Una de las celdas de la cárcel de Pamplona

Una celda de una cárcel

Sancionada una funcionaria de prisiones que mantenía relaciones con un interno en Orense

Un tribunal ratifica la suspensión de sus funciones durante tres meses

Una funcionaria de prisiones, trabajadora del centro penitenciario de Pereiro de Aguiar, en Orense, ha sido suspendida de empleo durante tres meses por abandonar su puesto de trabajo para mantener relaciones con un interno. Así lo ha decretado la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Galicia

La sentencia da la razón a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Interior, y da por buena la suspensión de sus funciones durante tres meses por considerar debidamente acreditados los hechos. La mujer había presentado, sin éxito, un recurso con el que solicitaba la anulación de la sanción disciplinaria, interpuesta en el verano del 2022.

Según recoge la sentencia, la noche del 7 de agosto de 2021, durante su jornada de trabajo en un módulo de la prisión de Pereiro de Aguiar, la inculpada «sin autorización del jefe de servicio, abrió y accedió sin causa justificada la celda de un interno, permaneciendo en ella durante treinta minutos», periodo tras el cual «salió descalza, con los zapatos en la mano y colocándose el uniforme».

Los hechos han quedado acreditados no solo porque en el procedimiento se empleó como prueba un vídeo en el que se ve lo descrito, sino porque tanto ella como el interno de la referida celda reconocieron los hechos durante el expediente administrativo.

Consta en la sentencia que el director del centro penitenciario elaboró un informe, dirigido a la Subdirección General de Análisis e Inspección Penitenciaria de la Secretaría General de IIPP, por supuesta relación íntima/sexual entre la recurrente y un interno del centro penitenciario.

En el párrafo de los antecedentes de dicho informe, el director hacía constar que la mujer se encontraba en la prisión de Pereiro de Aguiar en comisión de servicios, una comisión motivada por la condena por violencia de género de su expareja, al que había conocido cuando este estaba preso en el centro penitenciario de Lanzarote, donde ella era funcionaria.

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