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Quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir

La decisión de Papi Robles, portavoz de Compromís, de no entrar con la Real Senyera en la Catedral durante la procesión del Día de la Comunidad Valenciana ha suscitado debate. ¿Es un gesto de respeto hacia la aconfesionalidad del Estado o un acto de distanciamiento de nuestras raíces? Lo cierto es que el Te Deum no es un simple acto religioso

Actualizada 04:30

En la Comunidad Valenciana el 9 d'Octubre es más que una fecha marcada en el calendario. Es un eco que resuena en el corazón de cada valenciano, un latido que nos conecta con nuestra historia, con las piedras de esta tierra que un día fueron conquistadas por el Rey Jaume I, y que hoy siguen siendo símbolo de nuestra identidad. Como cada año, la Real Senyera descenderá desde el balcón del Ayuntamiento para recordarnos quiénes somos, de dónde venimos, y hacia dónde queremos ir.

Este año, la decisión de Papi Robles, portavoz de Compromís, de no entrar con la Real Senyera en la Catedral durante la procesión ha suscitado debate. ¿Es un gesto de respeto hacia la aconfesionalidad del Estado o un acto de distanciamiento de nuestras raíces? Lo cierto es que el Te Deum no es un simple acto religioso. Es una pieza fundamental de nuestra tradición, un hilo que entrelaza lo sagrado con lo cívico, lo histórico con lo espiritual. Despojar al 9 d'Octubre de este componente es, quizás, intentar arrancar una página del libro de nuestra memoria colectiva.

Vivimos tiempos de presentismo, donde el ahora, con todas sus tensiones ideológicas, intenta moldear la historia a su antojo. Sin embargo, la historia no es barro fácil de modelar; es roca firme, llena de matices y de símbolos que debemos respetar, aunque no siempre comprendamos en su totalidad. Pretender separar la celebración del 9 d'Octubre de su trasfondo religioso es como intentar que la Real Senyera ondee sin viento: perdería su movimiento, su vida.

Es cierto que vivimos en un Estado aconfesional, pero la aconfesionalidad no es olvido. La Comunidad Valenciana, como el resto de España, ha sido forjada con manos cristianas, judías, musulmanas... Nuestras calles, nuestras plazas, nuestros rituales están impregnados de historia, cultura y fe. Restringir la religión a los templos y los hogares, como si el espacio público no pudiera ser tocado por lo espiritual, es olvidar que lo que celebramos el 9 d'Octubre es una conquista que fue, en su esencia, religiosa. El Rey Jaume I no solo conquistó tierras, también trajo consigo la fe cristiana y la doctrina jurídica romana.

Cuando alcemos los ojos hacia la Real Senyera deberíamos sentir algo más que orgullo; deberíamos sentir gratitud. Gratitud por un pasado que, con todas sus luces y sombras, nos ha traído hasta aquí. El 9 d'Octubre es un día para mimarnos como pueblo, para crecernos como valencianos, y para reconocernos en toda nuestra complejidad. No es un día para el conflicto, sino para el reencuentro. En estos tiempos de ruido ideológico, es una oportunidad para alejarnos de la confrontación y acercarnos al diálogo, y la deliberación, para celebrar lo que nos une y reflexionar sobre lo que queremos ser.

Es cierto que la Comunidad Valenciana tiene varias heridas abiertas: una financiación injusta, inversiones que nunca llegan, una Albufera que pide a gritos ser cuidada. Pero estos problemas no deberían enturbiar el espíritu festivo del 9 d'Octubre. No es un día para recordar derrotas, como en otras partes de España, donde el nacionalismo construye su relato desde el agravio. Aquí celebramos una victoria, un triunfo histórico que nos pertenece a todos, sin importar nuestras creencias o nuestras ideologías. Hoy dejaremos a un lado nuestras diferencias y reconoceremos lo que nos une.

Para Sociedad Civil Valenciana esta celebración de orgullo no es excluyente, sino expansiva. Como bien dice nuestro Himno ofrecemos lo mejor de nosotros a toda España. La Comunidad Valenciana, como todas las demás Comunidades Autónomas de España; es una pieza esencial en el mosaico de esta nación. Desde nuestra historia, nuestra cultura, nuestra industria y economía, contribuimos cada día a fortalecer el tejido común que une a todos los españoles.

Y con ese mismo espíritu, contribuimos a un proyecto común dentro de Europa. Nos reconocemos en los valores de solidaridad, diversidad y progreso que definen el proyecto europeo. Es en esa triple identidad donde reside nuestra mayor fortaleza.

Así que, este 9 d'Octubre, cuando la Real Senyera descienda del balcón, recordemos que somos parte de algo más grande que nosotros mismos. Un pueblo que ha sabido construir desde la diversidad, desde el respeto, y que sigue creyendo en el futuro.

  • Amparo Barral es miembro de la Junta Directiva de Societat Civil Valenciana.
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