Los mayores de Benetúser
27 ancianos atrapados en la primera planta de su residencia suplican «ayuda profesional para limpiar»
Las trabajadoras de la residencia de ancianos de Benetúser se dejan la piel para que no les falta de nada. Gracias a ellas, los residentes tienen atención, «pero no la que deberían»
En la residencia de personas mayores de Benetúser celebran que todos los ancianos que viven ahí están vivos y no han tenido que lamentar pérdidas humanas. Para ellos, esto es una victoria. Vidas que se pudieron salvar gracias a la rápida y buena actuación del personal que decidió subir a todas las personas a la primera planta de la residencia antes de que la DANA arrasase la parte baja.
Pero es una victoria amarga porque han pasado nueve días desde la tragedia y los residentes todavía no tienen «la atención que deberían». Estas personas son población vulnerable y necesitan todo el mimo y cariño que cada día les dan todas las personas que trabajan aquí.
Natalia, la directora de la residencia, cuenta que no comprende que cada día tengan «más complicaciones para entrar a Benetúser a pesar de contar con un salvoconducto». Esto dificulta mucho su llegada al trabajo porque tienen que hacerlo a pie entre «calles llenas de barro» y de suciedad acumulada durante días. Pero, ellas lo hacen cada día porque tienen muy claro que a sus ancianos, que son como su familia, «no les vamos a dejar solos».
Los ancianos que viven en este hogar «están atendidos» porque ellas han decidido no abandonarles bajo ningún concepto. Lo que más les preocupa es la higiene. Natalia cuenta que corre prisa que se ayude a recuperar «los aseos correctos y óptimos» de los residentes que, ahora mismo, no son los que deberían ser, aunque cuentan con todo el equipo para mantenerles bien.
A las trabajadoras se les escapa una risa nerviosa, desesperada, al hablar de que tienen «cubiertas las necesidades básicas». Pero, se preguntan: «¿Qué son necesidades básicas, comer, dormir, ducharnos con agua fría? Entonces sí», pero poco más.
No están atendidos como deberíanDirectora de la residencia de Benetúser
De momento, esperan que les pongan calentadores de 200 litros «para poder tener agua caliente y realizar los aseos de los residentes», explica Natalia. De momento, la situación es muy precaria y están bajo mínimos en temas higiénico-sanitarios.
La planta baja arrasada impide el tránsito
La planta baja de la residencia es la principal afectada, todavía no se puede usar nueve días después. Por eso, todas las personas mayores están en el primer piso donde tienen sus habitaciones. Una escena que les recuerda «a cuando estaban confinados por el coronavirus» y se asomaban por la ventana para poder hablar.
Desde el martes, la cocina no funciona, «es inservible». Así que cuentan con un servicio de catering que les permite tener comida de calidad para los mayores, aunque «durante los primeros días subsistimos con lo que teníamos», relata Natalia.
Hasta el momento las trabajadoras se encargan de ayudar a los ancianos que están a su cargo, pero ahora a sus tareas se suma la limpieza y rehabilitación del edificio, aunque no es fácil.
Piden soluciones rápidas: que lleguen equipos profesionales
El patio trasero está arrasado, «necesitamos mano de obra para adecuar el centro». En un montón acumulan todos los restos de materiales que tenían en la planta baja y que han conseguido sacar a la calle para continuar limpiando el lodo. Los vecinos no les han dejado de lado, pero llega «un momento en el que la ayuda de la gente no es suficiente», se necesita que «vengan profesionales organizados» para que acondicionen la residencia y tenga unos mínimos para que puedan estar los ancianos.
La directora agradece «la ayuda de todos los voluntarios que se han acercado», pero ahora es momento de pedir que entren «equipos de profesionales para poder terminar de quitar todos los residuos y los restos» agolpados en el patio lleno de barro. Equipos que restablezcan la planta baja y que la acondicionen para poder retomar la vida habitual de las personas que viven en la residencia.
«Queremos soluciones cuanto antes para volver a una cierta normalidad» para que estas personas que son grupos de población vulnerable tengan «cubiertas unas necesidades básicas»
Las sonrisas y las bromas no se pierden
Mientras visitamos el centro, uno de los residentes se asoma a la ventana para saludar a las enfermeras, al personal sanitario que se encarga cada día de acompañarles y de mostrarles que, a pesar de todo, no están solos.
Así, entre la ventana y el patio se intercambian un par de bromas y ciertas risas que rompen la solemnidad que se impone en todo momento tras la tragedia.
También entre las propias compañeras que están a cargo de la residencia tratan de afrontar el día con algo de humor, aunque resulta inevitable no romperse en muchos momentos porque la situación es durísima.
Eso sí, todas las chicas que forman parte de este equipo están dispuestas a prestar su soporte en todo lo que puedan tanto a las personas mayores que están a su cargo como a cualquier vecino de Benetúser que necesite cualquier cosa que puedan ofrecerle.