Un museo «único» dedicado al búho: está en Galicia y dispone de 5.000 piezas
Fue creado en Cerceda hace 30 años y cuenta con una colección de esculturas, pinturas y libros
«Un museo único y peculiar que rinde homenaje a un ave tradicionalmente rechazada porque suponía un mal augurio». Así es la descripción que realiza el Ayuntamiento de Cerceda, un municipio de la provincia de La Coruña con poco más de 5.000 habitantes, de uno de sus equipamientos más emblemáticos y más llamativos: el denominado, en gallego, Museo do Moucho, y que se traduce al castellano como Museo del Búho. Su inauguración se produjo el 28 de diciembre de 1994, el día de los Santos Inocentes, una jornada que tradicionalmente se ha celebrado con inocentadas. Su apertura no fue una broma y este espacio cultural cumplirá el próximo mes de diciembre 30 años de vida.
El alcalde de la localidad, Juan Manuel Rodríguez, asegura que se trata de un lugar «único en Europa» y que su colección arrancó con compras de figuras de esta ave «llegadas de todas partes» por parte de la Administración local y que posteriormente «comenzaron a llegar las donaciones privadas». De hecho, explica que «ahora mismo hay tres a la espera de poder ser expuestas».
Cuenta con una colección que supera las 5.000 piezas (tantas como habitantes tiene este municipio), entre las que se incluyen esculturas y pinturas de artistas gallegos, libros e incluso artículos de orfebrería (oficio de labrar objetos artísticos de oro, plata y otros metales preciosos). La sala de la exposición está presidida vidriera policromada en la que el artista José Espona retrató a un búho en el árbol del paraíso. El museo también cuenta con instalaciones interactivas para leer, tocar y escuchar todo lo relacionado con estos animales. Hay datos sobre los Búhos Reales, Mochuelos, Cárabos o Lechuzas Comunes, entre otros.
El proyecto empezó a gestarse a principios de la década de 1990 y su apertura se produjo en 1994. En la inauguración, el entonces primer edil de la Corporación local, Fernando Martínez, explicó que “estando en Milán fuimos a ver las instalaciones deportivas que tenían allí, y todas tenían un símbolo. Entonces les dije que nos pintaran uno en una camiseta y pintaron un búho", según recogían los periódicos tras la puesta en marcha de esta nueva instalación cercedense. La intención en aquel momento es que fuese el emblema del Circuito Gallego de Velocidad, un proyecto que se quedó en una idea y que nunca fructificó. En cambio, alrededor de esta ave se pretendía organizar una colección con cerca de mil figuras, que posteriormente se transformó en un museo.