Historias de Cataluña
¿Quién fue el sanguinario gigante que está enterrado en la catedral de Tarragona?
En el claustro del templo se conserva la tumba de un soldado de quien se dice que fue el hombre más alto de su tiempo
Todas las catedrales tienen sus curiosidades, leyendas y personajes particulares, y la catedral de Tarragona no es una excepción. Por ejemplo, se dice que bajo el altar mayor se encuentra un tesoro, oculto ahí desde hace siglos. Cada año, los santos de la catedral se sacan del templo en una procesión que recorre las calles de la ciudad, y también están sus gárgolas: cada una cuenta una historia única que ha sido objeto de numerosas interpretaciones a lo largo de los años.
A esto debemos añadir los símbolos enigmáticos tallados en la fachada de la catedral, la torre inacabada conocida como el campanario de la catedral del siglo XIV o su laberinto subterráneo. Sin embargo, hoy hablaremos de otro hecho curioso ligado a la catedral de Tarragona: la presencia de un gigante llamado Francisco Plaza, de origen milanés.
Si uno va al claustro de la catedral, ante la capilla de la Mare de Déu de la Guia, encontrará una lápida de 187 x 74 centímetros. En el epitafio uno puede leer:
Este militar o soldado sobrepasaba los dos metros. Si tomamos la medida actual de un palmo, el personaje alcanzaría los 2,74 metros de altura, pero si nos vamos a su época, existían dos medidas conocidas como palmo: con el palmo castellano mediría 2,50 metros y con el catalán, 2,34 metros. Esta altura posiblemente es la más acertada, aunque teniendo en cuenta que la media de aquella época era de 1,60 metros, no nos extraña que lo consideraran un gigante.
La vida del gigante
¿Quién fue Francisco Plaza? Nació en el 1597 en el Milanesado, o ducado de Milán. Fundado en el 1395, fue durante la Edad Media la principal potencia del norte de Italia. En aquella época pertenecía a la Corona española. A los 15 años, Francisco entra en el ejército, participando con los tercios en las campañas de Flandes e Italia.
Posteriormente lo destinaron al Rosellón, donde en el verano de 1634 fue nombrado capitán de la compañía de caballería valona montada de arcabuceros. En 1637 inculpó a sus soldados de «cohechos, excesos y delitos». En 1639 tomó parte en la batalla de Salses, donde fue hecho prisionero e intercambiado por un teniente de artillería francés.
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En 1640 entró a formar parte del ejército de Pedro Fajardo de Zúñiga Requesens, marqués de los Vélez. Falleció el 3 de febrero de 1641. Se casó con María Puigbert y era cuñado del teniente de caballería Joan Antoni Puigbert. Al morir su viuda obtuvo una ayuda de 200 ducados al ser destruida su vivienda barcelonesa a manos de los amotinados.
Si bien hemos dicho que en el 1637 inculpó a sus soldados, él no se quedó corto. Se sabe que cometió abusos en Caldes de Montbui y Badalona. También en Maureillas, Collioure y Sorede, en el Rosellón. Asimismo comentó que destruyó y arruinó la ciudad de Saint-Étienne-des-Sorts, como castigo por haber muerto allí dos de sus soldados.
Cuando entró a formar parte del ejército del marqués de los Vélez, la principal misión que se le encomendó fue reconquistar el castillo de la localidad francesa de Salses-le-Château. La fortaleza fue tomada por las tropas francesas el 19 de julio de 1639, siendo recuperado el castillo el 6 de enero de 1640 por las tropas españolas.
Aunque en un primer momento el ataque les fue positivo a los soldados que estaban bajo las órdenes de Francisco Plaza, las tropas francesas los emboscaron, cogiéndolos por sorpresa. Fue hecho prisionero. Estuvo un año en cautividad. Al rendirse el castillo, en enero de 1640, fue cambiado por un soldado francés encarcelado en Navarra.
La batalla de Montjuic
Dentro de la guerra franco-española, que duró del 1635 al 1659, finalizando con el Tratado de los Pirineos, se encuadra la batalla de Montjuic. Esta tuvo lugar el 26 de enero de 1641. Las tropas imperiales atacaron Barcelona con una primera embestida contra la montaña de Montjuic, pero la milicia gremial de la ciudad junto con los contingentes franceses, formados estos por los regimientos Enghien, Espenan y Serignan más otros 1000 jinetes que regresaban de Tarragona, consiguieron repeler el ataque.
Las tropas francesas apoyadas por las milicias catalanas pasaron a la ofensiva y los tercios comenzaron la retirada. A la mañana siguiente, el ejército real abandonó Sants y huyó hacia Martorell, abandonando las piezas de artillería, para luego marchar hasta Tarragona. Al cabo de 7 días el ejército llegó a Tarragona con 16.000 hombres y 2.500 caballos.
Francisco Plaza cayó herido el 26 de enero, posiblemente en el Pla de Valdonzella. Es muy probable que fuera evacuado el 27 de enero con los demás soldados rumbo a Martorell y posteriormente a Tarragona, donde llegaron el 3 de febrero, fecha de su muerte. Con lo cual aquí tenemos el motivo por el cual está enterrado en Tarragona. El motivo por el cual no está en un cementerio y sí en el claustro nos es desconocido, a no ser que fuera por su altura.