Los instructores Boinas Verdes españoles adiestran a los iraquíes en Irak

Los instructores Boinas Verdes españoles adiestran a los iraquíes en IrakCedida por Kitín Muñoz

Defensa

De Jaca a Bagdad: así entrenan y luchan los Boinas Verdes contra el terrorismo islámico en Irak

A través de lo que vivieron dos veteranos Boinas Verdes nos infiltramos con tres unidades de operaciones especiales para descubrir cómo es su misión en Irak contra los yihadistas

Son militares sin rostro que combaten a terroristas, realizan incursiones extremas y misiones especiales a lo largo del mundo. Trabajan en primera línea, desde Afganistán a Bosnia, pasando por Irak y Mali para proteger a su país. No son los SEAL americanos, o el Sayeret Matkal israelí, sino la élite militar española, las Unidades de Operaciones Especiales (UOE), más conocidos como Boinas Verdes. Estos militares que comparten la boina verde se encuadran en tres unidades que realizan operaciones por Tierra, Mar y Aire: el Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra, en la Armada está la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), y el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas, (EZAPAC) del Ejército del Aire y el Espacio.

Viajamos al CAMP YARTO, en Irak, donde conviven miembros de estas tres unidades, para conocer cómo es su labor a través del testimonio de dos veteranos guerrilleros: Kitín Muñoz, embajador de Marca Ejército y guerrillero durante su juventud, y el comandante de Operaciones Especiales retirado Terencio Pérez, que vuelven a ponerse la boina verde, para cumplir una última misión en Oriente Medio, que contó desde el principio con el apoyo del Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Durante uno de los ejercicios de adiestramiento en Irak

Durante uno de los ejercicios de adiestramiento en IrakCedida por Kitín

Un adiestramiento de «cuerpo, mente, alma»

Antes de viajar a su destino, ambos veteranos, y todo militar que quiera pertenecer a operaciones especiales, debe pasar por dos puntos concretos de la geografía española. El primero es Jaca (Huesca), donde está la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, madre común de las tres unidades donde los militares realizan un entrenamiento muy exigente para conseguir la boina verde. «Durísimo», así describe Kitín el adiestramiento que sirve para fortalecer en «cuerpo, mente y alma».

Las pruebas que deben superar van desde pasar varias noches en la montaña nevada con lo mínimo imprescindible para sobrevivir, construir iglúes y otras técnicas de supervivencia en condiciones extremas, y lo que en el mundo militar se conoce como ITC: Instrucción Técnica de Combate, diez o 12 días intensos en los que aplicar el adiestramiento en condiciones de frío, sueño, fatiga y presión psicológica extrema. La recompensa directa por superarlo es la obtención de la boina verde. Aunque el entrenamiento de ambos veteranos ha sido específico para Irak: instrucción táctica, combate con armas de fuego, técnicas para aguantar un secuestro, el uso de botiquín individual; y también una parte más teórica centrada en topografía y reconocimiento del terreno, navegación, transmisiones, etc.

Kitín con el mono naranja tras pasar la prueba de tratamiento de prisionero en Jaca

Kitín con el mono naranja tras pasar la prueba de tratamiento de prisionero en JacaCedida por Kitín

Tras superarlo, Kitín y Terencio llegaron a la Base de Retamares, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde está la cabeza operativa de todas las operaciones que se desarrollan en el exterior: el Mando de Operaciones (MOPS), de la que depende el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (MCOE), la unidad desde la que se diseñan, ejecutan y supervisan misiones en la que intervienen fuerzas especiales, como la evacuación de Afganistán. Su comandante, el General de Brigada Ángel Ramón Herrezuelo Pérez, les informó de la situación actual de Irak y «nos recalcó la necesidad del casco y el chaleco anti-fragmentos, incluso dentro del blindado», explica Terencio. Al finalizar la reunión, el Teniente General Francisco Braco Carbó, Comandante del Mando de Operaciones —y desde hace pocas semanas el nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire y el Espacio— «quiso despedirse de nosotros y desearnos buena suerte».

Irak y la lucha contra el Daesh

Llegar fue «complicado. Nadie puede ir a las zonas de conflicto en estos momentos, debido a la inestabilidad en la región», advierten. Subieron a un avión de línea regular con destino a Bagdad, pero se canceló a última hora y el viaje se retrasó dos días. Al final consiguieron llegar al Aeropuerto Internacional de Bagdad. Allí los boinas verdes aparecieron en escena, en concreto el Teniente Coronel Oscar Laje, jefe del comando (Special Operations Task Grupo) que, junto a su equipo, se encargó de proteger a los veteranos durante sus traslados por la capital de Irak.

