Vecinos de Llocnou de la Corona, Valencia, disfrutando por primera vez de sus calles prácticamente sin barro

Vecinos de Llocnou de la Corona, Valencia, disfrutando por primera vez de sus calles prácticamente sin barroMarian Moncho

La recuperación de Llocnou de la Corona da esperanzas al resto de pueblos afectados por la DANA

El municipio más pequeño de España se recupera en tiempo récord tras la DANA, convirtiéndose en un ejemplo de esperanza y superación para otras localidades afectadas

Con apenas 250 metros de extensión y una población que no supera los 120 habitantes, Llocnou de la Corona (Lugar Nuevo de la Corona) ostenta el título de ser el municipio más pequeño de España. Ubicado en la comarca de la Huerta Sur, su tamaño reducido no le ha restado capacidad para enfrentar con entereza los desafíos de una de las catástrofes naturales más devastadoras que ha azotado la Comunidad Valenciana: la DANA. En un acto de esfuerzo colectivo, sus vecinos han demostrado que la solidaridad y la acción comunitaria pueden superar las adversidades más difíciles.

Llocnou de la Corona, el pueblo más pequeño de España

Llocnou de la Corona, el pueblo más pequeño de España, tras la DANAMarian Moncho

En conversación con Nicolás Pérez, teniente de alcalde del municipio, la magnitud de lo vivido cobra fuerza. «Somos nosotros quienes nos hemos salvado a nosotros mismos», afirma con rotundidad. Según explica, las autoridades no llegaron hasta seis días después de la catástrofe, dejando a la población a merced de su propia iniciativa. «Aquí no ha venido nadie, y cuando llegaron, ya habíamos hecho todo el trabajo», señala Pérez, quien tuvo que recorrer a pie kilómetros para buscar ayuda tras la riada que lo sorprendió en la calle junto a su hijo: «Nos agarramos donde pudimos para que no nos llevara el agua. Luchamos por sobrevivir».

La riada, que afectó a gran parte del término municipal, obligó a rescatar a personas mayores y dejó un saldo trágico. «Un amigo mío murió ayudando a una persona; se lo llevó la corriente», comenta Pérez con pesar. Además, un vecino fue arrastrado por el agua y rescatado en un pueblo cercano. A pesar de las dificultades, el pueblo se movilizó con una rapidez asombrosa. En menos de ocho días, las calles, casas y espacios comunes fueron despejados de barro y escombros. «Gracias al pueblo no hemos lamentado pérdidas humanas», asegura Pérez.

El trabajo conjunto ha permitido que Llocnou de la Corona recupere su apariencia habitual en tiempo récord. Hoy, el pequeño municipio es ejemplo de organización y fortaleza. A pesar de la falta de vehículos, el teniente de la Alcaldía alquiló un coche para garantizar el suministro de alimentos y productos básicos, movilizándose por los alrededores para abastecer a la comunidad. En el edificio donde los voluntarios y los vecinos del pueblo reparten agua y comida, un detalle conmueve a quienes se acercan: las paredes están decoradas con dibujos de los niños de la localidad, que transmiten mensajes de ánimo y esperanza.

Paredes decoradas con dibujos de los niños en Llocnou, Valencia

Paredes decoradas con dibujos de los niños en Llocnou, ValenciaMarian Moncho

Lo que en otros lugares parece una tarea interminable, en Llocnou de la Corona, no: las calles están prácticamente libres de barro. Este municipio se ha convertido en un símbolo de lo que puede lograrse con determinación y solidaridad. La imagen de los vecinos sentados en bancos de la plaza, conversando y riendo, es una muestra de la capacidad de resiliencia que define a esta comunidad. «Aquí no hay tiempo para lamentaciones. Hemos salido adelante porque nos ayudamos los unos a los otros», concluye Pérez, quien destaca que el espíritu de unión ha sido clave para la rápida recuperación.

El ejemplo de Llocnou de la Corona resalta en medio del desolador panorama que ha dejado la DANA en otras localidades de la región. Mientras muchos pueblos aún luchan por despejar calles y viviendas anegadas, este municipio demuestra que el trabajo conjunto y la ayuda mutua pueden convertir una tragedia en una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios. Las experiencias compartidas, aunque dolorosas, han sacado a relucir lo mejor de cada habitante.

Puerta de una casa de Llocnou de la Corona, Valencia

Puerta de una casa de Llocnou de la Corona, ValenciaMarian Moncho

Este pequeño gigante se alza ahora como un faro de esperanza para el resto de municipios que aún enfrentan las secuelas de la catástrofe. Su mensaje es claro: aunque el camino sea arduo, es posible salir adelante. La reconstrucción, por difícil que parezca, comienza con cada pequeño esfuerzo. Y cuando estos se suman, el resultado es una comunidad que no solo se recupera, sino que emerge más fuerte y más unida que antes.

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