El agravio a la Comunidad Valenciana con el Mundial de fútbol: de tres sedes en 1982 a ninguna en 2030
La región es la cuarta comunidad autónoma más poblada de España, tiene dos ciudades entre las diez más habitadas y suma dos equipos en primera y cuatro en segunda
Fútbol es fútbol, pero el Mundial es mucho más que fútbol. Es proyección internacional, fomento de las inversiones y de las infraestructuras y un fuerte insuflo económico para las ciudades donde se celebra. Y lo que le ha pasado a la Comunidad Valenciana es que estaba y ya no está.
Ha pasado de albergar la cita futbolística por excelencia en tres ciudades, en 1982, en el Mundial de Naranjito, a no contar con ninguna sede en el de 2030. Ello, además, en un evento que España deberá compartir con Portugal y Marruecos cuando nuestro país es en estos momentos (y en muchos otros) una potencia futbolística incuestionable tanto a nivel de Selección como de clubes.
Las trabas burocráticas con la construcción del Nuevo Mestalla, un esqueleto de hormigón paralizado desde 2009, han dejado a Valencia fuera de la cita mundialista y en las otras grandes ciudades valencianas tampoco contaban con poder alojar ningún partido dentro de seis años, bien por la antigüedad de sus estadios o por la escasa capacidad de éstos.
De esta manera, la cuarta comunidad autónoma más poblada, tras Andalucía, Cataluña y Madrid, la que tiene la tercera ciudad con más habitantes de España (Valencia) y la décima (Alicante); con dos equipos en primera división, el Villarreal y el Valencia, y otros cuatro en segunda (Castellón, Levante, Eldense y Elche), se quedará sin fútbol. Y sin todo lo demás.
Ahora las administraciones regionales tratan de lograr no quedarse excluidas tras el pitido final del árbitro. Al menos, tras los minutos reglamentarios, aunque la suerte parece estar echada. Este miércoles, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, han pedido la intervención de la FIFA para «que tome cartas en el asunto» y haga posible que el futuro estadio del Valencia, el Nuevo Mestalla, sea una de las sedes.
En paralelo, han encargado un informe técnico de asesores externos en infraestructuras de la FIFA sobre la propuesta valenciana, que se ha enviado un burofax al Consejo Superior de Deportes y a la Real Federación Española de Fútbol para exigirles los criterios en los que se ha basado la exclusión.
«La exigencia de explicaciones ya no va a ser un correo electrónico, sino que va a ser un burofax con valor jurídico correspondiente para exigir tanto al Gobierno de España a través del CSD como a la RFEF», ha apuntado Mazón, que considera que la candidatura valenciana «sigue viva». «Que nos cuenten de dónde venimos, que nos digan dónde estamos, que nos digan por qué parece que estamos aquí y hacia dónde vamos. No sabemos si hay algo definitivo, no sabemos si no lo hay, no sabemos si estamos condenados, no sabemos si hay una explicación», ha criticado.
El clavo ardiendo de la FIFA
Por su parte, Catalá ha lamentado que el CSD «tiene que salir ya de su silencio y contestar si participó o no en la decisión de excluir a Valencia, si está de acuerdo o no y si va a hacer algo o no» y ha confiado en que la FIFA «tomará las riendas». «Sabemos que esta decisión podría no ser definitiva, sabemos que tenemos que pelearla y, desde luego, no vamos a dejar de hacerlo. Es nuestra obligación como ciudad y como comunidad y, además, pensamos que es justo y que nuestra candidatura es totalmente solvente», ha asegurado.
La primera edil 'popular' de la ciudad levantina también ha recordado que «quedan seis años para el Mundial» y el Consistorio ha puesto unos plazos al Valencia para el inicio de las obras de seis meses y de 30 para acabarlo, según lo acordado esta misma semana.
«Creo que no se sostienen los plazos ni las justificaciones y por eso siempre hemos pedido una aclaración por escrito», ha justificado después de un tira y afloja de meses con Peter Lim, el empresario singapurense dueño del club valencianista que sucede al mantenido por las administraciones anteriores en torno a la construcción de un estadio que constituía la única esperanza para que la región pudiera ser sede mundialista como hace ahora 42 años.
Entonces se celebraron encuentros en el José Rico Pérez de Alicante, en el Nuevo Estadio de Elche y en el entonces Luis Casanova, que después recuperó su nombre de Mestalla, en un Mundial que fue récord en cuanto a número de sedes, con 17 estadios de 14 ciudades.
En esta ocasión, y debido en parte a que no será España el único país organizador, habrá 11 sedes, más las seis de Marruecos y las tres de Portugal. En 1982, asimismo, en el caso de las tres sedes de la región, todas fueron elegidas por sorteo, al igual que la del resto de ciudades salvo Madrid, Barcelona y Sevilla.