La ministra de Ciencia, Diana Morant, tras ser proclamada secretaria general del PSPV-PSOE

La ministra de Ciencia, Diana Morant, tras ser proclamada secretaria general del PSPV-PSOEEuropa Press / Rober Solsona

Las dificultades de Diana Morant en su estreno como nueva líder del socialismo valenciano

La titular de Ciencia tiene por delante tareas difíciles como desprenderse de haber sido nombrada a dedo o no poder debatir cara a cara con Mazón por no ser diputada en las Cortes autonómicas

La nueva etapa del PSPV-PSOE tras el fracaso que supusieron las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo ya es un hecho. Ximo Puig es historia y su sucesora es la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, que este mismo miércoles fue proclamada secretaria general de la federación socialista valenciana. Aunque no se sabe hasta cuándo continuará dirigiendo su cartera, la designación de la exalcaldesa de Gandía responde a un meditado plan del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que su pupila recupere la Generalitat en 2027.

Cierto es que aún resta mucho tiempo para una nueva cita con las urnas, pero la tarea encomendada no le resultará sencilla de llevar a cabo. Más allá de que el Consell del 'popular' Carlos Mazón ha aprobado medidas reclamadas socialmente como la bonificación de los impuestos de sucesiones y donaciones o la eliminación de la tasa turística, entre otras, Morant tiene por delante una serie de retos y dificultades en su cometido, tanto a nivel orgánico como institucional.

En cuanto al primer ámbito, la principal tarea para la nueva referente del socialismo valenciano es la de desprenderse del mantra que supone haber sido elegida a dedo, por imposición de Sánchez y obligando a los dos rivales que plantearon candidaturas alternativas, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, a renunciar a ellas. Las imposiciones no suelen estar bien vistas entre las bases, y menos aún cuando provienen de un secretario general que, como consecuencia de sus alianzas con independentistas, cada vez tiene menos respaldo.

No podrá debatir con Mazón

En esta línea, la titular de Ciencia, dada su poca relevancia interna hasta el momento, debe configurar un relato propio que le permita tener un perfil con apariencia de independencia respecto a Ferraz. Para ello, el diseño de su núcleo duro y del reparto de áreas en la estructura del PSPV-PSOE puede suponerle un quebradero de cabeza. Morant, a cambio de conseguir el paso atrás de sus contrincantes, ya ha tenido que ceder y otorgar a Bielsa y Soler cargos de responsabilidad, vicesecretario general y presidente, respectivamente.

Por ello, está obligada a configurar un equipo transversal, que agrupe a las distintas 'familias' del socialismo en la Comunidad. Lo mismo sucede con el grupo parlamentario en las Cortes Valencianas. La propia vicepresidenta segunda de la Generalitat, Susana Camarero, se encargó este miércoles durante la sesión de control al Consell de recordárselo a una diputada del puño y la rosa: «Señora Peris, creo que están en un momento interno en el que les hierve la sangre porque están a eso de 'o me pongo en la foto o no salgo'. Hoy están distribuyendo cargos y por lo visto están con lo de 'estoy aquí, estoy aquí, acuérdate de mí'», le espetó la también consejera de Vivienda y Asuntos Sociales.

La ministra de Ciencia, Diana Morant, delante de Pedro Sánchez

La ministra de Ciencia, Diana Morant, delante de Pedro SánchezJesús Hellín / Europa Press

El Hemiciclo autonómico también puede convertirse en una dificultad desde el punto de vista institucional para las aspiraciones de Morant. El pasado 23 de julio resultó diputada electa al Congreso por la circunscripción de Valencia, por lo que toda la presente legislatura estará ausente de la Cámara. Esta circunstancia significa que no podrá debatir cara a cara con Mazón en sesiones de control u otros plenos que celebre el Parlamento. Naturalmente, es un hecho que le resta puntos a la hora de trasladar a la opinión pública el discurso de alternativa al actual presidente de la Generalitat.

Doble papel ministra-candidata

Algo parecido le sucedió a Alberto Núñez Feijóo cuando fue elegido líder del Partido Popular en 2022, pero en su caso, al ser diputado en el Parlamento gallego, pudo ser nombrado senador por designación autonómica y confrontar con Sánchez en la Cámara Alta. Por tanto, a la recién estrenada líder del PSPV-PSOE solo le queda usar la mesa del Consejo de Ministros para proyectarse en los medios de comunicación o multiplicar sus actos, de partido o institucionales, en cualquiera de las tres provincias de la región. Aún así, el déficit en imagen y conocimiento social que arrastra desde el mismo momento en que fue nombrada es notable. En este sentido, el doble papel de ministra y candidata ha de jugarlo a la perfección porque, de no hacerlo, se le puede volver en su contra de manera casi definitiva nada más empezar su andadura.

Es muy probable que Morant, con su nombramiento, sea ya oficialmente la segunda parte de una serie de movimientos que comenzó el mismo día, 10 de julio de 2021 con la remodelación del Ejecutivo central, cuyo primer protagonista fue Salvador Illa y a la que es previsible que Pilar Alegría e Isabel Rodríguez puedan unirse con vistas a ser candidatas en Aragón y Castilla-La Mancha. No obstante, La diferencia entre el catalán y la de Gandía es que al actual líder del PSC le tocó lidiar con la pandemia, con lo que su notoriedad creció exponencialmente, algo con lo que no podrá contar su 'sucesora' en la estrategia de Sánchez por controlar las federaciones del partido.

Pero no todo va a ser malo para heredera de Puig. Es verdad que todo lo explicado requiere de ímprobos esfuerzos para revertirlo, pero también lo es que el PSPV-PSOE ha aprendido de los errores propios cometidos en el pasado. Al menos, contando con el aval del jefe del Ejecutivo y con Soler y Bielsa contentados a cambio de cargos, Morant podrá plantear si así lo quiere una federación partiendo desde cero. Además, el contexto orgánico que recoge, a pesar del batacazo electoral y de la división a cuenta del Congreso Extraordinario y las primarias frustradas, es mejor que el de las últimas transiciones, con dimisiones, gestora y grupo parlamentario descabezado.

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