Entrevista al director de la Academia de Infantería
Coronel Armada: «En cuanto al talento militar, somos un socio muy fiable dentro de la Alianza»
Por la Academia de Infantería, en Toledo, pasan cada año más de 400 militares que se convertirán en los próximos oficiales y suboficiales del cuerpo más numeroso de nuestro Ejército
El pasado sábado más de novecientas personas se acercaron hasta Toledo para protagonizar la Jura de Bandera civil. Fue una muestra del aprecio civil que se tiene por esta Academia Militar que suma ya más de 170 años formando a los futuros oficiales y suboficiales de Infantería del Ejército de Tierra. El Coronel Antonio Armada Vázquez, director del centro, expone con El Debate algunas de las claves del éxito de esta institución académica.
–¿Cuál es en concreto la función de esta academia dentro del Ejército?
–Si tenemos que resumir la función de la Academia de Infantería, podemos hacer referencia a 'la visión', que es una frase aspira a aspiracional que condensa el ideal que tenemos que perseguir todos los que servimos a España entre estos muros. Y dice «La Academia de Infantería proporciona una formación integral de excelente calidad que forja en valores». Lo que nos está diciendo es que tenemos que perseguir la excelencia en la enseñanza para poder proporcionar esa formación que, al ser integral, se compone de distintos tipos de formación como son la formación física, la táctica, la técnica en aspectos militares, la técnica en aspectos civiles y sobre todo la formación moral, que de todas es la más importante.
–¿Y porque es la más importante?
–Para la Academia, la formación moral es la brújula que va a permitir que los alumnos y los cadetes que aquí se forman puedan seguir sirviendo con eficacia a España a lo largo de toda su vida castrense. Hay que tener en cuenta que los que aquí estamos formando servirán a España hasta más allá del 2050. Y es un entorno operativo complejo muy cambiante que evoluciona a un ritmo exponencial. Por ello, necesitan esa formación moral para tener ese pundonor, esa autoexigencia, ese autoliderazgo, para mantenerse siempre actualizados en el resto de los campos. Y lo que es más importante, esa brújula les va a indicar la dirección en la que tienen que poner todas sus capacidades tácticas, técnicas, físicas. Para que elijan servir a España, es decir servir al bien común, en lugar de servir al interés particular de cada uno.
–Cuando la visión habla de la forja en valores, ¿A qué se refiere?
–Forjar no es lo mismo que formar. La comparación que hacemos es que, por muy buena calidad que tenga, no basta con fundir un hierro colado con forma de espada para que esa espada resista en combate. Una vez que se ha fundido es necesario que sufra unos procesos en el que se le cambia de temperatura, se pone al rojo vivo y cuando está a punto de fundirse, se le enfría bruscamente, se le dan muchos golpes y con cada uno la espada se va enriqueciendo y se va transformando. Y la repetición constante de ese proceso de cambio de temperatura brusco y de golpes bien dados, transforma, hace que el hierro saque lo mejor de sí mismo y se convierta en acero. Un acero que sí es eficiente para cumplir la misión de defender a España. Realmente lo que hacemos es forjar en valores y en virtudes a nuestros cadetes y alumnos, que son ellos los primeros que se dejan e interiorizan esos valores porque sin su colaboración sería imposible.
–¿Y cómo se cómo se forja en la Academia?
–El proceso de la forja es, sobre todo por el ejemplo de los propios profesores y alumnos, los propios profesores y los mandos que, con su ejemplo diario, ofrecen una referencia a la que poder imitar. Y eso lo unimos al régimen académico que es intenso, que es duro, y a las prácticas de la enseñanza, aquí es súper pragmática.
–¿Y logran ese objetivo de forjar a los alumnos?
–Es algo que es fácil de decir, pero es difícil de alcanzar porque es indudable que los alumnos y los cadetes que vienen aquí son parte de la sociedad a la que servimos y es una sociedad que cada vez es más individualista, más materialista y es difícil hablarles de altruismo. Pero sin embargo tengo que decir, no solo en esta, sino en todas las academias militares de las Fuerzas Armadas se consigue. No hay más que ver el ejemplo que nos dan tantos y tantos miembros de las Fuerzas Armadas que diariamente nos dan muestras de sacrificio, de abnegación, no sólo en territorio nacional, sino también en las operaciones del exterior Así que pienso que sí que se consigue. ¿Cómo puede ser eso? Creo que la explicación está en que los que aquí vienen son de los más altruistas e idealistas de la sociedad. En una sociedad en la que lo más importante son los derechos individuales, ellos al elegir este modo de vida saben que renuncian a derechos fundamentales como la libertad de expresión, de sindicación, el derecho de huelga, el sufragio pasivo y tantos otros. Pero además lo hacen sabiendo los sacrificios personales que esta vida de servicio les va a exigir, no sólo a ellos, sino también a sus familias y seres queridos, porque van a estar sometidos a disponibilidad constante, movilidad geográfica tanto voluntaria como forzosa, sometidos a disciplina militar, una vida dura que va a entrañar riesgo para su propia vida y además, con unos sueldos que son dignos pero bastante austeros. Por ello la única explicación es que sientan una vocación de servicio en sus corazones y tengan el anhelo de dar cumplimiento a esa vocación.
