En la cruz y en la luz
Parroquias, religiosas y sacerdotes en primera línea para ayudar a los vecinos afectados por la Dana
La «iglesia milagro» de La Torre se ha convertido en epicentro de la campaña de ayuda a las víctimas de la zona que ha quedado arrasada al paso de la riada
En la necesidad, virtud. En la cruz, luz. Para muchos de los vecinos de los pueblos valencianos afectados por las grave riada que hace una semana les dejaba, literalmente, sin nada, las iglesias de sus barrios o las más cercanas se han convertido en tabla de salvación para sobrevivir en el día a día de la 'zona 0'. Parroquias, religiosas y sacerdotes que, como cualquier voluntario más, se han sumado en primera línea a ayudar a quienes más lo necesitan.
No importa si lo que toca es limpiar, cargar con cubos llenos de barro y lodo, repartir agua y comida o dar consuelo, como si de verdaderos psicólogos se tratase. Sobre el terreno, todos son iguales. Y las puertas de las iglesias valencianas se han abierto para dar soporte, con todas sus instalaciones y medios. En Catarroja, pese a que El Pilar y María, madre de la Iglesia han sufrido daños muy graves, las monjas de la congregación recorren las calles para «dar servicio».
La preocupación, la «atención y la oración» por los afectados ha puesto en su lista de prioridades, por encima de su propia situación y necesidades, el acompañamiento a los afectados. La mayoría de las parroquias se han puesto a disposición de los Ayuntamientos y autoridades locales para ofrecer sus locales, también, a través de Cáritas que, sólo en Valencia ha anunciado una donación propia de ciento cincuenta mil euros que se suman a los millones recibidos en donaciones.
Así las cosas, desde la Iglesia han sumado sus esfuerzos a los de los voluntarios y ciudadanos anónimos que, desde todos los rincones de España, han querido sumarse a las tareas de recuperación. Muchas de las parroquias e institutos católicos se han convertido, también, en centros de refugio y descanso físico. Sin ir más lejos, el monasterio de Moncada y el Colegio de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer acogen a cientos de bomberos y a los efectivos de la Guardia Real, enviada por el Jefe del Estado, Felipe VI.