El milagro de la Virgen tozuda que no quería abandonar su santuario

A doce kilómetros del pueblo de Gandesa, por una carretera estrecha, se llega al Santuario de la Fontcalda. Tanto el santuario como el balneario reciben este nombre por una fuente de agua medicinal que brota a entre 25ºC y 28ºC, cerca del río Canaletes. Conocida popularmente como «la Fuente de los Chorros», sus aguas contienen cloruro y carbonato cálcico, sulfato de magnesio y cloruro sódico. Todo el conjunto está protegido como bien cultural de interés local.

La leyenda cuenta que en aquel valle había un rebaño de ovejas. El pastor que se encargaba de ellas era del municipio de Prat de Comte. Un día vio, no muy lejos de la Fuente de los Chorros, una imagen de la Virgen María de la que nadie tenía noticia.

El pastor pensó que alguien la había escondido para protegerla de los sarracenos, pero cuentan que en aquel momento recibió una señal del Cielo: cogió la imagen y la llevó a su pueblo. Les explicó lo ocurrido a los dueños del rebaño, pero al abrir la bolsa para enseñarles la imagen… esta había desaparecido.

El pastor, guiado por la luz que había recibido del Cielo, volvió al lugar y allí encontró la imagen de la Virgen. Muy pronto llegó la noticia a Gandesa y muchos fueron para venerarla. La trasladaron a la iglesia de Gandesa, pero, al día siguiente, ya no estaba. La Virgen había vuelto al lado de la fuente. Los habitantes de Gandesa decidieron levantar una capilla que, con los años, se convirtió en iglesia.

Romería y sardanas

Cada primer domingo de mayo se celebra una romería hasta allí, que sale desde la iglesia de Gandesa a las siete de la mañana. En las llanuras se bendice el término y en el Peiró de la Fonteta se leen las plegarias. En el Cap de la Costa la procesión saluda a la Virgen y se para a desayunar.

Al terminar, se canta la Salve y los gozos, y después se oficia la misa. A continuación se baila la sardana y luego todo el mundo se reúne para comer. Por la tarde hay una plegaria por los enfermos. Al terminar todos vuelven hacia la iglesia de Gandesa y se despiden de la Virgen hasta el año siguiente.

La historia del santuario

Se sabe que este lugar ya estuvo ocupado por caballeros de la Orden del Temple que provenían del castillo de Miravet, y que en la Fontcalda hacían estancia. El Santuario de la Virgen de la Fontcalda está documentado desde el siglo XIV. Un grupo de frailes trinitarios fundaron una comunidad conventual que no prosperó debido al aislamiento del lugar.

En el interior del Santuario encontramos relieves, cornisas y molduras al gusto barroco, totalmente pintados. La cubierta es de teja, el ábside es recto y la portalada con medias columnas cuenta con arquitrabe, friso, pináculos, hornacina con imagen de la Virgen de la Fontcalda y óculo superior. Presenta un pequeño campanario de espadaña. Junto a la iglesia hay edificios de albergue del balneario; la mayor parte nuevos o de nueva construcción.

Otra leyenda cuenta que, cuando estos monjes trinitarios debían irse, se despidieron de la Virgen. El fraile con más antigüedad, con penuria, empezó a caminar añorando todo lo que dejaba atrás. Para su corazón todo aquello era demasiado. El fraile notó una sacudida en el corazón que le crujió los huesos y le heló la sangre y el alma. Allí se quedó de piedra, con la capucha levantada y la cabeza girada mirando la Fontcalda. Hoy a esta singular formación rocosa se la conoce como el Frare de la Vall.

La tercera iglesia

La actual iglesia es la tercera que se ha hecho. Está fechada en 1753 y se construyó gracias al esfuerzo de Antonio Soler. Es de estilo neoclásico, de una sola nave con bóveda de cañón, coro sobre la entrada, y las aberturas dan a la nave sobre las capillas y el cimborrio octogonal.

Las pinturas del altar mayor son obra de Josep Lahosa. En 1936 el Santuario fue quemado, y se destruyeron el altar barroco y la imagen de la Virgen. La actual es una copia de alabastro hecha por el escultor Inocencio Serrano y Montagut.

El Santuario se encuentra enclavado dentro de la Vía Verde de la Terra Alta. Inaugurada en 1999, es un recorrido de 23,7 kilómetros que cubre el antiguo trazado de la vía ferroviaria de la Val de Zafan. La línea de tren debía unir el puerto de Sant Carles de la Ràpita y la Puebla de Hijar, Teruel, aunque nunca se materializó su llegada a esta primera población, quedándose en Tortosa.

El trazado tenía una longitud de 129 kilómetros. La ruta enlazaba La Puebla de Híjar con Samper de Calanda, Puig Moreno, La Estanca, Alcañiz, Alcañiz Apeadero, Huerta de Samper, Valdealgorfa, Valjunquera, Valdetormo, Torre de la Cuenta, Valderrobres, Cretas, Arnés-Lledó, Horta de San Juan, Bot, Prat del Compte, Pinell de Bray, Benifallet, Cherta, Aldover, Tortosa-Ferrerías, Tortosa. Funcionó hasta 1973, cuando uno de los túneles se desmoronó. Todo aquel enclave pertenece a la Sierra de Pàndols-Cavalls.