Mezquita de Albatera

Menores rezando en la mezquita de AlbateraComunidad islámica de Albatera

La presión vecinal paraliza el proyecto del complejo islámico más grande de la provincia de Alicante

El líder de la comunidad islámica de Albatera rechaza llevar a cabo el proyecto «por el momento» debido al «gran rechazo» entre la población, pero se muestra optimista con que se pueda llevar a cabo «en un futuro»

La comunidad islámica de la ciudad alicantina de Albatera anunció hace unas semanas la creación de un macrocentro con zona de rezo, clases para niños, una casa para el imán, locales comerciales y servicios de restauración para personas musulmanas.

El proyecto, por tanto, iría más allá de ser una simple mezquita -que ya existe en la ciudad- y estaría ubicado en la zona de San Pancracio, un área residencial del municipio. En la nave, que tiene un precio de venta superior al millón de euros, pretendían establecer un punto de encuentro en el que practicar su religión, educar a sus hijos y disfrutar del ocio entre los miembros de la comunidad musulmana.

Sin embargo, en cuanto se conoció el plan, gran parte de los vecinos se alzaron en su contra, ya que según apuntan algunos de ellos, en los últimos meses han aumentado los altercados con la población musulmana.

Una vecina de Albatera relata que «cuando llega la hora del rezo los padres van a la mezquita y dejan a los niños en la calle a su libre albedrío, provocando disturbios por parte de algunos adolescentes de quienes no se responsabilizan». Además relata que «esto no acaba aquí, ya que hace unos días dos hombres marroquíes se enfrentaron a la dueña de un bar que les afeó que entrasen en el local sin camiseta y estos le rompieron la cristalera. La violencia se ha vuelto algo cotidiano en un pueblo que siempre había sido tranquilo». Pocos días antes de este suceso, «una chica también fue perseguida por un argelino. Esto es insoportable», lamenta.

El Debate ha contactado en varias ocasiones con el Ayuntamiento y ha declinado hacer declaraciones para informar de la situación del local y de los permisos del proyecto. Sin embargo, Emilia Rael, portavoz de Vox en el Consistorio, sí ha atendido a este periódico, indicando que, según su información, «sí se han pedido los permisos para comenzar el proyecto, a pesar del gran rechazo que genera entre los vecinos». «Según nos informó la alcaldesa, se han pedido todos los permisos para iniciar el proyecto. El Ayuntamiento no puede negarse a darlos si la documentación está en regla, ya que estarían prevaricando. La ley les ampara y nosotros no tenemos ningún problema con los árabes, pero sí que estamos en contra del emplazamiento elegido. Una zona residencial no es la adecuada para un centro de estas características».

Según la concejal, «si se hubiese planteado a las afueras o en un polígono, no se habría generado ninguna polémica». Además apunta que desde su formación mantienen contacto con sus servicios jurídicos para ver el recorrido del proyecto y la forma de vetarlo, pero que no han encabezado ninguna manifestación ni oposición callejera. «No sabemos de dónde han salido los carteles con el logo de Vox en contra del proyecto, nosotros no estamos detrás de estas movilizaciones. Es un tema muy delicado y hay que tratarlo con prudencia», señala, en referencia a unos panfletos remitidos a este diario.

Los escolares árabes son casi el 50 %

Abdelhadi Lamane es el presidente de la comunidad islámica de Albatera y durante una conversación con El Debate ha defendido que «el objetivo del proyecto era responder a la necesidad de zonas de ocio para la comunidad musulmana en Albatera», señalando que «más del 15 % de la población total del municipio es árabe, representando más del 48 % en algunos institutos de la ciudad». Además recuerda que gran parte de esa población «ya cuenta con nacionalidad española y por tanto con derecho a voto» y que esta comunidad «cada vez será más mayoritaria en la zona».

«Estuvimos hablando con el dueño del local y nos lo vendía por un millón de euros, pero al encontrarse en una zona residencial muchos vecinos se oponen. Aún hay rechazo al Islam. No queremos hacer una inversión tan grande y que los vecinos que no nos quieren nos hagan cerrar el centro», apunta Lamane.

Aun así, el líder musulmán se muestra optimista, ya que es consciente de que son una población creciente en la zona: «Esperamos que pronto España sea como Francia, donde los musulmanes están completamente integrados en muchas zonas. Nosotros tenemos muy buena relación con la mayoría de los vecinos, pero somos conscientes de que el proyecto ha generado un gran rechazo social, por lo que tendremos que esperar y buscar un local a las afueras más adelante».

Además de la escasa acogida del proyecto, desde la comunidad islámica plantean la «dificultad económica» que les supone, ya que «nos financiamos con los recursos de los fieles». A pesar de ello, en su página de Facebook ya habían publicado un vídeo con el proyecto detallado. Algunos vecinos creen que «quieren seguir con su plan con un perfil bajo para que la repercusión vecinal no lo haga decaer», pero desde la comunidad islámica aseguran que «por el momento» este macrocentro para musulmanes no se llevará a cabo por «no ser bien recibido».

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