Comunidad Valenciana Podemos implosiona en Valencia: dimite la candidata en la capital y el vicepresidente de Puig deja la política
Los cero escaños en las Cortes regionales y en el Ayuntamiento así como la irrelevancia en las listas de Sumar han hecho que Héctor Illueca y Pilar Lima abandonen sus cargos en mitad de la campaña de las generales
La resaca de las elecciones del 28 de mayo sigue arrojando titulares a la actualidad política en la Comunidad Valenciana más allá de las distintas tomas de posesión de los alcaldes el pasado sábado y del pacto alcanzado por el Partido Popular y Vox para gobernar en coalición la Generalitat. En esta ocasión, la noticia afecta a Unidas Podemos (UP), que ha confirmado dos bajas muy sensibles en la organización.
Según avanzaba el escrutinio, se confirmaban las peores previsiones para la coalición morada, como fue que el descalabro en las urnas era tal que no conseguían representación parlamentaria en las Cortes Valencianas ni en el Ayuntamiento de la capital. Es cierto que en el Consistorio UP tampoco consiguió concejales en 2015 y solo los más optimistas del lugar se llegaron a creer algo distinto esta vez.
Sin embargo, a nivel autonómico el varapalo fue francamente duro, ya que los comunistas han pasado de ocho escaños en el parlamento regional y gestionar una vicepresidencia y dos consejerías a la más absoluta irrelevancia. Un retroceso en votos y asientos se daba por descontado, pero la cúpula comunista confiaba en mantener el 5% mínimo de los votos para entrar en el hemiciclo.
La política, «un paréntesis»
Automáticamente, las miradas se dirigieron al candidato, Héctor Illueca, que también es vicepresidente segundo en el Gobierno de Ximo Puig. Pero no fue el único al que se hizo responsable, puesto que los nombres de Yolanda Díaz, Irene Montero y Ione Belarra también estaban en el ambiente ‘podemita’. Con esa debacle como aval electoral nadie discutía que la asunción de responsabilidades era cuestión de tiempo.
Y así ha sido. Illueca ha anunciado que deja la política y volverá a su puesto de trabajo previo como inspector de Trabajo. Lo hará automáticamente cuando su cargo en el Ejecutivo valenciano finalice, el mismo día en que el popular Carlos Mazón sea investido como presidente de la Generalitat, aún con la fecha por decidir.
Según el entorno del todavía dirigente de Unidas Podemos, la decisión la ha tomado como consecuencia del escaso respaldo a su candidatura el 28-M y porque, aseguran, siempre ha concebido la política como un «paréntesis» dentro de su trayectoria laboral. Aún así, llama la atención la fecha en que lo ha comunicado. En lugar de hacerlo la propia noche electoral o al día siguiente tras hacer un análisis en frío con su equipo, ha preferido posponerlo a pesar de que hay convocada una nueva cita con las urnas el 23 de julio y la campaña ya está en marcha.
Por ello mismo, no se descarta que las elecciones generales hayan sido el detonante de la paciencia de Illueca. Concretamente, esa teoría se explica en que la decisión se ha dado escasas horas después de que terminara el plazo para presentar las listas y en las que los puestos de salida en la Comunidad Valenciana los concentran nombres de Compromís y de Sumar, el partido creado por Yolanda Díaz. Por tanto, el ninguneo en las candidaturas habría sido la gota malaya para que Illueca eligiera dar por zanjada su etapa política.
La determinación del aún vicepresidente segundo valenciano se contrapone a la de la ministra de Trabajo, que no ha dicho palabra alguna sobre su apoyo personal y público no solo al de Podemos, sino también al exalcalde de Valencia, Joan Ribó, que ha perdido el puesto tras ocho años como regidor en el Ayuntamiento.
Respecto al terreno local, la dirección de UP ha saltado por los aires, dimitiendo en pleno. Al igual que a nivel autonómico, estas renuncias no se dieron el 28-M, sino una vez ha quedado patente que si el enfrentamiento entre las lideresas nacionales dejaba a los ‘morados’ en la práctica sin opciones de copar los puestos más cotizados de las listas al Congreso de los Diputados y el Senado, los cero escaños cosechados directamente les han sacado de la ecuación.
La salida masiva y abrupta de los dirigentes está encabezada por Pilar Lima, que fue candidata a la alcaldía de Valencia. En su caso no contó con el respaldo de Díaz, pero sí con el de los ministros Alberto Garzón, Ione Belarra e Irene Montero. De hecho, la ministra de Igualdad y Lima protagonizaron en uno de sus mítines de campaña en la capital levantina uno de los momentos más polémicos.
En lugar de detallar y enumerar cuáles eran los méritos políticos de la candidata para postularse al cargo y qué ejes programáticos implementaría, Montero se limitó a poner en valor que Lima es «sorda» y «bollera», algo que provocó la ovación de los pocos cientos de asistentes al acto pero que, a la vista del escrutinio, a los valencianos no les pareció algo esencial para un alcalde.
El comentario fue a más e incluso Unidas Podemos denunció ante la Fiscalía al programa de Antena 3 El Hormiguero por un supuesto delito de odio y discriminación a cuenta de un comentario de uno de los colaboradores tras una pregunta del presentador, Pablo Motos, sorbe los «requisitos» para ostentar determinadas responsabilidades.
Con todo, al partido de Pablo Iglesias en la Comunidad Valenciana le espera, al igual que en la gran parte de España, un periodo de intrascendencia política, reestructuración interna y lucha por su supervivencia. La toma del cielo «por asalto» tendrá que esperar.