Comunidad Valenciana
Guadalest, el pintoresco pueblo de Alicante que se funde con la roca
Este municipio, con poco más de 200 habitantes, es uno de los que más visitas recibe de la región
En el corazón del valle al que da nombre, Guadalest es la postal de un pueblo excavado en la roca, famoso por su embalse y castillo. Durante siglos, sus habitantes han sido los encargados de dar forma a esta localidad empezando por las viviendas alrededor de una roca que hoy nos brindan esta estampa que se divide en el barrio del Arrabal y el del Castillo.
Este municipio, con poco más de 200 habitantes, concretamente 253, según datos de 2022, es uno de los que más visitas recibe en la Comunidad Valenciana. Este pequeño pueblo de la Marina Baja, reconocido por ser uno de los más bonitos de España, llega a alcanzar los dos millones de visitantes al año.
Origen musulmán
En el siglo XI, los musulmanes construyeron la fortaleza de la Alcozaiba en el punto más alto de Guadalest para resguardarse de la creciente amenaza de los cristianos. En la ladera edificaron el pueblo en el que se asentaron los agricultores y ganaderos de la época. Pero, tras la caída de Denia en 1244, la zona fue conquistada. Es aquí cuando el castillo de San José, también conocido como castillo de Guadalest, pasa por diferentes manos nobles, como los Cardona, quienes reciben el título de marqueses en 1543.
En el año 1609 todos los moriscos del reino fueron expulsados por Felipe III, creándose un gran vacío demográfico. Por lo que para repoblar el lugar, en 1611 se otorgó una Carta Puebla. Este siglo y el siguiente estuvieron llenos de desgracias. El terremoto de 1644 causó tantos desperfectos en el castillo que su alcaide Orduña decidió trasladar su residencia a una casona en la parte baja.
Sin duda, el siglo XVIII fue el peor de su historia. Durante la Guerra de Sucesión, el castillo fue incendiado por las tropas del Archiduque de Austria, así como la Casa de los Orduña. A esto se le suma que durante los años 1748 y 1753 Guadalest volvió a ser sacudido por los seísmos.
El legado e influencia de los Orduña se mantuvo en la zona hasta 1934 cuando se produjo el fallecimiento del último miembro de la familia. Años más tarde, entre 1953 y 1971, se construyó el embalse. Justo después de terminarlo, en 1974, Guadalest fue declarado Conjunto Histórico-Artístico persistiendo así como una joya histórica.
Atractivo turístico
La vida en Guadalest discurre entre el Arrabal y el barrio del Castillo. El primero, abrazado por la roca, muestra casas blancas adornadas con macetas y tiendas de artesanía. Este lugar conduce hábilmente hacia la parte antigua del pueblo a través de una larga escalera y una puerta tallada en la roca.
Mientras El Castillo alberga un campanario sobre piedra y las ruinas restauradas del castillo de San José. La Casa de Orduña, la casona donde residió el alcaide Orduña, ahora es un Museo Municipal, en el que se exhibe mobiliario histórico, antigüedades y arte litúrgico de los siglos XVI al XIX. Asimismo, las mazmorras medievales, excavadas en piedra en el sótano del Ayuntamiento, narran su propia historia de épocas pasadas.
La riqueza cultural junto con la gran afluencia de turistas en los últimos tiempos ha hecho aflorar una gran cantidad de museos en las inmediaciones de este municipio. Ocho son los museos que hay en Guadalest, que van desde miniaturas a colecciones de antigüedades, pasando también por un Museo Etnológico.
Playa y montaña
Son numerosas las escapadas que pueden realizarse desde Guadalest. Si vas a estar un par de días es muy importante que te hagas esta pregunta: ¿playa o montaña? Ya que puedes disfrutar de las dos vertientes. Aprovechar un día para conocer el casco antiguo de Altea y los majestuosos rascacielos de Benidorm, haciendo una parada obligatoria en la reserva natural de las Fuentes del Algar.
O, por el contrario, conocer más a fondo la zona interior de Alicante, optando por una carretera menos transitada, como es la que va a Alcoy pasando por el puerto de Confrides, donde también podrás disfrutar del encanto de otros pueblos menos visitados como Benimantell, Benifato, Ares del Bosque, Benilloba o Penella.
Un alto imprescindible en el camino debe ser El Rincón de las Mermeladas, al inicio de la subida al puerto, por un motivo más que evidente: sus mermeladas artesanales. Pero también por contar con vinagres propios, y con productos típicos de la zona como aceite de oliva, vinos o la pericana, un plato tradicional compuesto por pimiento rojo, pescado seco (bacalao o capellán) y aceite de oliva.
Además una buena forma de conocer el interior de Alicante es haciendo una parada para comer o tomar algo en alguno de los restaurantes que hay a lo largo de esta ruta. Más conocidos como ventas, no puedes irte sin probar la carne a la brasa y el embutido de La Venta de Benifato o La Venta Nadal, pero, si prefieres una comida más reposada, reserva una mesa en el restaurante Nou Serrella de Benasau y disfruta de la auténtica comida tradicional de la zona.