Urbanismo
Un nuevo tramo de reforma de la avenida de Trassierra estará listo a finales de año
El Ayuntamiento confía en que las obras del Templo Romano comiencen en poco más de un mes
La reforma integral de la avenida de Trassierra, una vía fundamental para canalizar los tráficos de entrada a la ciudad desde la Ronda Oeste, sigue a buen ritmo y estará terminada prácticamente dentro de los plazos previstos inicialmente, según ha anunciado en la mañana de este martes el alcalde, José María Bellido.
Las obras que están ahora en marcha abarcan el segundo tramo de esta amplia y larga avenida de un kilómetro de largo que conecta la Glorieta Amadora con la Plaza de las Tres Culturas, al lado de la estación de Renfe. Son aproximadamente 300 metros de vía, desde el cruce de la calle Francisco de Toledo (donde se está construyendo una nueva rotonda) hasta la calle del Río Névalo.
La actuación, que lleva a cabo la Gerencia de Urbanismo y que está planificada en el PGOU desde hace décadas, tiene un presupuesto de 1,5 millones de euros y un plazo de ejecución de 10 meses, que está a punto de terminar. El alcalde ha asegurado que estará lista antes de que acabe el año.
Actualmente se están realizando los trabajos de reasfaltado en la zona central, que una vez terminada la obra contará con dos carriles por sentido, otros dos carriles auxiliares (uno a cada lado), amplias aceras, arbolado, nuevo alumbrado público, eliminación de barreras arquitectónicas y carril bici. En esta misma semana, tal como ha informado Bellido, se abrirá temporalmente un carril auxiliar para el tráfico que va en dirección a la estación de trenes; en sentido contrario, de momento, sólo pueden circular los taxis y autobuses.
Una tercera fase compleja
La finalización de la reforma de la avenida de Trassierra es un proceso más complicado. El último tramo, el que va desde la nueva rotonda hasta la calle Doña Berenguela para enlazar con la Plaza de las Tres Culturas, está afectado por una junta de compensación, una entidad privada que engloba a propietarios de terrenos afectados por una actuación urbanística. Caben dos opciones, según ha explicado Bellido: o bien los tenedores del suelo realizan por si solos la obra del último tramo, o bien el Ayuntamiento expropia la superficie necesaria para ejecutar con recursos propios esa intervención.
Ambas alternativas son lentas, por lo que la conexión definitiva con el viario de la ciudad aún tardará un tiempo. Bellido, sin embargo, se ha mostrado optimista al respecto, al asegurar que hay buena sintonía con los propietarios de los terrenos y confía en que este mismo mandato pueda estar liquidada una obra que se planificó en un PGOU que ya tiene más de 20 años.