–Usted ha estado en misiones internacionales. ¿Se nota el sello del que imprime el ejército español?
–Absolutamente. En honor a la verdad y en honor a la labor encomiable que hacen tantos compañeros de armas, el nivel que tenemos, que tienen las Fuerzas Armadas españolas, es elevadísimo en cuanto a personal. No creo que haya ningún país que tenga su personal mejor preparado que el nuestro. La calidad humana de soldado español, y cuando digo el soldado incluyo a los suboficiales, a los oficiales, a los jefes, es brutal y sin ningún temor podemos decir que no hay miedo a compararse con ninguna nación. Tenemos una gran preparación y somos un socio muy fiable dentro de la Alianza en cuanto al talento militar de nuestro personal, el espíritu de servicio, vocación, entrega, abnegación.
–La formación eminentemente práctica. ¿Cómo han llevado la pandemia?
–Pero también nos ha puesto a prueba en otras dimensiones como la transformación digital, que ya la habíamos comenzado a través del campus virtual corporativo de la defensa. Y lo que hemos hecho ha sido adaptarnos en muy poco tiempo. Eso ha sido mérito de la Jefatura de Estudios de la Academia.
–Aunque los alumnos que vienen aquí ya sabes que quieren ser oficiales y suboficiales, ¿Cómo animaría a alguien que se plantea ser militar y acceder a la escala de oficiales o suboficiales?
–Lo primero que habría que decirles es que esa respuesta la tienen que encontrar en su corazón, porque es ahí donde van a saber si tienen vocación de servicio. Normalmente la gente dice que el ejército no es una profesión cualquiera, que es una profesión vocacional. No estoy muy de acuerdo con eso, porque vocacional significa, en la mayor parte de los casos, que te gusta lo que haces. A nosotros no nos gusta lo que hacemos, nos gusta el «para qué» lo hacemos. O sea, no nos gusta ir a la guerra, ni hacer daño, ni aplicar la violencia, aunque sea legítima, ni sufrir la violencia del enemigo. Pero lo que nos mueve está más allá. Lo que realmente nos mueve es defender a nuestros seres queridos, defender a nuestros compatriotas, a los ciudadanos a los que servimos, al bien común. Defender a nuestra querida España. Eso es lo que realmente nos mueve. Nuestras tareas, nuestros cometidos, las misiones que se nos encomiendan las cumplimos con ilusión. Y por eso estamos encantados cuando la sociedad nos demanda, como en Filomena, en la operación Balmis o en cualquier desastre, porque nuestro espíritu realmente no es de combate, nuestro espíritu es de servicio a España y ese servicio lo especializamos en lo que consideramos que es lo más duro y lo más difícil para ahorrarle sufrimientos a nuestros compatriotas. Aquí se ve esa forja, esa moral de la que hablábamos. Aquí se sientan las bases del crecimiento personal y en valores para que los militares estemos dispuestos a sacrificarnos, hasta las últimas consecuencias, pensando primero en el ciudadano al que servimos mucho antes que en nuestras familias o en nosotros mismos. Sin esa cimentación de valores es imposible que un ejército pueda defender a su país como hemos visto en Afganistán o como estamos viviendo ahora en Ucrania.
–Muchas gracias, coronel, y a seguir forjando nuestros futuros líderes.
–No hay que olvidar que uno no es líder. Le hacen líder sus subordinados. Es decir, sólo cuando tu subordinado está dispuesto a seguirte porque eres íntegro, ejemplar, eres coherente y tienes credibilidad, tienes ese prestigio. Hasta ese momento sólo eres jefe. Pero lo que tratamos es de darles las herramientas para que luego, cuando estén ante sus subordinados, con el ejemplo diario y personal, se conviertan en los líderes de sus subordinados.
Academia de Infantería, de Toledo
Los cursos se imparten son:
• Enseñanza de Formación de Suboficiales: Tras cuatro meses en la Academia General Básica de Suboficiales de Talarn (Lérida), los alumnos los 2 años y medio restantes en la Academia de Infantería obteniendo además un «Título de Técnico Superior en Asistencia a la Dirección».
• Enseñanza de Formación de Oficiales: Tras cuatro años en la Academia General Militar de Zaragoza en el que obtienen en «Grado Universitario en Ingeniería de Organización Industrial», los cadetes realizan su último curso en la Academia de Infantería.
• Enseñanza de Perfeccionamiento para Oficiales, Suboficiales y Tropa: «Curso de Instructor Avanzado de Tropas Acorazadas y Mecanizadas», «Curso Avanzado de Unidades Acorazadas y Mecanizadas», «Curso de Ascenso a Cabo 1º» y además se contribuye a la Enseñanza de Perfeccionamiento en los distintos cursos de paracaidismo de la «Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada».
• Adiestramiento en Simuladores para Unidades de la Fuerza.
Actualmente en la Academia de Toledo reciben su formación:
• 89 alumnos para el ingreso en la Escala de Oficiales (Tenientes).
• 361 alumnos para el ingreso en la Escala de Suboficiales (Sargentos).