Uno de los okupas de la casa de Campanar

Uno de los okupas de la casa de CampanarInma Vilar

Un grupo de okupas magrebíes siembra el pánico junto al edificio quemado de Valencia

Los vecinos de Campanar relatan el clima de terror e inseguridad constante: «No nos atrevemos a pasar por la puerta porque no sabemos cómo pueden reaccionar»

Un grupo de okupas magrebíes siembra el pánico junto al edificio quemado de Valencia, concretamente en la calle Mosén Rausell. El barrio de Campanar se ha convertido en el epicentro del miedo y la desesperación para sus vecinos. El grupo de okupas ha tomado el control de la zona, sembrando el pánico y obligando a los residentes a cambiar sus rutinas diarias por miedo a enfrentarse a estos individuos. La situación es alarmante y los testimonios de los vecinos reflejan un clima de terror e inseguridad constante.

Maite, una de las vecinas afectadas, explica el sentimiento generalizado: «No nos atrevemos a pasar por la puerta porque no sabemos cómo pueden reaccionar». La calle en la que se encuentran estos okupas está totalmente desierta, sin un alma a la vista, ya que los residentes prefieren tomar caminos alternativos para evitar cualquier posible encuentro con los okupas.

La fachada de la casa okupada en Campanar

La fachada de la casa okupada en CampanarInma Vilar

Estos individuos, lejos de esconderse, deambulan por las calles con una actitud desafiante, conscientes del miedo que provocan en sus vecinos. «Los ves y dan mucho miedo, te miran con superioridad, saben que tienen el control y que nos tienen aterrorizados», cuenta Matilde, otra vecina.

Según ha podido averiguar este periódico, el número de okupas en la casa es considerable y se van alternando con otros que residen en un edificio cercano. De este modo, se aseguran de que nunca se quede una casa vacía, dificultando la intervención de la Policía. Los vecinos desconocen la cifra exacta de okupas, pero lo que sí saben es que no se trata solo de hombres, sino que también hay mujeres involucradas en estas okupaciones.

El problema de los okupas no es nuevo en Campanar. Los residentes aseguran que esta situación lleva tiempo ocurriendo sin que se haya encontrado una solución efectiva. Paco, uno de los vecinos, menciona que hay otra casa okupada en el barrio que no genera tanto alboroto, pero describe a los okupas recientes como «vándalos» que han llevado la situación a un nivel completamente desesperante.

Este periódico ha logrado identificar a uno de los okupas que está causando el pánico entre los vecinos. Se trata de un joven de apariencia magrebí, con una mirada desafiante y un aspecto físico que resulta intimidante.

Aparenta tener entre 20 y 25 años, pero se desconoce la apariencia de los demás miembros del grupo. La presencia de este individuo en las calles de Campanar es suficiente para que los vecinos se sientan atemorizados y eviten salir de sus casas con objetos de valor.

Los residentes temen ser asaltados no solo por el valor económico de sus pertenencias, sino también por el valor sentimental que muchas de ellas tienen. «A veces ya no es que te roben un colgante porque valga dinero, sino porque da miedo que te quiten algo con valor sentimental o que te hagan daño por algo que llevas que realmente no vale la pena», comenta un vecino.

Además, el temor de los residentes no se limita a ser asaltados en la calle. También temen que sus hogares sean okupados mientras están fuera. «Me da pánico cada vez que me voy de mi casa por si cuando llegue ya no puedo entrar porque han decidido instalarse ahí», expresa preocupada una de las vecinas afectadas.

El barrio de Campanar, que en su mayoría está compuesto por personas de la tercera edad, se ha convertido en un blanco fácil para los okupas. «Campanar, por lo general, es un barrio de mayores, gente de tercera edad que hace que sean carne de cañón para los okupas», señala Paco. Debido a esta situación, los familiares evitan que sus mayores salgan solos a la calle. Una vecina de 76 años explica que, debido a la inseguridad, se niega a pasear sola.

Los altercados son constantes, incluyendo robos, atracos, violencia y vandalismo en casas y coches. La presencia policial en la casa okupada es frecuente. Un testigo confirma que la semana pasada había cuatro coches de Policía en la puerta de la casa, con los agentes controlando la zona. Además, el pasado 14 de julio, se produjo un incendio en el adosado okupado, incrementando aún más la preocupación de los vecinos.

Campanar se ha convertido en un centro de okupas y delincuencia. Sin embargo, los vecinos sienten que han sido abandonados por las autoridades. Expresan a este periódico y a través de redes sociales su desesperación, diciendo estar «cansados de sufrir» y solo querer vivir en paz, como era hace unos años.

Reclaman medidas urgentes para combatir esta situación y que finalmente expulsen a los okupas del barrio. La desesperación de los residentes es palpable y su llamada de auxilio es clara: quieren recuperar la tranquilidad y seguridad de su comunidad.

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