recalificó la zona como parque natural y las Reservas Integrales pasaron a ser Reservas Naturales Parciales.

¿Por qué los volcanes?

El vulcanismo se debe a que en esa zona la litosfera mide unos 15 km de grosor en lugar de los 120 del promedio continental. Este hecho también explica por qué casi todas las erupciones se produjeron en un volcán completamente nuevo, que se extinguiría al finalizar.

Los conos, de tipo estromboliano, tienen entre 10 y 60 metros de altura, y entre 300 y 500 metros de diámetro. El Parque Natural, en su mayor parte, se extiende por la llanura de Olot y sus vértices. Aquí podemos encontrar unos 25 km2 de campo de lava.

En el valle tectónico del río Ter, entre las sierras del Corb y de Finestres, encontramos los dos volcanes más importantes, el Croscat y Santa Magdalena. El Croscat es el volcán más grande de España, con una altura de 786 metros a nivel del mar, 160 metros de altura, 600 metros de longitud y 350 metros de anchura. La última vez que estuvo en activo fue hace 11.000 años.

El volcán Montsacopa tiene el cráter central, mientras que los volcanes Garrinada y Santa Margarida lo tienen laterales. El del Croscat está constituido por piroclastos uniformes y de pequeño tamaño, mientras que el Montolivet y Montsacopa, por piroclastos heterométricos. En Castellfollit de la Roca y Sant Joan de les Fonts encontramos mesas de lava, que son elevaciones producidas por las coladas de lava. Aquí se puede distinguir las columnatas basálticas o estratos horizontales de basalto. También hay zonas con acumulaciones de lapilli y en el volcán Racó y el bosque de Tosca, formaciones de lava porosa.

La vegetación de La Garrotxa

Por lo que se refiere a la vegetación del Parque Natural, el 65% está formado por bosques de encinas, alcornoques, robles y hayas. Un lugar destacado es la Fageda d’en Jordà («el Hayedo de Jordá»), bosque donde predominan las hayas. El microclima de la zona entre el mediterráneo y el centroeuropeo, provoca que la zona goce de una elevada humedad.

A esto debemos añadir la gran capacidad de drenaje gracias a las rocas volcánicas. En total, en el Parque Natural, hay más de 1.100 especies de plantas superiores. Respecto a la fauna, encontramos mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces. En total, 307 especies de vertebrados y numerosos invertebrados.

Fuera de la demarcación de Olot, también dentro del Parque Natural encontramos otros volcanes interesantes de visitar, como Puig de l’Os en Castellfollit de la Roca, Can Tià en Sant Aniol de Finestres, Treiter en Les Planes d’Hostoles, Puig de La Banya y El Castellet, en Sant Martí de Liémena, Puig Castellar en Mieres, o la sierra de Murià en Sant Feliu de Pallerols.

Es evidente que se debe comer después de haber realizado varias caminatas por la Fageda o los volcanes. Los restaurantes de la zona ofrecen al visitante un menú volcánico. Digno de interés son las patatas de Olot o los fessols de Santa Pau, sin olvidarnos del piumoc o sac d’ossos, un embutido hecho de costilla curada de cerdo con huesos en su interior.

Y todo regado, al finalizar la comida, con ratafía, un licor típico, hecho de la maceración de nuez verde y un sinfín de hierbas y especias. Dulce, con final algo amargo y con un punto a eucalipto. El viajero puede sentarse y degustar este y otros platos en Ca l’Enric, Les Cols, Can Font, Quinze ous, Hostal dels Òssos, Restaurant l’Hostalet, La Moixina, La Deu, Can Ramena o el Bar Club Can Palaio.

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