«Nos llevaron al cuartel de la OTAN, donde nos recibió el Teniente General José Antonio Agüero, comandante de la misión de la OTAN en Irak», explica Terencio, que acaba de ser nombrado Comandante del MOPS. En Bagdad visitaron también el interior del antiguo cuartel general de Sadam Hussein, hoy completamente en ruinas. También conocieron al mayor general Karim Aboud Al-Tamimi, jefe del CTS, es decir, el servicio antiterrorista del país, y a varios militares iraquíes que acabaron con los yihadistas en una lucha sangrienta de la que no se pueden difundir ciertas fotografías ni detalles, por seguridad, y por la brutalidad de las mismas.

Un día después, subieron a un avión militar estadounidense que los dejó en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. A pie de pista, esperaba un convoy de vehículos blindados VAMTAC, en el que recorrieron caminos polvorientos y pasaron uno de los controles «más importante en la frontera entre la región kurdo iraquí y el resto de Irak», cuenta Terencio, hasta que llegaron atravesando zona hostil a CAMP YARTO, la base conjunta de la OTAN en la que las Unidades de Operaciones Especiales españolas entrenan a sus homólogos del Ejército iraquí para combatir a los terroristas de Daesh, a los que, en gran medida, ya han derrotado.

La misión de Kitín y Terencio allí era muy distinta, tenían que convivir en el terreno con los «compañeros boinas verdes y registrar historias reales de combates y enfrentamientos», y se integraron desde el primer momento. Cada día, «después de desayunar, acompañamos a los instructores españoles para ver cómo formaban a los iraquíes», hacían prácticas de tiro con ametralladora, tiro de precisión, participaron en ejercicios de combate en zonas urbanas y en espacios cerrados, y también salieron a patrullar junto a las boinas verdes en los famosos VAMTAC, del que no bajaron en ningún momento por motivos de seguridad, aunque incluso en su interior llevaban «el casco y chaleco puestos, aguantando temperaturas de más de 40 grados, a pesar del aire acondicionado de los vehículos». No hay que olvidar que estaban en una región conflictiva, incluso dentro de la base porque «en cualquier momento sonaba la alarma porque detectaban un dron y teníamos que ir corriendo al refugio», detalla Terencio.

No pudieron salir del blindado durante las pratrullas por seguridad

No pudieron salir del blindado durante las pratrullas por seguridadCedida por Kitín

La piel detrás del uniforme

También tuvieron tiempo de conocer la parte más personal, como que «todos están casados y con hijos, con alguna familia numerosa a pesar de su corta edad, 31 años, y uno de ellos con cinco hijos». Esa parte personal se traslada a la zona de operaciones en una serie de valores: «humildad, a pesar de ser soldados de élite; su manera de afrontar su duro trabajo, como algo normal, a pesar del riesgo, las duras condiciones y la lejanía de sus familias, sus amigos y su patria». Y a pesar de estar lejos de casa, entre ellos se consideran «una verdadera familia, perdidos en medio de la nada, en constante riesgo de sufrir un ataque terrorista. Se toman en serio la guerra; saben lo que significa. Son soldados de élite, preparados para preservar la paz, no máquinas de guerra; pero si hay que luchar, no es buena idea enfrentarse a ellos», afirma Kitín.

Terencio y Kitín junto a militares iraquíes del grupo antiterrorista y sus instructores boinas verdes en Camp Yarto

Terencio y Kitín junto a militares iraquíes del grupo antiterrorista y sus instructores boinas verdes en Camp YartoCedida por Kitín Muñoz

Ambos veteranos dejaron Irak llevándose consigo una infinidad de notas de lo que vivieron, testimonios de miembros de las tres unidades boinas verdes y de los militares de operaciones especiales iraquíes increíbles por su dureza que plasmarán en un futuro libro en colaboración con la Fundación de los Boinas Verdes españoles, al igual que unas fotografías únicas que muestran cómo son los militares que luchan contra terrorismo en Oriente Medio y cómo trabajan los militares españoles hoy para evitar que vuelva a resurgir.

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