"La llegada de las barcas", Valencia, 1905. Óleo sobre lienzo, Museo Sorolla

La llegada de las barcas, Valencia, 1905. Óleo sobre lienzo

Cuatro claves para conocer la Valencia de Sorolla en el centenario de su muerte

La ciudad natal de Joaquín Sorolla se suma a las conmemoraciones por el centenario de su muerte. Recorremos Valencia siguiendo sus pinceladas, el recorrido artístico –y vital– de uno de los más grandes pintores de la tradición española reciente

Es uno de los artistas más destacados de la pintura española del siglo XIX y principios del siglo XX. Joaquín Sorolla nació en Valencia, una ciudad que tuvo una gran influencia en su vida y obra, que este 2023 conmemora, como toda España, el centenario de su muerte.

1. El barrio de los Pescadores

Joaquín Sorolla y Bastida nació el 27 de febrero de 1863 en la calle de las Mantas, en pleno corazón del barrio de la Seu, en el casco antiguo de Valencia. Sin embargo, por entonces era el barrio de los Pescadores porque por allí pasaba el Turia, y no era un barrio especialmente pudiente. Fue el mayor de dos hermanos y desde muy joven mostró un gran talento para el dibujo y la pintura.

Su familia se mudó a la calle Barcelona, pero sus padres murieron por la epidemia de cólera y su hermana Conchita y él fueron adoptados por sus tíos, que tenían un taller de cerrajería sobre el que vivían. En esa misma calle estaba la Escuela de Artesanos, el Teatro Apolo y la sede del periódico El Pueblo, de Blasco Ibáñez, con quien Sorolla acabará trabando una gran amistad.

A los 15 años dejó la Escuela de Artesanos, donde alternaba sus estudios con el trabajo de cerrajero, e ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde comenzó su formación artística seria. En 1900 ganó el premio nacional de la Exposición de París con Triste herencia (antes llamado Los hijos del dolor, pero Sorolla le cambió el título por consejo de Blasco Ibáñez). Ese mismo año ganó también el escultor Benlliure, razón por la que el Ayuntamiento de Valencia los nombró Hijos Predilectísimos y Meritísimos y les dio una calle y una plaza en su ciudad, convirtiéndose en dos de los primeros artistas en tener una calle en vida.

'Triste herencia' (1900), cuadro con el que Joaquín Sorolla ganó el premio nacional de la Exposición de París

Triste herencia (1900), cuadro con el que Joaquín Sorolla ganó el premio nacional de la Exposición de París

2. La Malvarrosa, el Turia, el mar

La obra de Sorolla refleja la luz y el color de Valencia y de su entorno mediterráneo. Sus paisajes y escenas costumbristas están impregnados de la luz cegadora del sol valenciano y de los reflejos del mar. La ciudad de Valencia aparece en muchas de sus obras, como en La vuelta de la pesca, donde se puede ver el puerto y la playa de la Malvarrosa, o en La fiesta del pan y del vino, donde se representa una tradicional fiesta valenciana.

La vuelta de la pesca (1894)

La vuelta de la pesca (1894), de Joaquín SorollaDescripción

3. Clotilde y el amor

Joaquín Sorolla se enamoró rápidamente de Clotilde, con cuya familia mantuvo siempre una excelente relación. El padre de ella, Antonio García Peris, tuvo una gran importancia en su formación artística y en su carrera profesional: fotógrafo y pintor, formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos (la misma institución en la que Sorolla se formó), entendía mucho mejor el gusto de Sorolla por el arte que su tío, quien continuaba empeñado en que heredara su taller de cerrajería.

García Peris se convirtió en el mentor de Sorolla y lo introdujo en el mundo de la fotografía, enseñándole técnicas y métodos de trabajo que luego el artista aplicaría en su pintura. Sorolla comenzó siendo mozo de luces de su suegro, que fue quien le compró su primer cuadro, un bodegón datado en 1878.

"Antonio García en la playa", 1909. Óleo sobre lienzo, Museo Sorolla

Antonio García en la playa, 1909. Óleo sobre lienzoMuseo Sorolla

Además, García tuvo un papel importante en la promoción de la carrera de Sorolla. En 1884, organizó una exposición conjunta en la que presentaron sus obras junto a otros artistas valencianos. Esta exposición llamó la atención del crítico de arte Teodoro Llorente, quien reconoció el talento de Sorolla y le recomendó que viajara a Roma para seguir formándose.

Antonio García también influyó en el estilo de Sorolla, que se caracterizó por la luminosidad y la vibrante paleta de colores. El propio Sorolla reconoció la influencia de García en su obra y afirmó: «Fue mi guía, mi amigo, mi maestro».

4. El Museo de Bellas Artes

Inaugurada en marzo de 2023, la exposición del Museo de Bellas Artes de Valencia, que en su momento acogió la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en la que Joaquín Sorolla inició su formación artística, reúne un amplio conjunto de obras del artista, pertenecientes tanto a la colección del museo como a préstamos de otras instituciones.

Entre las obras expuestas destacan algunos de los cuadros más emblemáticos de Sorolla, como La vuelta de la pesca, Paseo a orillas del mar o La hora del baño. Pero la exposición también ofrece la oportunidad de descubrir obras menos conocidas del artista, como los retratos que realizó durante su estancia en Roma o las pinturas de pequeño formato que realizaba como apuntes para sus obras de mayor tamaño.

'Paseo a orillas del mar', de Joaquín Sorolla, en el Museo de Bellas Artes de Valencia

Paseo a orillas del mar, de Joaquín Sorolla

La muestra no solo permite contemplar la obra de Sorolla en toda su riqueza y diversidad, sino que también ofrece una visión de su proceso creativo y de su evolución artística a lo largo del tiempo.

Con esta exhibición se cumple en parte la voluntad expresada por el artista de que toda su obra descansara en Valencia tras su muerte, ya que es «parte del capital cultural de sus paisanos». En 1919 Joaquín Sorolla pintó en su jardín la efigie del conde Amalio Gimeno: la entonación clara de la vegetación armoniza con el elegante atuendo del célebre político y médico. La luz y composición de este retrato nos remiten a dos de los últimos trabajos de Sorolla, los protagonizados por Ramón Pérez de Ayala y su mujer. El último de ellos quedó inacabado al sufrir el pintor un ataque de hemiplejia que lo apartó de los pinceles tres años antes de su muerte, acaecida el 10 de agosto de 1923.

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